Día 226 | Jeremías 35 – 37
La palabra de Jehová vino a Jeremías en tiempos de Joacim, hijo de Josías, cuyos 11 años de reinado fueron desastrosos y aunque tuvo la oportunidad de seguir el «ejemplo justo» de su padre; decidió hacer el mal. Joacim reinó antes de que Nabucodonosor nombrara a Sedequías rey de Judá. Así que, ahora estamos en un relato de acontecimientos pasados al momento que veíamos ayer.
Dios usa a un pueblo nómada, descendiente de Jonadab, para mostrar cómo los recabitas habían honrado a su padre, obedeciendo sus mandamientos; sin embargo, los judíos habían deshonrado a Dios desobedeciendo Su ley. Dios da a Jeremías la oportunidad de hacerle ver a los líderes de Judá cuan infieles habían sido. A los recabitas se les ordenó no beber vino y así lo hicieron; sin embargo, los judíos podían hacerlo pero sin embriagarse. El Señor no alaba la obediencia de ese pueblo, sino su fidelidad, …
La palabra de Jehová vino a Jeremías en tiempos de Joacim, hijo de Josías, cuyos 11 años de reinado fueron desastrosos y aunque tuvo la oportunidad de seguir el «ejemplo justo» de su padre; decidió hacer el mal. Joacim reinó antes de que Nabucodonosor nombrara a Sedequías rey de Judá. Así que, ahora estamos en un relato de acontecimientos pasados al momento que veíamos ayer.
Dios usa a un pueblo nómada, descendiente de Jonadab, para mostrar cómo los recabitas habían honrado a su padre, obedeciendo sus mandamientos; sin embargo, los judíos habían deshonrado a Dios desobedeciendo Su ley. Dios da a Jeremías la oportunidad de hacerle ver a los líderes de Judá cuan infieles habían sido. A los recabitas se les ordenó no beber vino y así lo hicieron; sin embargo, los judíos podían hacerlo pero sin embriagarse. El Señor no alaba la obediencia de ese pueblo, sino su fidelidad, que es lo que busca de su pueblo.
A pesar de la infidelidad del pueblo Dios permaneció fiel, Pablo en 2 Timoteo 2:13, nos recuerda que si somos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a Sí mismo.
Cuanta confianza y descanso debe darnos este atributo de Dios, Él a pesar de nosotros, permanece fiel, Él nunca dejará de serlo. Sabiendo esto, ¿no eres animada a descansar y confiar en que nada podrá cambiar el hecho de que Dios esté de tu lado? ¡Él será fiel a toda Su palabra, lo que ha prometido!
- Busca en Su palabra ese verso que hoy necesitas para saber que si Él lo dice, es verdad. A pesar de que tú y yo podamos fallar, Él será firme y constante en Su amor a nosotras, por amor a Su nombre.
Saber esto debería causar en nosotras el deseo de obedecer y ser fieles a Él; pero no podemos solas, debemos vivir bajo Su espíritu para de verdad vivir en correspondencia a Su inagotable misericordia. Dios demanda obediencia, pero a cambio, nos promete estar con nosotras, ¿no debería ese ser el mayor anhelo de nuestro corazón?
El Señor ha hecho desde siempre una constante invitación a volvernos a Sus caminos, a obedecer (35:15). Es solo por Su amor y misericordia que mandó a su pueblo profetas y siervos con palabras para arrepentimiento, pero ellos nunca temieron a Dios verdaderamente ni se arrepintieron, sino por el contrario, endurecieron su cerviz.
Como ordenó Jehová, Jeremías dictó a Baruc para que la palabra enviada contra Israel y Judá fueran escritas. Debía escribir todas las veces en que Dios había enviado palabra para que se arrepintiera cada uno de su mal camino. Jeremías al enviar a Baruc al templo para leer la palabra de Jehová, guarda la esperanza de que oraran y pidieran perdón a Jehová, pero no sucedió así.
Los príncipes escucharon el mensaje, se espantaron y aún temieron por Baruc y por Jeremías, sin embargo, no temieron a Jehová ni se arrepintieron. Su insensatez llevó al rey a no querer escuchar y quemar el rollo con la palabra de Jehová. El rey en su soberbia no veía que era esa la voluntad de Dios y que debía rendirse a Él y clamar por tanto, Dios añadió mal sobre Él.
¿Cuánta soberbia debe haber en nuestro corazón para que abiertamente rechacemos la palabra de Dios? Nosotros seguramente no hemos quemado un rollo con Su palabra, sin embargo, hemos ignorado Su voluntad como lo hizo Joacim y como lo hará más tarde Sedequías. Aun así, Dios sigue mostrando misericordia. El profeta sigue en ese lugar, llevando palabra de Jehová y Dios espera pacientemente que Su pueblo se arrepienta, quería que Sedequías se volviera a Él así como todo Su pueblo.
El Señor extendió misericordia, Jehová les advierte que su enemigo vendrá, pero no escuchan, aun así, Dios cuida de Jeremías aun poniéndolo en la cárcel y dejando que sea ahí maltratado, por misericordia para el pueblo de Judá. Pues a través del profeta enviaría palabra de arrepentimiento.
Pedro nos recuerda en 2 Pedro 3:9 que El Señor no retarda su promesa, Él es paciente para con nosotras, no queriendo que ninguna perezca, sino que todas procedan al arrepentimiento. Oremos que el Señor nos encuentre fieles, y siga extendiendo Su misericordia a aquellos que hoy se resisten a Su llamado.
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