Día 214 | Isaías 64 – 66
¡Hoy llegamos al fin del libro de Isaías! Y en esta ocasión quisiera mencionar cosas interesantes que aprendí:
- Isaías significa «Jehová Salva», uno de los temas más recurrentes en este libro es precisamente eso, que es Dios quien salva.
- Es un libro altamente histórico.
- Isaías es uno de los profetas mayores, y es el primero entre ellos.
- Algunos estudiosos lo llaman «una pequeña Biblia», por su división y temas que trata.
- Dios es soberano. Nadie está por encima de Dios, y tanto Asiria como Babilonia nos dan un ejemplo de ello.
- Dios es fiel. Su fidelidad es demostrada en todo el libro de Isaías.
- Nos habla del Mesías y lo que haría por nosotros.
- Teología principal: la Santidad de Dios.
Y sobre ese último punto quiero abundar, la Santidad de Dios, es esa que vemos desplegada en el capítulo 6. Lo que esta provocó en el profeta siempre me ha …
¡Hoy llegamos al fin del libro de Isaías! Y en esta ocasión quisiera mencionar cosas interesantes que aprendí:
- Isaías significa «Jehová Salva», uno de los temas más recurrentes en este libro es precisamente eso, que es Dios quien salva.
- Es un libro altamente histórico.
- Isaías es uno de los profetas mayores, y es el primero entre ellos.
- Algunos estudiosos lo llaman «una pequeña Biblia», por su división y temas que trata.
- Dios es soberano. Nadie está por encima de Dios, y tanto Asiria como Babilonia nos dan un ejemplo de ello.
- Dios es fiel. Su fidelidad es demostrada en todo el libro de Isaías.
- Nos habla del Mesías y lo que haría por nosotros.
- Teología principal: la Santidad de Dios.
Y sobre ese último punto quiero abundar, la Santidad de Dios, es esa que vemos desplegada en el capítulo 6. Lo que esta provocó en el profeta siempre me ha impactado y me lleva a pensar en que muchas veces no tenemos presente lo que es esa Santidad. Leer sobre esos serafines decir; «Santo, Santo, Santo» me da escalofríos, es un recordatorio que debemos hacernos todos los días: Dios es trascendente, Dios es diferente, es moralmente puro y separado de todo lo normal.
Recuerdo que una vez, el Pastor Miguel Núñez dijo; «no podemos mezclar lo ordinario del mundo con lo extraordinario de Dios»,y eso fue lo que hizo el pueblo de Judá. En este caso en particular, había olvidado lo extraordinario de Dios, se había vuelto a la pecaminosidad que contrastaba evidentemente con este Dios como lo vio Isaías. Pero lo más maravilloso es que ese Dios, el alto y sublime, que estaba rodeado de gloria, majestad y santidad, buscaba tener y mantener la relación con Su pueblo.
Ese mismo Dios busca mantener una relación contigo y conmigo sin que olvidemos que Dios le servimos. Esto demanda de nosotros una vida que no rebaje Su majestad y que tengamos siempre en mente que es un Dios tres veces santo. No podemos pretender vivir nuestra vida cristiana «como me parezca», ignorando esa Santidad que lo caracteriza.
Eso vemos en los últimos capítulos, un llamado a la separación, de justos e impíos, debe notarse, Dios exige santidad y obediencia de parte de Su pueblo. En el capítulo 64 hay un versículo que me encanta porque es un recordatorio a mi vida de mi verdadera condición y de que siempre debo poner mis ojos en el lugar correcto:
«Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas».
Trapos de inmundicia eso es lo que son mis mejores obras, nada de lo que yo haga va a sorprender a Dios. ¿Recuerdas el Dios del capítulo 6? ¿Crees en verdad que hay algo que sorprendería a ese Dios? Pudiera sonar como un chiste porque quizás dirás que jamás pensarías eso, pero cuando pensamos en la forma que vivimos, notaremos que hay momentos en los que creemos que nuestras obras tienen valor, recuerda que:
- Aún las obras en las que andamos las preparó de antemano el mismo Dios, así que, al fin de cuentas, todo proviene de Él.
- No hay nada en mí que sorprenda a Dios, somos barro y Él nuestro alfarero (v.8).
- Él es nuestro Padre (v.8).
¿Has contemplado la grandeza de nuestro Dios? No podemos hacer otra cosa que adorarlo al igual que Isaías cuando entendemos su majestad.
Capítulo 65
Dios no abandonará Su pacto guardando un remanente, y me encanta una imagen que es expresada aquí de lo que será el futuro, no de Israel sino del Pueblo de Dios después del día final. Hay una promesa en el versículo 17 que también la vemos en Apocalipsis:
- Nuevas Tierras.
- Nuevos Cielos.
- No se recordará lo pasado ni vendrá a la memoria.
Dios cumple sus promesas, me encanta la forma en que culmina este capítulo:
«“Y sucederá que antes que ellos clamen, Yo responderé; aún estarán hablando, y Yo habré oído. El lobo y el cordero pastarán juntos, y el león, como el buey, comerá paja, y para la serpiente el polvo será su alimento. No harán mal ni dañarán en todo Mi santo monte”, dice el Señor».
¡Hay esperanza para los que están en Cristo!
Capítulo 66
Llega el final del mensaje de admonición y consuelo por parte de Isaías. Muchos estudiosos piensan que en este capítulo hay mucha escatología, pero no vamos a entrar en ese tema. Pero si resaltar lo que mencionaba anteriormente, Dios es Dios y nada ni nadie puede sorprenderlo, Él es el dueño de todo, su trono es el cielo, y la tierra estrado de sus pies, no hay casa que pueda contenerlo y no hay lugar que puedan hacer, ya que Él es el Creador de todas las cosas.
Mis amadas, es mi oración que hayan podido ver la majestad de Su nombre, lo glorioso de Su poder y lo inmenso de Su amor y fidelidad.
Para mí ha sido maravilloso volver a leer a Isaías y ver todas estas cosas, emocionarme por Su fidelidad, dar gracias por el precioso evangelio, por ese Varón de dolores, ese Mesías que vino a morir por mí y que su Nombre es Cristo. Isaías nos apunta a la salvación, nos apunta al evangelio.
¡Oh que podamos atesorar estas verdades en nuestro corazón y que esperemos ansiosas por la venida de nuestro Salvador! Este es el Dios que adoramos, el Único poderoso, el Único Rey ante el que se doblará toda rodilla. Cerremos juntas en alabanza sobre este gran Dios que vimos en este hermoso libro de Isaías:
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