Día 210 | Isaías 50 – 52
¡Cuántas cosas hemos visto en estos capítulos! Para mí ha sido maravilloso poder ver cada día lo asombroso del carácter de Dios, lo maravilloso de Su nombre y lo escandaloso de Su gracia. Esa gracia viene dada por ese Siervo que se describe en estos capítulos.
Lo que hemos visto hasta ahora, entre muchas cosas sobre este Siervo:
- El alcance universal de la redención del Siervo del Señor.
- Su obediencia al Padre, al punto de sufrir la pasión por causa de los elegidos (50:5-6). Esto se cumplió literalmente en la pasión de Jesús (Mat. 26:67).
En este capítulo también vemos un llamado al pueblo, y lo que más se enfatiza aquí es la confianza en el Señor y en apoyarse en Su Dios. Es un recordatorio, de una y otra vez, poner nuestros ojos en Él. También es un llamado a que ahora que hemos visto Su fidelidad, permanezcamos fieles …
¡Cuántas cosas hemos visto en estos capítulos! Para mí ha sido maravilloso poder ver cada día lo asombroso del carácter de Dios, lo maravilloso de Su nombre y lo escandaloso de Su gracia. Esa gracia viene dada por ese Siervo que se describe en estos capítulos.
Lo que hemos visto hasta ahora, entre muchas cosas sobre este Siervo:
- El alcance universal de la redención del Siervo del Señor.
- Su obediencia al Padre, al punto de sufrir la pasión por causa de los elegidos (50:5-6). Esto se cumplió literalmente en la pasión de Jesús (Mat. 26:67).
En este capítulo también vemos un llamado al pueblo, y lo que más se enfatiza aquí es la confianza en el Señor y en apoyarse en Su Dios. Es un recordatorio, de una y otra vez, poner nuestros ojos en Él. También es un llamado a que ahora que hemos visto Su fidelidad, permanezcamos fieles a Él, porque Él ha sido fiel con nosotras, porque no nos ha dado carta de divorcio ni nos ha repudiado como si no fuéramos sus hijas (vv.1-2). Por eso, nos llama a ser fieles en el servicio a Él.
El capítulo 51 empieza de una manera singular, habla a aquellos que fueron tallados de una roca, de una cantera donde fueron extraídos y los conecta con Abraham y Sara, los exhorta a mirar a la roca, pues esos descendientes serán consolados, encontrarán gozo y alegría. Dios una vez más recuerda Sus promesas al pueblo para traer aliento y consolación, recordándoles las verdades y animando a mirar a esa simiente de la cual ellos salieron. Igual nosotros hoy, como creyentes, tenemos una Roca a la cual mirar, gracias a la obra de Cristo; tú y yo fuimos también injertados en esa simiente. Pablo nos lo dice en Gálatas 3:29:
«Y si ustedes son de Cristo, entonces son descendencia de Abraham, herederos según la promesa».
Dios es el único que puede volver una tierra desolada y estéril en un Edén (v. 3), Dios es quien cambia el lamento en gozo, la justicia de Dios es la única que prevalecerá (vv. 6, 8). Sea cual sea la situación que estás viviendo en el día de hoy esta es la verdad en la que debemos permanecer: Dios es fiel y Él es la Roca donde puedo estar firme en este caminar.
Llegando al capítulo 52 luego de Dios recordar todo lo malo que le aconteció al pueblo, Él vuelve a recordar lo mismo que vimos en el capítulo 51, un llamado a Su pueblo a que despertara y se volviera de sus pecados luego de haber recibido el justo castigo de Dios. En los versículos del 6 al 10 es el evangelio expresado en poesía, te invito a leerlo una vez más:
«Por tanto, Mi pueblo conocerá Mi nombre.
Así que en aquel día comprenderán que Yo soy el que dice: “Aquí estoy”».
¡Qué hermosos son sobre los montes
Los pies del que trae buenas nuevas,
Del que anuncia la paz,
Del que trae las buenas nuevas de gozo,
Del que anuncia la salvación,
Y dice a Sión: «Tu Dios reina»!
¡Una voz! Tus centinelas alzan la voz,
A una gritan de júbilo
Porque verán con sus propios ojos
Cuando el Señor restaure a Sión.
Prorrumpan a una en gritos de júbilo,
Lugares desolados de Jerusalén,
Porque el Señor ha consolado a Su pueblo,
Ha redimido a Jerusalén.
El Señor ha desnudado Su santo brazo
A la vista de todas las naciones,
Y todos los confines de la tierra verán
La salvación de nuestro Dios».
El pastor Sugel Michelén dice: «Esa es la buena noticia del evangelio: que somos librados de la ira de Dios que merecemos, porque Dios el Hijo recibió esa ira sobre Sí. Dios nos libra de la ira de Dios. ¡Impresionante!».
Dice un comentarista sobre esos versículos que es como si Dios quisiera darle seguridad a Su pueblo de la certeza de estas palabras declaradas por el profeta Isaías. Y así lo veo, es un hermoso recordatorio para nosotras de la belleza del evangelio. Es por eso que lo necesitamos todos los días en todas las áreas de nuestras vidas.
Sin embargo, si seguimos leyendo en los siguientes versículos, vemos que esa salvación viene acompañada de dos cosas: el sufrimiento y la gloria del Siervo de Dios. Si bien es cierto que ese Siervo, el Mesías, el que habría de venir e iba a sorprender a las naciones (v.15); iba también a sufrir, al punto de ser desfigurado (v. 14).
Cristo sufrió una muerte de cruz, la más horrenda que ha existido en la historia, por amor a ti y a mí, y le costó cada gota de sangre de sus venas.
Te invito a que hoy medites en la obra de Cristo y consideres a Aquel que sufrió por ti y por Quien tienes salvación. Pon tus ojos en Jesús.
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