Día 203 | Isaías 25 – 28
En los capítulos del 13 al 23, vimos a Dios interesado en el andar de algunas naciones en específico y cómo el juicio de estas era inminente. En cambio, del capítulo 24 al 27 vemos un Dios cuyo dominio y gloria va más allá y se extiende por toda la tierra. Estos capítulos exaltan hermosamente la soberanía de nuestro Dios.
Me encanta cómo en el día de hoy, por un momento tuve la impresión de estar leyendo en los Salmos, sin embargo, ya al final de la lectura, en el capítulo 28 vemos cómo Dios juzga a Israel, por su arrogancia y su desvío.
El capítulo 25 tiene un lenguaje muy apocalíptico, con razón algunos teólogos han llamado los capítulos del 24 al 27, el Apocalipsis de Isaías. A diferencia del capítulo anterior, el gozo de la nación no está basado en el vino, o en lo externo, sino que …
En los capítulos del 13 al 23, vimos a Dios interesado en el andar de algunas naciones en específico y cómo el juicio de estas era inminente. En cambio, del capítulo 24 al 27 vemos un Dios cuyo dominio y gloria va más allá y se extiende por toda la tierra. Estos capítulos exaltan hermosamente la soberanía de nuestro Dios.
Me encanta cómo en el día de hoy, por un momento tuve la impresión de estar leyendo en los Salmos, sin embargo, ya al final de la lectura, en el capítulo 28 vemos cómo Dios juzga a Israel, por su arrogancia y su desvío.
El capítulo 25 tiene un lenguaje muy apocalíptico, con razón algunos teólogos han llamado los capítulos del 24 al 27, el Apocalipsis de Isaías. A diferencia del capítulo anterior, el gozo de la nación no está basado en el vino, o en lo externo, sino que ellos se regocijan en la salvación del Señor. El Señor les ha librado de su enemigo y el capítulo 26 comienza con la expresión «en aquel día», es decir ese día de victoria se cantaría este cántico del capítulo 26.
Este capítulo 26, contiene uno de los versículos más citados de Isaías (v.3) y creo que de la Biblia completa:
«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado».
Este versículo al igual que el v. 4 nos hablan de confianza. Israel debía confiar en el Señor, su Roca eterna. En sus fuerzas, no podían luchar contra sus enemigos o contra su propia tendencia a pecar como tampoco lo podemos hacer nosotros. Podemos disfrutar de completa paz porque hemos sido justificados por la fe en Jesucristo.
Estábamos encinta, nos retorcimos de dolores y dimos a luz al parecer solo viento, no logramos la liberación. Su dolor extenuante fue en vano porque no confiaron en el Señor. ¿Estás viviendo en tus propias fuerzas y autosuficiencia o estás confiando en el poder y las promesas del Señor?
En el capítulo 27 volvemos a ver al Leviatán, que es una criatura marina inmensa que vimos en Job y en los Salmos. Esta criatura intimidante y fuerte no es nada para Dios. Una vez más el Señor nos reitera que no hay nada ni nadie más poderoso que Él.
Al final del capítulo, Dios promete que el juicio venidero no les destruiría por completo, sino que habrá un remanente que adorará al Señor en el monte Santo, en Jerusalén y como leímos en 24:23, el Señor es quien reinará.
Anhelo ese momento en que, como leímos en el capítulo 25:8
«Él destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra...».
En el capítulo 28 vemos otro de los Ayes de Isaías, esta vez contra Efraín. Efraín constituía el reino del norte, una nación apartada completamente de Dios, como leímos en Reyes y Crónicas. Ellos perderían su gloriosa hermosura y recibirían juicio.
Habla de que sus profetas y sacerdotes estaban ofuscados por el vino y desviaban al pueblo vacilando en sus visiones y titubeando al pronunciar juicio. Al considerar esta desagradable descripción sobre su inmundicia, vemos a Dios aún más glorioso y hermoso quien va a juzgar el pecado con destrucción, pero quien también da la esperanza de un remanente.
Al llegar al verso 16 vemos a Aquel, quien es el único capaz de rescatar a Su pueblo, el único fundamento, una piedra, una piedra probada, angular, preciosa, fundamental, bien colocada.
El que crea en ella no será perturbado.
En estos capítulos del día de hoy no puedo evitar sentirme parte de estas promesas. Cuando leímos sobre la piedra angular que es Jesucristo (28:16), también las referencias a «las naciones» (25:3, 7), también cuando habla sobre el reino de Dios sobre la tierra (25:23) y sobre la salvación (25:9, 26:1), pienso en cómo nosotras somos parte de Su plan perfecto de redención. Dale la gloria a Dios por su plan perfecto para Su pueblo y para tu vida.
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