Día 189 | Proverbios 22 – 24
Proverbios 22
En esta primera parte, desde los versículos 1 al 16, Salomón nos presenta consejos en refranes cortos, algunos de su propia autoría y otros recopilados de algunos sabios. Todos estos nos invitan a buscar la sabiduría; para diferentes aspectos de la vida y nuestra relación con otros (ricos y pobres, padres e hijos), nos deja ver la condición de nuestro corazón y cómo deberíamos responder ante temas como: la riqueza, la disciplina, la misericordia, la maldad y los problemas.
Leyendo estos consejos, debo recordar que acercarme a la palabra de Dios debe transformar mi vida, mi corazón, y mis relaciones. Cada palabra en este libro viene de Dios, para aconsejarme y ayudarme a reconocer la inclinación de mi corazón hacia el mal; por tanto, si acudo y me aferro a estos sabios consejos, podré ser cada día más como Cristo.
Proverbios 22 del 1 al 4, nos mencionan …
Proverbios 22
En esta primera parte, desde los versículos 1 al 16, Salomón nos presenta consejos en refranes cortos, algunos de su propia autoría y otros recopilados de algunos sabios. Todos estos nos invitan a buscar la sabiduría; para diferentes aspectos de la vida y nuestra relación con otros (ricos y pobres, padres e hijos), nos deja ver la condición de nuestro corazón y cómo deberíamos responder ante temas como: la riqueza, la disciplina, la misericordia, la maldad y los problemas.
Leyendo estos consejos, debo recordar que acercarme a la palabra de Dios debe transformar mi vida, mi corazón, y mis relaciones. Cada palabra en este libro viene de Dios, para aconsejarme y ayudarme a reconocer la inclinación de mi corazón hacia el mal; por tanto, si acudo y me aferro a estos sabios consejos, podré ser cada día más como Cristo.
Proverbios 22 del 1 al 4, nos mencionan que ser reconocido y respetado por nuestras virtudes, debería considerarse de mayor valor que poseer las riquezas terrenales. Una buena reputación es valiosa, pero recordemos que también puede convertirse en vanidad y una trampa para engrandecer al «yo».
El honor que debemos perseguir es el único que es seguro y es el que proviene de nuestro Dios, así que, podemos regocijarnos de nuestro buen nombre, si como dice Lucas 10:20, «está escrito en los cielos». La humildad y el temor a Jehová serán lo que me apunte a la mayor riqueza que es: la sabiduría.
Un buen recordatorio al leer este proverbio, es que, tanto ricos como pobres, hemos sido creados por un mismo Dios y ambos hechos a Su imagen y semejanza. Y más aún como hijos de Dios debemos saber que todos somos ya un solo cuerpo, juntos somos herederos y todos pertenecemos a Cristo (Gálatas 3:28-29).
Como hijos de Dios debemos cuidarnos de no portarnos como los malvados, justamente Proverbios 13:15 nos advierte que el camino de los malos es difícil y debemos alejarnos de él (tentaciones juveniles) si queremos guardar nuestra alma, debemos más bien amar la limpieza de corazón como nos lo menciona más adelante.
En cuanto a los niños, el salmista nos dice que ellos necesitan instrucción, es decir, tener reglas y enseñanzas que les conduzcan hacia una dirección, y que si bien las reciben a corta edad, las recordarán en su madurez.
Debemos recordar que todo el libro de Proverbios está lleno de consejos que nos apuntan a la sabiduría. Como ejemplo, recordemos la vida de Salomón, que mostró que este es un principio y no una promesa absoluta. Salomón mismo dejó de escuchar las instrucciones y se desvió del conocimiento (Proverbios 19:27).
Otros consejos en este capítulo, para recordar:
- Lo que tu siembres eso cosecharás; no esperes lo contrario.
- Mostrar misericordia a los necesitados, te guardará de la avaricia y el egoísmo, ser misericordioso y compasivo es ser más como Cristo, ¿aprovechas esas oportunidades que pone el Señor en tu vida para ser más como Él?
- No provoques pleitos y apártate de aquellos que los provocan. Sé hacedor de paz.
- ¿Son tus palabras dulces? Ellas son reflejo de tu corazón, y si son dulces, harán que tengas gracia con otros y tu amistad sea apreciada.
- ¿Quieres la protección de Dios? Actúa con sabiduría, no seas necio ni mentiroso, o serás avergonzado. Recuerda también que la disciplina es una muestra de amor.
- Agrada al Señor y no seas perezoso ni busques excusas para serlo. Spurgeon decía: «la pereza, es un gran fabricante de leones».
El versículo 14 merece especial atención de nosotras como mujeres, más hoy que el mundo pareciera llamarnos a ser seductoras (fotos, lenguaje, vestido). Por eso, escucha bien lo que Dios hace con una mujer así «Dios usará a una mujer seductora como castigo para aquel sobre el cual esté su ira». La conducta seductora de una mujer no es agradable al Señor, es algo que nos aleja de la pureza en la cual estamos llamadas a vivir, los sabios no caerán en seducción, sino los necios.
A partir del versículo 17, el sabio nos presenta ciertas normas, y las consecuencias que traería el no cumplirlas. Es una invitación a estar alerta a la sabiduría de Dios.
Salomón quiere hacer saber al lector, que esa sabiduría vino de Dios a él, y ahora el que escucha, debe enseñarla también. Estos siguientes versículos son para aquellos que han confiado en Jehová.
Tanto nuestra mente, como nuestro corazón, deben estar listos para recibir la sabiduría y aplicarla a nuestra vida; de nada me serviría conocer estos proverbios y no vivirlos, debemos ser hacedores y no solo oidores de la palabra (Santiago 1;22-27).
El observar estos consejos traerá deleite a mi vida, el camino no será tan difícil, aunque caminaremos contracultura. Y tampoco será fácil en este mundo, pero lo que sí sabemos es que al final de la historia, tendremos la mejor recompensa.
- ¿Está tu corazón listo para recibir estos consejos en amor y retenerlos en tu mente y en tu corazón?
Seguir estos consejos nos traerá mayor dependencia de Dios, dándonos mayor confianza en Él y podremos tener una visión más clara de quién es Él.
Salomón nos vuelve a hablar de los pobres y el trato que un sabio debe darles. Y de nuevo vemos que la sabiduría comienza con el temor a Jehová. Nos advierte también, que Jehová juzgará la causa de los pobres, que debemos escoger con cautela nuestras amistades; pues estas pueden influir en nuestro propio comportamiento y terminar siendo igualmente iracundos como ellos. Así también nos habla de lo sabio que es realizar el trabajo con excelencia, como para el Señor, y no solo para los hombres (Colosenses 3:23).
Todos estos consejos no son más que «sabiduría que debe aplicarse a mi vida» si quiero parecerme más a Cristo y agradar a Dios, y así poder ver Su fidelidad al confiar en Él y no en mi propio entendimiento.
Es de sabios aplicar el consejo, ¿y tú? ¿Qué sabio consejo entiendes debes tomar en cuenta en este día?
Proverbio 23
Al leer el primer proverbio del capítulo, lo primero que me viene a la mente es «cuántas veces debo apelar al dominio propio», sobre todo en el tema de la comida. El consejo aquí es que, no seas glotón cuando estés ante platillos suculentos o que no acostumbras, de manera más directa «no sea un glotón cuando es invitado a comer cosas que no acostumbra». Debemos aprender a disfrutar lo que está frente a nosotros, lo que nos ofrecen, pero tener cuidado, controlando y no dejando que nuestro apetito nos controle.
Lo que me llama la atención en este capítulo es que nos habla mucho de la codicia y las diferentes maneras en que podemos expresarla.
La codicia es desear algo que no tengo, y este deseo puede llevarme a anhelar algo de tal manera que se vuelve un ídolo en mi corazón. La idolatría es la tendencia de nuestro corazón a adorar y no adorar a quien realmente es el único merecedor de toda adoración, Cristo.
Cuando nos dejamos llevar por la codicia podemos caer en engaños, en envidiar el camino de los malos, y a ser como ellos, separándonos de los caminos en los que Dios nos instruye que caminemos para agradarle. Podemos caer en el robo, y hasta perder el temor a Jehová.
De aquí también la importancia de instruir al muchacho con la Palabra de Dios, para que en su corazón esté esa enseñanza y la aplique en su vida. El Señor considera tan importante esto, que nos lo dice de nuevo, «corrige al joven, librarás su alma del Seol, obtendrá entonces sabiduria, y asi agradará a Dios»
La sabiduría es esencial para los hijos de Dios, esta nos endereza el corazón, nos hace discernir qué relaciones son buenas o malas, nos llevan a honrar y alegrar a nuestros padres, a tener gozo.
Desde el v. 22 se advierte a los jóvenes, que escuchen a sus padres, ellos tienen más sentido común por su experiencia.
El Señor nos sigue apuntando a buscar la sabiduría, a no comprar la verdad, y esto me remite a Isaías 55;1, «Todos los sedientos, vengan a las aguas; Y los que no tengan dinero, vengan, compren y coman. Vengan, compren vino y leche Sin dinero y sin costo alguno». Hoy nosotros podemos venir a Cristo, que es sabiduría para nosotros.
El Señor llama a Sus hijos a entregarle nuestro corazón, a confiar y someternos a Su voluntad. «Si me amas cumple mis mandamientos y si me amas dame tu corazón» (Juan 14:15-31). A menudo someter nuestro corazón y nuestra vida a Dios parecerá una locura, implica ir contracultura y contra nuestro propio entendimiento, pero siempre estará la recompensa de saber que amamos a Dios, ¿y tú, le amas?
Nuevamente vemos la mención de la mujer extraña, una mujer inmoral, a veces mencionada como mujer ramera, y cuan peligrosa resulta una mujer así, que acecha a los prevaricadores; pero ¿quién es el prevaricador? Tenemos ejemplos en la palabra en algunos pasajes como en Génesis 38, que menciona que Judá fue a visitar a una ramera, o en Jueces 13 al 16, vemos a Sansón, quien tendría mucho que decir de la consecuencia de involucrarse con una mujer inmoral.
Una vez más encontramos una advertencia en cuanto al vino, y los «ayes» que esto puede traer a la vida del que se deja dominar por este. Los vicios nos dominan, comienzan suave y de pronto nos vemos destruidos y atados a ellos.
Proverbios 24
Recordemos que las repeticiones en la palabra de Dios son porque debemos darle importancia al tema, así que de nuevo se nos advierte de las compañías. Otros de los temas recurrentes en proverbios, son el uso de la lengua, del orgullo, la pereza, estos temas son enfatizados y traspuestos a nuestra propia vida, y los podemos también identificar con ciertas personas mencionadas en la biblia para meditar sobre ello.
El Salmo 73:3 escrito de Asaf, por ejemplo, nos dice cómo él tenía envidia de los arrogantes que prosperaron y no eran azotados, no tenían los mismos problemas que él, y blasfemaban contra Dios. Asaf se molestaba ¿te molestas de la misma manera al ver a otros prosperar frente a ti? Cuando algo así surja en tu corazón, recuerda, ellos tendrán su recompensa, pero tampoco te regocijes, pues Dios tratará con ellos y seguro que entonces no quisieras estar ahí.
Reconozcamos quién es Dios. Él nos ha colocado donde estamos y nos gozaremos de haber sido colocados aquí. Asaf le dijo a Dios «no lo comprendo, pero sé que tú eres bueno para conmigo». Recuerda también a Lot, que se juntó con los malos, se fue acostumbrando a vivir como impío y necio, ¿aún envidias sus caminos?
Necesitamos esta sabiduría para continuar agradando al Señor en todo, para edificar nuestra vida, nuestras mentes y corazones como moradas hermosas donde habite el Espíritu Santo.
La palabra de Dios es nuestra fuente de sabiduría. Corramos cada día a la fuente de nuestro consejo, y dejemos que nuestra alma sea alentada; para que podamos llevar la verdad en el momento que seamos llamadas a hacerlo, a quienes necesitan ser salvos.
El v. 16 menciona que el justo caerá y se levantará. ¡Qué hermosa confianza tenemos al ser llamadas justas por Cristo!, pues tenemos la certeza de que al caer, no permaneceremos ahí. Él nos levantará cada vez, como lo hizo con Pedro, quien cuando vio a Jesús, comenzó a caminar sobre las aguas, teniendo su mirada en Jesús; pero al voltear y ver la tempestad y las olas, desvió su mirada y comenzó a hundirse. Sin embargo, ahí estaba la mano del Señor para ayudarlo a levantarse (Mateo 14; 22-33) Él hará que nos levantemos de nuevo.
A partir de este punto se menciona que estos son los dichos de los sabios: no hacer distinción entre las personas, no ejecuten la venganza (Romanos 12) y de nuevo, no sean perezosos.
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