Día 188 | Proverbios 19 – 21
Proverbios 19
Proverbios 19:1, nos habla del valor de ser íntegro, es decir, de caminar en rectitud y ser intachable, tanto en nuestro actuar como con nuestras palabras. Ser íntegro es una virtud ante el Señor; por eso es más valioso ser íntegro, aunque pobre, a ser considerados necios y malos.
Y siguiendo con un contraste entre la riqueza y la pobreza (Prov 19:4), vemos que la riqueza puede ser un factor para atraer muchos amigos; aunque no sinceros, seguramente. Sin embargo, la pobreza puede alejar no solo a los amigos, sino aun a familiares, y aunque la persona pobre les busque, ellos no estarán más ahí. ¿Y tú,qué valoras más, las riquezas o una amistad sincera?
Hay algunos también, como lo menciona el versículo 6, que se acercan al generoso, o al que puede dar, solo por los beneficios que pueda obtener. ¿Que denotan estas actitudes de nuestro …
Proverbios 19
Proverbios 19:1, nos habla del valor de ser íntegro, es decir, de caminar en rectitud y ser intachable, tanto en nuestro actuar como con nuestras palabras. Ser íntegro es una virtud ante el Señor; por eso es más valioso ser íntegro, aunque pobre, a ser considerados necios y malos.
Y siguiendo con un contraste entre la riqueza y la pobreza (Prov 19:4), vemos que la riqueza puede ser un factor para atraer muchos amigos; aunque no sinceros, seguramente. Sin embargo, la pobreza puede alejar no solo a los amigos, sino aun a familiares, y aunque la persona pobre les busque, ellos no estarán más ahí. ¿Y tú,qué valoras más, las riquezas o una amistad sincera?
Hay algunos también, como lo menciona el versículo 6, que se acercan al generoso, o al que puede dar, solo por los beneficios que pueda obtener. ¿Que denotan estas actitudes de nuestro corazón?
La palabra nos advierte en varias ocasiones que nuestro corazón tiende a inclinarse a apreciar de manera desmedida las riquezas de este mundo, por ejemplo: 1 Timoteo 6:10 nos advierte que «el amor al dinero es la raíz de todos los males», y Santiago 2:2 nos previene de caer en tratar diferente a las personas, basándonos en los bienes que poseen.
En el versículo 3 nos lleva de nuevo a reconocer cuán necesaria es la sabiduría para andar en los caminos del Señor y cuidar nuestro corazón de caer en necedad.
Los versículos 5 y 9 nos repiten la misma idea, y se refiere a una advertencia recurrente en el libro de Proverbios que es «la mentira». Lo que ambos versículos refieren, es que el falso testigo no quedará impune, no va a escapar de la justicia, será descubierto, dará cuentas y perecerá. Ser falso testigo es mentir, participar en chismes y calumnias.
Recordemos lo que ocurrió con Acab en 1 Reyes 21 y 22, este rey armó una parodia con falsos testigos contra Nabor, y este fue apedreado. Elías le anunció que ahí mismo donde había corrido la sangre inocente, ahí correría su sangre, y así fue. Cuando salió Acab a la batalla con Josafat, fue herido y llevado a ese mismo lugar donde murió, y al lavar el carro, corrió su sangre y los perros la lamieron (1 Reyes 22:34, 38). La advertencia es que debemos, verdaderamente, ser íntegros yguardarnos de las mentiras, pues no nos escaparemos de sus consecuencias.
Cordura, prudencia, y discreción son otras cualidades a las que el autor de este proverbio nos invita a contemplar y desarrollar. Estas tres cualidades nos refieren a actuar con buen juicio, con cautela, moderación y sensatez; lo que nos llevará a guardar nuestra alma y hallar el bien, a no reaccionar airadamente con los demás y poder mostrar a Cristo en nuestras relaciones.
Como hijos, somos llamados a ser de bendición y no de ruina a nuestros padres, aceptando su disciplina como muestra de amor; y como padres a disciplinar del mismo modo a los hijos, con amor, buscando no solo la corrección de su conducta, sino el quebrantamiento de corazón ante el Señor. Y como esposas, nos llama a no ser contenciosas sino prudentes.
Como individuos, nos llama a guardar nuestra alma, guardando los caminos y mandamientos del Señor, a no dejarnos llevar por la ira, la pereza, a compadecernos del pobre, a ser bondadosos y temerosos de Dios, a escuchar consejo de otros; pero aún más, a estar atentos de guardar el consejo del Señor.
Todos los contrastes mostrados entre cualidades y defectos nos dejarían exhaustos si tratáramos por nuestras propias fuerzas de cumplirlos, así que de nuevo estamos aquí, afirmando nuestra necesidad y dependencia de Cristo.
«Oh Señor que cada día apreciemos nuestra alma y la llevemos a ti en dependencia y rendición para andar en tus caminos y poder reflejar las bondades de Cristo».
Dependamos cada dia de la Vid verdadera, para que nuestra vida lleve fruto, como lo dice Juan 15:5 «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer».
Proverbios 20
Nos muestra la sabiduría de Salomón, y aunque está dirigido al hombre jóven, esta sabiduría aplica a todo creyente. En este proverbio, es la primera vez que se nos advierte respecto al alcohol y los excesos de su consumo.
Aunque existen diferentes puntos de vista dentro del cuerpo de Cristo respecto al alcohol, el consejo que aquí prevalece es que no es de sabios tomar vino, como lo leemos en el Prov 31:4 donde se nos dice que no es de reyes ni para gobernantes beberlo, por lo que meditar en estos consejos podrá traer mayor convicción sobre el consejo que aquí se nos da al respecto.
En este versículo se nos refiere al vino como «alborotador y provocador». Bien sabemos que el consumo de alcohol ha causado daños a la sociedad por el impacto de su consumo, provocando alcoholismo, daños en la salud, en la familias y hasta ocasionado muertes. Así que no está de más animarte a profundizar y buscar la sabiduría de Dios en este tema.
Recordemos que somos llamados a ser luz en este mundo, ¿cómo lo seríamos si no actuamos diferentes al mundo? y es a esto que el versículo 3 nos invita a ser: distintos que los demás, a ser honorables, evitando entrar en discusiones, a no enredarnos en conflictos; sino que somos llamados a pagar el mal con bien, a dejar los conflictos en manos de nuestro Dios. No busquemos nuestra propia justicia, sino la del Señor.
Cuando nos encontremos en situaciones conflictivas, recordemos lo que nos dice Pablo en Filipenses 4:5 «Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca».
Así como en el capítulo anterior, en este proverbio se menciona la pereza. Vemos que el perezoso solo busca pretexto para no trabajar, y el salmista nos advierte que este no tendrá lo necesario cuando lo necesite. Y nos lo repite en el v.13 «no fomentes tu pereza o empobrecerás y no tendrás que comer».
Muchos hombres podrán proclamarse como buenos pero ¿quién lo será realmente? ¿Quién camina en integridad y puede jactarse de reconocer siempre lo que es malo y lo que es bueno, sin temor a equivocarse?, y aún más, ¿quién de nosotros podría limpiar por sí mismo su corazón del pecado para que su conducta sea recta? Nadie que yo conozca podría decirlo. Así que, si estás de acuerdo con ello, te has percatado de que no podrás seguir estos consejos sin reconocer que haces lo malo, que no eres tan bueno o tan justo, ni tan recto como lo has pensado.
Quizá hayas llegado a la conclusión de que formas parte de esos que en proverbios se llaman «hombres perversos», malos; y es que todos los somos, hasta que reconocemos que para dejar de serlo, debemos arrepentirnos y que necesitamos ser rescatados de nuestra vana manera de vivir, mediante la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1 Pedro 1:18-19).
Cuando aceptemos que es solo a través de Él que podremos ser transformados, entonces, y solo entonces, podremos experimentar una vida de bondad, integridad y limpieza de corazón.
Proverbios 21
Proverbios 21 es una gran verdad que deberíamos recordar siempre, el corazón del hombre está en las manos del Señor.Él conoce todo, tu corazón y el mío, y eso debería llevarnos a descansar en Su sabiduría, Su soberanía y Su gran poder. Si lo recordara siempre no tendría temor al hombre, crecería más bien, en mi temor a Jehová, pues Él ve más allá de nuestras acciones, Él conoce realmente nuestro corazón y sus intenciones. Él es quien juzga y examina nuestro corazón.
En el Libro de Jeremías 17:9, el profeta menciona como es nuestro corazón: «engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?». ¿Has pedido últimamente a Cristo que examine tu corazón? Él es el único que puede transformar un corazón engañoso y de piedra, a un corazón obediente y sensible a Su palabra.
Es interesante leer este capítulo a partir del versículo 4 quizá hasta el 8, y examinar si caemos en la categoría del impío, realizando preguntas como: «¿Son mis ojos altivos? ¿Práctico la arrogancia en mi corazón?» .
¿Honro a Dios con mis proyectos, poniéndolos en sus manos y manejando mis acciones en todo tiempo con verdad y justicia? ¿Es mi proceder recto en todo tiempo?
El versículo 9, como mujer, hizo que me detuviera. Muchas veces puedo a simple vista pensar que «no soy una mujer rencillosa», que se inclina a estar peleando, discutiendo, que provoca hostilidad. Puedo en un principio pensar que no lo soy, porque no voy por la calle discutiendo, levantando rencillas o peleas, ni tampoco voy levantando el teléfono para llamar y confrontar a las personas con las que no estoy de acuerdo.
Sin embargo, si examino bien mi corazón y mis pensamientos a la luz de la palabra, recordando Prov 27;15, «gotera continua en dia de lluvia y mujer rencillosa son semejantes», me pregunto si últimamente no ha habido ocasiones en que no pasé por alto alguna pequeña ofensa pasada, (no dejo de pensar en ello) y la traigo constantemente a mi pensamiento, la repito en mi mente o hasta opto por compartirla con alguna amiga.
En este mismo proverbio más adelante, Prov 21;19 se nos dice que «es mejor estar en tierra desierta que con una mujer rencillosa y molesta», que muestra su desacuerdo. La imagino agresiva, a la defensiva, que no se preocupa por hacer pasar un mal rato a su prójimo con sus miradas y sus comentarios pueden ser hasta sarcásticos.
Cuando me doy cuenta de hasta dónde puede llegar la definición de «rencilla», no me queda más que pedir perdón y sabiduría al Señor para que transforme mi corazón, y de nuevo me doy cuenta cuan necesario para mi alma es permanecer en una íntima comunión con el Señor para poder ser transformada, dar buen fruto y ser la mujer que Él quiere que sea para honra y gloria de Su nombre.
Padre necesitamos que tu Palabra habite en nosotras en abundancia (Colosenses 3:16).
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