Día 186 | Proverbios 12 – 15
Hoy continuamos con una larga lista de proverbios, pero quiero tomar dos de manera particular que se encuentran en el capítulo 14:
«El sabio teme y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y descuidado». –Proverbios 14:16
Actualmente vivimos en medio de una pandemia global (COVID-19) y hemos aprendido a comportarnos y tener ciertas normas básicas para evitar contagiarnos, por ejemplo sabemos que si salimos a la calle debemos usar un tapabocas, nos lavamos las manos constantemente, antes de ingresar a algún lugar nos toman la temperatura, y una cantidad de normas preventivas que se han instaurado en todo el mundo.
Pues ahora bien, pensemos en esto: el pecado es como el coronavirus, que nos infecta y puede matarnos, y en este verso en particular, la palabra nos dice que el sabio, teme y se aparta del mal, así que cuando tenemos de frente una tentación necesitamos saber, …
Hoy continuamos con una larga lista de proverbios, pero quiero tomar dos de manera particular que se encuentran en el capítulo 14:
«El sabio teme y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y descuidado». –Proverbios 14:16
Actualmente vivimos en medio de una pandemia global (COVID-19) y hemos aprendido a comportarnos y tener ciertas normas básicas para evitar contagiarnos, por ejemplo sabemos que si salimos a la calle debemos usar un tapabocas, nos lavamos las manos constantemente, antes de ingresar a algún lugar nos toman la temperatura, y una cantidad de normas preventivas que se han instaurado en todo el mundo.
Pues ahora bien, pensemos en esto: el pecado es como el coronavirus, que nos infecta y puede matarnos, y en este verso en particular, la palabra nos dice que el sabio, teme y se aparta del mal, así que cuando tenemos de frente una tentación necesitamos saber, que es prudente alejarse, pues si no tomamos las medidas básicas preventivas entonces nos vamos a contaminar por él.
Si verdaderamente amamos a Dios entonces nos apartaremos del mal, la Palabra nos ayuda a discernir cuando viene a nosotros la tentación y el Espíritu de Dios en nosotros nos ayuda a que podamos apartarnos antes de caer en ella y es por eso que cuando Jesús nos enseña a orar nos dice que debemos pedirle al Padre que nos deje caer en tentación y nos libre del mal.
El segundo versículo es:
«La mujer sabia edifica su casa, pero la necia la derriba con sus manos». –Proverbios 14:1
Hasta hoy hemos visto en el libro de Proverbios la necesidad de aprender a amar la sabiduría, de conocer la palabra, conocer a Dios, sus pensamientos, mandamientos, consejos, su amor, misericordia, paciencia, gracia, y todas las bondades que encontramos cuando la atesoramos en nuestro corazón; entender esto es fundamental cuando llegamos a este verso, porque como mujeres tenemos el deseo de ser mujeres sabias que sepan edificar su casa y la única manera de hacerlo es permaneciendo arraigadas en Dios, en Su Palabra.
Como mujeres, tenemos la necesidad de arraigar nuestras vidas en la palabra, y poco a poco el Señor irá formando nuestro carácter; una mujer sabia, tiene su confianza en Dios únicamente, una mujer sabia vive sabiendo que Dios la sostendrá en cualquiera que sea su circunstancia, el conocimiento de las escrituras fortalece su fe y le permite hablar con sabiduría, adiestra sus manos para hacer el bien.
El mundo desprecia la sabiduría y nos dice que nuestra libertad está en hacer nuestra propia voluntad, pero nada más lejos de la realidad, necesitamos retomar el rumbo que perdimos cuando creímos que podíamos vivir separadas de Dios, necesitamos volver a la Palabra, necesitamos deshacernos de las cadenas que por años han atado nuestra conciencia y necesitamos rendirnos delante de Dios, porque es delante del trono de su gracia dónde está nuestra verdadera fortaleza, necesitamos regresar a la fuente de la sabiduría, y para esto necesitamos ser valientes, regresar a la senda que perdimos, al camino del cual nos desviamos para recuperar nuestros hogares, nuestras familias, para dar refugio a nuestros hijos, para extender las manos a aquellos que necesitan nuestros brazos, necesitamos doblar nuestras rodillas para volver a ganar las pequeñas batallas de cada día, necesitamos ser mujeres sabias, que edifican su casa, necesitamos dejar de ser mujeres necias, que las derriban con sus manos.
Ora al padre y pídele que te de la sabiduría que necesitas para hoy, dobla tus rodillas, busca a Dios, luego levántate y ve a edificar tu casa.
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