Día 165 | Salmos 40 – 44
Si bien es cierto que en el salmo del día de ayer David cierra su clamor aparentemente sin esperanza, los salmos del día de hoy son sin duda alguna una oda a la fidelidad de Dios. No me darían las palabras para resumir toda la riqueza que encontramos en estos salmos. Pero entre las cosas que puedo decir que he aprendido de estos salmos son:
- Su oído siempre está atento a nuestras súplicas.
- Hay bendición cuando confiamos en Él.
- Dios es bueno para con nosotros.
- Hay deleite en hacer Su voluntad.
- Dios nos ofrece Su compasión, Su misericordia y Su fidelidad.
- El Señor nos toma en cuenta.
- Dios nos protege.
- Tiene piedad de nosotros y nos perdona.
- Nos libra de nuestros enemigos.
- Nos mantiene en integridad.
- Afirma Su presencia sobre nuestras vidas.
- Produce gozo en nuestras vidas.
- Él es nuestra salvación.
- Nos da la victoria.
- Es nuestro ayudador.
La lista puede seguir y seguir, ciertamente nuestro Dios es un Dios bueno y solo encontramos en Él bondad y amor para con Sus hijos. Que nuestro deseo y anhelo sea como el expresado en el Salmo 42 quien compara su experiencia y su anhelo de tener esa comunión con Dios con la sed de un ciervo (v.1) que busca un trago refrescante en la corriente del arroyo de montaña. Norman Snaith comenta: «El salmista está hablando de la ansiosa hambre de comunión con Dios del hombre que una vez conoció esa comunión. Aquí, este anhelo se asocia directamente con la adoración de Dios en su santuario». Su anhelo es por el Dios vivo (2.) ¿Es esa la forma en la que anhelas tener comunión con Dios? Que Dios nos ayude y que Él mismo aumente nuestra hambre y sed por Él mismo, por nuestro Dios vivo.
Cuéntanos qué has aprendido del carácter de Dios en estos salmos.
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