Día 164 | Salmos 35 – 39
Salmos 35
Hoy iniciamos con una serie de salmos imprecatorios principalmente (ver vv. 3–8, 25–26). Sin embargo, el foco de este salmo está en la lamentación que profiere el salmista, en un momento de peligro, y en su potente pedido de ayuda a Dios. Cuando conectamos lo que describe David aquí con otros libros que narran lo que sucedía, sabemos que David está huyendo y esperando que en cualquier momento le tiendan una emboscada. De ahí la solicitud de salvación y de que Dios destruya a sus enemigos. Por eso se le llama «imprecatorio».
Estamos llamadas a descansar en el Señor, a confiar en Su justicia y en que Él se encargará de los enemigos que nos rodean. No hay una negación del peligro, hay un lamento desesperado (v. 17) donde le pregunta a Dios «¿hasta cuando?»,David sabe donde llevar su causa por lo cual él sabe quien es el …
Salmos 35
Hoy iniciamos con una serie de salmos imprecatorios principalmente (ver vv. 3–8, 25–26). Sin embargo, el foco de este salmo está en la lamentación que profiere el salmista, en un momento de peligro, y en su potente pedido de ayuda a Dios. Cuando conectamos lo que describe David aquí con otros libros que narran lo que sucedía, sabemos que David está huyendo y esperando que en cualquier momento le tiendan una emboscada. De ahí la solicitud de salvación y de que Dios destruya a sus enemigos. Por eso se le llama «imprecatorio».
Estamos llamadas a descansar en el Señor, a confiar en Su justicia y en que Él se encargará de los enemigos que nos rodean. No hay una negación del peligro, hay un lamento desesperado (v. 17) donde le pregunta a Dios «¿hasta cuando?»,David sabe donde llevar su causa por lo cual él sabe quien es el único que le puede librar. Esta certidumbre es lo que lo lleva a cerrar esta plegaria animando a cantar con júbilo y alegría dando la gloria a Dios.
- ¿Estamos trayendo nuestras causas delante de Dios y descansado en Su justicia?
Salmos 36
Nuevamente nos encontramos con el salmista haciendo un contraste entre los dos estilos de vida, así como en el salmo 1, el de la maldad, por un lado, y el de la sabiduría por el otro. Vemos a David describiendo al hombre impío en los versículos 1 al 4, luego pasa a describir el carácter de Dios, en los versículos 5 al 9. Entiendo que hay dos cosas claras en los Salmos, la descripción de lo que son los impíos y su final, pero más que nada quien es Dios, que aprendamos a temer a Él y no al impío. Y este temor a Dios es un temor reverente, que nos llena de asombro por quien es Él, Su grandeza, Su majestad, Su poder, la magnitud de Su amor por nosotros que fue demostrada en la cruz del calvario:
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna». –Juan 3:16
Esa cruz es nuestro refugio, es el lugar donde corremos, es nuestra esperanza de restauración, de esa relación que quedó destruida a causa del pecado y que ahora tú y yo podemos disfrutar gracias a Cristo.
Salmos 37
Aquí viene otro de mis favoritos (sí, tengo muchos). Este salmo sigue la misma línea del anterior en cuanto a la sabiduría y una de sus enseñanzas principales es la paciencia. La frase «no te impacientes» es algo que vemos mucho aquí, y no solamente en que el «Señor nos conceda las peticiones de nuestro corazón»(una frase muy repetida y utilizada en las felicitaciones de cumpleaños), sino más bien a confiar en el Señor y en Su tiempo. Este es un concepto que nuestra generación no valora en lo absoluto, ya que lo queremos todo para ayer, ya mismo, ipso facto, pero eso lo único que trae como resultado es frustración, celos, preocupación, resentimiento, etc.
David habla a los justos y nos anima a poner nuestros ojos donde deben de estar: En Dios mismo, ya que cuando no lo hago puedo verme tentada a hacer las cosas alejada de las maneras de Dios, y me vería tentada a hacer lo malo (v. 8). Cuando desarrollamos la paciencia y esperamos en Su tiempo veremos un buen fruto porque cuando reconocemos que es Dios quien ordena nuestros caminos, que la ley de Jehová está en nuestros corazones, vemos que Él nos da las peticiones de nuestro corazón, porque ahora tenemos la perspectiva correcta. Esta es una invitación a vivir de una manera fiel. Nunca sabremos a ciencia cierta qué nos depara el futuro, pero mientras llegamos a eso, asegúrate de que tu corazón solo confía en Dios.
Salmos 38 y 39
Son salmos que parecieran estar en secuencia, y siguen abordando el tema del sufrimiento, el sentimiento de abandono de sus amigos, el dolor de su corazón y un pedido de salvación de parte de Dios. Vemos también una mezcla de confesión de pecado, de desesperación, donde reconoce su debilidad e incapacidad de hacer algo por sí mismo. Creo que hacia el final del Salmo 39 vemos a un hombre en una plena desesperación, donde prácticamente ya no puede más y le implora a su Dios que escuche su oración. Vemos sus lágrimas acompañadas de un clamor. El salmista no descarta que vamos a enfrentar sufrimiento, al contrario él mismo lo está viviendo. Es interesante que aquí no vemos al salmista terminando como en ocasiones anteriores con unas palabras de esperanza, eso nos habla de cuán profundo era su sufrimiento en ese momento.
¿Te sientes hoy sin esperanza? ¿Está tu alma tan angustiada que no puedes ver más allá de tu dolor? Clama a Él y Él te restaurará.
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