Día 155 | Job 25 – 30
Hoy iniciamos con una grandiosa declaración de parte de Bildad: El dominio le pertenece a Dios. Es como si él diera el punto final de todo el tema, nadie puede ser justo delante de Dios… quizás para ellos en ese momento tal declaración pudiera lucir sin esperanza, pero nosotros hoy si tenemos esperanza en Cristo.
Luego vemos a Job afirmando y complementando lo que acaba de decir su amigo afirmando la soberanía de Dios. Job hace un recuento de todo sobre lo que nuestro Dios tiene control, incluso el Seol y el Abadón no tienen poder alguno delante de Dios. A leer como nuestro Señor tiene control sobre todas las cosas, verlas descritas allí me hace sentir pequeña y me hace recordar una afirmación hecha por el mismo Job primeramente en el capítulo 7:17-18 y luego por el salmista en el salmo 8:3- 4
«¿Qué es el hombre para que …
Hoy iniciamos con una grandiosa declaración de parte de Bildad: El dominio le pertenece a Dios. Es como si él diera el punto final de todo el tema, nadie puede ser justo delante de Dios… quizás para ellos en ese momento tal declaración pudiera lucir sin esperanza, pero nosotros hoy si tenemos esperanza en Cristo.
Luego vemos a Job afirmando y complementando lo que acaba de decir su amigo afirmando la soberanía de Dios. Job hace un recuento de todo sobre lo que nuestro Dios tiene control, incluso el Seol y el Abadón no tienen poder alguno delante de Dios. A leer como nuestro Señor tiene control sobre todas las cosas, verlas descritas allí me hace sentir pequeña y me hace recordar una afirmación hecha por el mismo Job primeramente en el capítulo 7:17-18 y luego por el salmista en el salmo 8:3- 4
«¿Qué es el hombre para que lo engrandezcas,
Para que te preocupes por él,
Para que lo examines cada mañana,
Y a cada momento lo pongas a prueba?» –Job 7: 17-18
«Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos,
La luna y las estrellas que Tú has establecido,
Digo: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
Y el hijo del hombre para que lo cuides?» –Salmos 8: 3-4
Esas declaraciones deben traer paz a nuestros corazones en especial en los momentos en que estamos viviendo, siempre poniendo nuestros ojos en el Señor.
En el capítulo 27 vemos ahora a Job hablando sobre el impío, un tema que ya ha sido expuesto en detalles por sus amigos. De todo ello me llama la atención como Job, sin negar su situación y su dolor, una vez más afirma que mientras haya vida en él y que el aliento de Dios esté en sus narices, él no hablará injusticia ni pronunciará mentira… ¡WOW! (vv. 2-5) Esto es algo que me confronta y me hace reflexionar en que solamente cuando conocemos profundamente a Dios es que podemos llegar a vivir de esta forma. Digo «vivir» porque podemos decir muchas cosas, pero vivir de esta manera solo se logra cuando tenemos un genuino conocimiento del Dios santo y soberano.
El capítulo 28 es un importante recordatorio para nosotros de que nosotros los seres humanos no podremos nunca, jamás, conocer toda la sabiduría de Dios. Job hace una descripción de donde sale la plata en una mina, de donde proviene el alimento, y de cómo aunque el hombre trabaje la roca y encuentre yacimientos de piedras. El hombre puede encontrar muchas cosas que pudieran lucir ocultas, pero la sabiduría el hombre no conoce su valor ni donde se encuentra (vv. 12-13) y concluye apuntando al lugar donde puede ser hallada: «Y dijo al hombre: “El temor del Señor es sabiduría, y apartarse del mal, inteligencia”». –Job 28: 28
- ¿Quieres ser sabia? Teme a Jehová y apártate del mal. Búscale a Él día a día en Su Palabra para que puedas conocer la senda que Él de antemano preparó para ti.
En los próximos capítulos vemos a Job recordar aquellos días donde «todo estaba bien» y su deseo de volver a esos tiempos. Cuando estamos en medio de las pruebas tenemos la tendencia a recordar al igual que Job los momentos en que no estábamos sufriendo, y aunque no es malo recordar los momentos felices, no podemos acampar en esos pensamientos cuando estamos en medio de la prueba porque este pensamiento pudiera añadir amargura a nuestros corazones y hacernos perder de vista lo que Dios quiere que veamos en este momento de aflicción.
Y en un sentido esto es lo que vemos en el discurso de Job en el capítulo 29: el recuento de los días felices, cuando él era alguien respetado, admirado, que lo buscaban para aconsejar a los demás, cuando Dios velaba sobre él y cuando el Todopoderoso estaba aún con él (vv. 1-5). Al llegar al capítulo 30 cambia la tonalidad y volvemos al lamento, donde se enfoca en su aquí y en su ahora, sin ver que todo eso que él describe como miseria y humillación pudiera ser en alguna manera que ese Dios a quien él conocía es quien le persigue, más que esos amigos (vv. 19-21).
Job usa expresiones fuertes para expresar su dolor llegando a decir que Dios se ha vuelto cruel con él (v. 21); expone las veces que ha llorado, que ha suplicado, que su alma se ha angustiado, y a diferencia de otros momentos, no termina con palabras de aliento sino de que su futuro es negro. Lo arropa una nube de pesimismo y se siente sin esperanzas. Yo he pasado por momentos así, donde lo único que sale de mi boca es tristeza, amargura, desesperanza y pesimismo.
Es difícil navegar esas aguas cuando tus ojos llenos de lágrimas no ven más allá de tú aquí y tú ahora, cuando no puedes ver a Dios y ya no sabes como más es que vas a orar, como pedir que Dios te saque de la fosa de la desesperación.
Si te sientes así en este día, amada hermana, te animo a que levantes tus ojos y mires más allá de las circunstancias, más allá de los montes, que mires al Dios de tu Salvación y encuentres ayuda y socorro. Él es nuestro pronto auxilio. Él es tu fortaleza y aunque tus ojos no lo vean dile a tu alma y a tu corazón que no olvide que Él está ahí a tu lado y que Él siempre te tomará de la mano y no te dejará.
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