Día 150 | Job 5 – 8
El día de ayer dejamos a Elifaz hablando y hoy en el capítulo 5 todavía sigue con su monólogo, exponiendo razones a Job de lo que le acontece. Y las palabras que dan inicio a este capítulo son, a mi entender lapidarias, está prácticamente diciéndole que no tiene a dónde ir y que mucho menos tendrá quien le responda. En sus palabras no hay gracia, no hay amor, no hay aliento. Sin embargo encontramos atisbos de esperanza en los versículos subsiguientes donde apunta a Dios en medio de toda esta calamidad, vv. 8-27.
Una cosa que he aprendido y lo veo reforzado en este capítulo 5 y es pensar antes de hablar, debemos ser sabias, prudentes, no decir lo primero que nos llegue a la cabeza y sobretodo: no usarme como estándar moral para aconsejar al otro, Elifaz utilizó su experiencia, él reprochó, no aconsejó y se basaba en lo …
El día de ayer dejamos a Elifaz hablando y hoy en el capítulo 5 todavía sigue con su monólogo, exponiendo razones a Job de lo que le acontece. Y las palabras que dan inicio a este capítulo son, a mi entender lapidarias, está prácticamente diciéndole que no tiene a dónde ir y que mucho menos tendrá quien le responda. En sus palabras no hay gracia, no hay amor, no hay aliento. Sin embargo encontramos atisbos de esperanza en los versículos subsiguientes donde apunta a Dios en medio de toda esta calamidad, vv. 8-27.
Una cosa que he aprendido y lo veo reforzado en este capítulo 5 y es pensar antes de hablar, debemos ser sabias, prudentes, no decir lo primero que nos llegue a la cabeza y sobretodo: no usarme como estándar moral para aconsejar al otro, Elifaz utilizó su experiencia, él reprochó, no aconsejó y se basaba en lo que había visto, pero esto no necesariamente era lo que Dios estaba haciendo, recuerden que así como todos ellos, incluyendo a Job, no sabían lo que Dios había hablado ni dispuesto, así mismo nosotras no sabemos lo que Dios está haciendo en la vida de otra persona, que Dios nos guarde de creernos que tenemos todo el cuadro completo cuando alguien está sufriendo o en pruebas.
En los capítulos 6 al 7 vemos a Job responderle a Elifaz. Me impactan en sobremanera sus respuestas, y aunque no nos dice mucho tal vez del tono o su reacción, por sus palabras me habla de un hombre que mantiene la cordura en medio de todo. Job reconoce su situación, clama a su Dios, pero mantiene sus ojos donde deben de estar: en Dios, reconoce que solamente en Él puede encontrar descanso y que solo su Señor puede conceder que su petición sea concedida, pero a la vez reconoce que ha sido Dios quien consintió en aplastarlo, vv. 8-9.
En medio de su discurso me llamó la atención este versículo, el 14: «Para el abatido, debe haber compasión de parte de su amigo». Compasión, algo tan raro en estos días y es a lo que Job anima a sus amigos en ese momento. Job no está negando su dolor, su sufrimiento, no está buscando racionalizar o justificar, él lo que necesita en ese momento es: compasión, ánimo y apoyo. Eso es una de las cosas que hace el sufrimiento, nos cambia de perspectiva, nos ayuda a mirar por encima del sol.
- ¿Estás mostrando compasión a los demás o solamente estás mostrando la ley?
Capítulo 8
Vemos ahora a Bildad iniciar su monólogo, recordemos que ya han escuchado la conversación entre Elifaz y la respuesta de Job donde pide compasión y comprensión, pero Bildad inicia de una manera más fuerte que el anterior amigo, es como si las conversaciones fueran escalando de tono. Parece como si su amigo hubiera entendido de su respuesta anterior que él se presentaba como justo, y asegura que Dios no rechaza al íntegro, animando a que deje de ser impetuoso y que entienda que había pecado, sus hijos (v. 4) y el mismo que no busca a Dios (vv. 6-7), ciertamente no podemos negar que también aquí encontramos un enfoque que apunta a Dios, donde claramente vemos cosas de Su carácter:
- Dios no rechaza al íntegro (v. 20)
- Dios nos ofrece esperanza (v. 21)
- Dios es quien toma la venganza en sus manos (v. 22)
Que bueno es saber que en Cristo ya tenemos acceso libre al trono de la gracia, que bueno que en la obra de la Cruz hoy tú y yo tenemos perdón y de esa forma sabemos cuál es nuestro refugio en medio de las pruebas.
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