Día 146 | Ester 1 – 3
Siempre pensé que el libro de Ester se trataba de una jovencita valiente que llegó a ser reina para salvar a su pueblo. Veía a Ester como la heroína de la historia pero en realidad, estaba leyendo de forma incorrecta.
Dios es el protagonista de su historia
Mi enfoque era incorrecto porque este libro no trata primordialmente acerca una reina, el personaje principal es el Rey de reyes. Dios es el protagonista de esta historia y Ester es un instrumento en sus manos. Aunque no se menciona el nombre de Dios en todo el libro, podemos ver su mano soberana detrás de cada detalle en la vida de sus hijos y su providencia a favor de su pueblo.
Esta historia se desenvuelve en el mismo contexto de los libros de Esdras y Nehemías. Hadasa, una joven judía vivió en un tiempo de gran incertidumbre, cuando el pueblo de Dios fue …
Siempre pensé que el libro de Ester se trataba de una jovencita valiente que llegó a ser reina para salvar a su pueblo. Veía a Ester como la heroína de la historia pero en realidad, estaba leyendo de forma incorrecta.
Dios es el protagonista de su historia
Mi enfoque era incorrecto porque este libro no trata primordialmente acerca una reina, el personaje principal es el Rey de reyes. Dios es el protagonista de esta historia y Ester es un instrumento en sus manos. Aunque no se menciona el nombre de Dios en todo el libro, podemos ver su mano soberana detrás de cada detalle en la vida de sus hijos y su providencia a favor de su pueblo.
Esta historia se desenvuelve en el mismo contexto de los libros de Esdras y Nehemías. Hadasa, una joven judía vivió en un tiempo de gran incertidumbre, cuando el pueblo de Dios fue diseminado en provincias paganas y regresaban del exilio. Ella nació de una familia que decidió permanecer en la tierra del cautiverio y no regresar a Jerusalén. Quedó huérfana a una edad temprana y fue criada por su primo Mardoqueo (Ester 2:7), quien la amó como a su propia hija. ¿Notaste cómo Ester respondió en obediencia a Mardoqueo?
Dios está llevando a cabo su plan, aún en tiempos de gran oscuridad
El rey Asuero o Jerjes en su afán de conquistar Grecia para vengar los males que le ocasionaron a los persas y a su padre, celebró un festín de planificación de ataque con los príncipes y gobernantes de Persia y de Media, invitando a todo el pueblo de Susa, la ciudad real persa. Su deseo era mostrar las riquezas de la gloria de su reino y poder. Seis meses de fiesta, ¿te imaginas? Y al finalizar un banquete de siete días en el cual el alcohol abundaba.
Justo ahí vivía Ester, llegando a sus veinte años, observando un ambiente de tensión nacional. Los hombres de todas partes se sentían desafiados por la acción de la reina Vasti al no presentarse ante la corte del rey cuando fue llamada, en la culminación de la gran fiesta. La ira del rey se encendió contra ella y fue destituida. Con este acto los hombres en todo el reino fueron afirmados (Ester 1:10-22). ¡Qué situación tan compleja!
Dios es soberano aun en medio de situaciones difíciles
Después de unos años el rey se acordó de Vasti y los cortesanos lejos de aconsejar al rey de buscar esposas de las siete familias de los consejeros (como era la tradición), le propusieron la atrevida idea de escoger entre las más bellas vírgenes de todo el imperio, lo que representaba una tragedia para todas esas familias a las que les quitarían sus doncellas para recluirlas por toda una vida como concubinas del rey (Ester 2:1-4).
Y hasta este punto podemos pensar que la historia se convierte en un concurso de belleza sacado de un cuento de hadas, pero es todo lo contrario. Me horrorizó leer a un comentarista decir que el rey Asuero era un hombre sanguinario, cruel, lujurioso, arrogante y dado al vino, al punto de que al ser rechazado por la esposa de su hermano, por venganza cometió incesto con su hija y luego mandó a matar a toda su familia. En otra ocasión, un soldado solicitó ir a cuidar a su padre y él mandó a matar al soldado y se lo envió cortado en dos a casa de su padre, diciéndole “ahora puedes tenerlo” *. Este hombre no era el típico príncipe de las películas infantiles. ¡Qué horror!
La gracia de Dios es más hermosa que cualquier adorno
Como doncella, Ester fue entregada a la custodia de Hegai, el eunuco encargado de las mujeres, y allí dentro del palacio, con un sin fin de adornos, cosméticos y atuendos y lujos por escoger, Ester prefirió dejarse guiar por Hegai. La belleza de su carácter y apariencia física no necesitaron muchos adornos para deslumbrar al rey y hallar favor delante de todos (Ester 2:15).
Estando lejos de Mardoqueo le obedeció como cuando estaba bajo su tutela, al mantener privada su fe y su parentela por su seguridad, aunque eso no duró por mucho tiempo (Ester 2:10).
Nada escapa del absoluto control de Dios
¿Viste la mano de Dios en los más mínimos detalles en Ester 2:21-22? Me llamó la atención como de manera providencial, Mardoqueo descubrió un complot contra el rey, y al denunciarlo su buena obra quedó registrada en las crónicas reales, lo que más adelante le sirvió para ocupar un cargo de importancia. ¿Cómo te anima el saber que –en Cristo– Dios usa las cosas más sencillas para nuestro bien?
La lealtad de Mardoqueo a Dios me asombró. Él se negó a inclinarse ante Amán, el amalecita y enemigo del pueblo de Dios. ¿Te has preguntado por qué? Descúbrelo en Samuel 15:2-9. El furor de Amán se desencadenó sobre Mardoqueo –y su pueblo– al punto que, aprovechando la avaricia del rey, Amán ofreció una sustanciosa suma de dinero para destruir al esparcido pueblo judío. Echaron suertes, el rey accedió y gran calamidad y luto hubo entre los judíos (Ester 3). Amán pensaba que se iba a salir con la suya. Pero no fue así. ¡Qué alivio nos da el saber que este no es el último capítulo de este libro! Aún aquellas cosas que parecen ser destinadas por la «suerte son orquestadas por Dios».
Míralo en Proverbios 16:33:
«La suerte se echa en el regazo, pero del Señor viene toda decisión».
¡Ya quiero pasar al capítulo cuatro!
Este drama mueve nuestros corazones a maravillarse ante la soberanía y la providencia de Dios. Hoy podemos confortar nuestros corazones con la verdad de que Él no ha cambiado. Él mismo Dios que orquestó todos estos eventos para glorificarse, es el que gobierna sobre nuestras vida.
¿Estás poniendo tu mirada solo en las circunstancias difíciles o estás viendo la mano invisible de Dios orquestando su plan soberano? ¿Cómo has visto su providencia y su cuidado en medio de situaciones inciertas? ¿Confías por completo en el control absoluto de Dios en los detalles de tu vida? Declara con todo tu corazón «¡Señor, me rindo a tus planes para mi vida!».
*M. R. Vincent, Word studies in the New Testament (Vol. 1, p. 269). New York: Charles Scribner’s Sons. 1887.
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