Día 139 | Esdras 1 – 4
El libro de Esdras comienza exactamente igual como termina 2 Crónicas. Es como si nuestro Dios quisiera repetir y dejarnos muy claro que Él va a llevar a cabo Su obra y hará que toda Su Palabra se cumpla. «Para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías…»
La Palabra de Dios es eterna
«Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla». –Mateo 5:18
«Porque yo el Señor, hablaré, y toda palabra que diga se cumplirá». –Ezequiel 12:25
¡Cuánta paz y consuelo debe darnos que el cielo y la tierra pasarán pero Su Palabra no pasará! Debemos estar atentas a esa Palabra como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro. Aunque esta época es oscura y los días son difíciles e …
El libro de Esdras comienza exactamente igual como termina 2 Crónicas. Es como si nuestro Dios quisiera repetir y dejarnos muy claro que Él va a llevar a cabo Su obra y hará que toda Su Palabra se cumpla. «Para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías…»
La Palabra de Dios es eterna
«Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla». –Mateo 5:18
«Porque yo el Señor, hablaré, y toda palabra que diga se cumplirá». –Ezequiel 12:25
¡Cuánta paz y consuelo debe darnos que el cielo y la tierra pasarán pero Su Palabra no pasará! Debemos estar atentas a esa Palabra como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro. Aunque esta época es oscura y los días son difíciles e inciertos tenemos esa Palabra segura en la que podemos confiar porque todas las promesas del Señor se cumplirán. Por esa razón debemos leerla, meditarla, conocerla , para ser mujeres que adoramos y servimos al Dios de la Biblia.
Dios siempre está trabajando, llevando a cabo Su obra
Habían pasado los 70 años profetizados de exilio para el pueblo judío y ahora era el tiempo de regresar.
Años antes el Rey Salomón, hijo de David, recibió la orden de edificar casa al Señor en Jerusalén. Pero ahora, «despertó Jehová, el espíritu de Ciro, rey de Persia. El corazón del rey está en las manos del Señor, a donde quiere, lo inclina». Ahora un rey pagano iba a edificar casa a Jehová Dios de Israel.
El Señor también despertó el espíritu de todos aquellos que iban a subir a Jerusalén a edificar la casa de Jehová. No sólo el corazón del rey está en las manos del Señor, sino el mío, el tuyo y el de los miembros de nuestras familias.
Confiemos que Dios está llevando a cabo Su obra en cada uno y usa personas comunes y corrientes como nosotras. Como hizo el pueblo de Israel, así debemos trabajar y servir a Dios poniendo nuestros dones en operación y ofrendando voluntariamente para la obra de Dios según Él lo ponga en nuestros corazones.
Es un gran privilegio que el Señor nos use para llevar a cabo Sus propósitos y planes. El es quien pone el querer como el hacer por su buena voluntad y hace Su voluntad en el ejército del cielo y en los habitantes de la tierra y no hay quien le resista. Rindamos nuestras vidas a Su servicio y que Él haga con nosotras como disponga. Somos instrumentos en Sus manos.
Dios se deleita en la unidad de Su pueblo
Me llama la atención que en esta porción se repite en varias ocasiones que toda la congregación estaba unida como un solo hombre (2:64; 3:1). Esto implica tener un mismo propósito, una misma mente y un mismo corazón.
Satanás sabe que una casa dividida contra sí misma no prospera ni prevalece. La desunión es obra de él.
Debemos andar de una manera digna del evangelio y preservar la unidad como dice el apóstol Pablo:
«…si nos une el mismo Espíritu …llénenme de alegría teniendo el mismo pensar, alimentando el mismo amor, viviendo en armonía, compartiendo los mismos sentimientos.No hagan nada por egoísmo o vanagloria; al contrario, sean humildes y consideren que los demás son mejores que ustedes.Que cada uno busque no su propio provecho, sino el de los otros». –Filipenses 2:3-4
Siempre habrá oposición
Por último, no olvidemos que la obra de Dios y la unidad entre los creyentes no se llevan a cabo sin oposición. Necesitamos sabiduría y discernimiento para no dejarnos engañar o confundir por los mensajes y los mensajeros del enemigo de Dios y de nuestras almas.
Cuando los enemigos del pueblo vieron que venían a trabajar para reconstruir el templo les ofrecieron ayuda y parecía muy oportuna:
«… dijeron: Vamos a edificar con vosotros, porque, como vosotros, buscamos a vuestro Dios, y le hemos estado ofreciendo sacrificios desde los días de Esar-hadón, rey de Asiria, que nos trajo aquí». –v.2
La respuesta del pueblo evidenciaba sus convicciones. Claro que podían usar esa ayuda en el trabajo físico, pero ellos rehusaron porque estaban enfocados en agradar a Dios, obedeciendo y haciendo Su voluntad.
Les dijeron: «No tenéis nada en común con nosotros para que juntos edifiquemos una casa a nuestro Dios, sino que nosotros unidos la edificaremos al Señor, Dios de Israel, como nos ordenó el rey Ciro, rey de Persia». –v.3
La versión RV60 dice: «no nos conviene». Todo me es lícito, dice Pablo, pero no todo conviene. Dios nos dé discernimiento para probar los espíritus si son de Dios. Y no nos dejemos intimidar ante amenazas o estrategias humanas, si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Es necesario agradar a Dios antes que a los hombres. No seamos pragmáticas, tomando decisiones por los resultados visibles. Sabemos que nuestro Dios es poderoso y soberano. Él es quien nos dice que no temamos, Él está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Aunque a veces parece que el mal triunfa y que la obra de Dios no avanza, recuerda que hay un tiempo determinado para todo, no nos demos por vencidas, sigamos al Señor con fidelidad, porque Su Palabra y Su voluntad se cumplirán.
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