Día 137 | 2 Crónicas 32 – 33
Al reflexionar sobre el ataque de Senaquerib me recuerda que el objetivo del enemigo de nuestras almas es conquistar nuestra mente y corazón, atacando nuestra fidelidad a Dios y a sus obras para neutralizarnos, por tanto debemos ser sobrios y velad, siendo diligentes, identificando y fortaleciendo nuestras debilidades como Ezequías.
- Debemos eliminar aquellas cosas (relaciones, entretenimientos, etc) de nuestras vidas que pueden servir de aliado al enemigo y por la que podemos ser atraídos a pecar.
- Decidió con sus oficiales y guerreros cortar el agua de las fuentes que estaban fuera de la ciudad.
- ¿Por qué han de venir los reyes de Asiria y hallar tanta agua?
- Recordemos lo que dice Proverbios 25:28 «Como ciudad invadida y sin murallas es el hombre que no domina su espíritu». Fortalezcamonos en el poder de la Palabra de Dios y ejercitemos nuestro dominio propio.
- Y Ezequías cobró ánimo y reedificó toda la muralla …
Al reflexionar sobre el ataque de Senaquerib me recuerda que el objetivo del enemigo de nuestras almas es conquistar nuestra mente y corazón, atacando nuestra fidelidad a Dios y a sus obras para neutralizarnos, por tanto debemos ser sobrios y velad, siendo diligentes, identificando y fortaleciendo nuestras debilidades como Ezequías.
- Debemos eliminar aquellas cosas (relaciones, entretenimientos, etc) de nuestras vidas que pueden servir de aliado al enemigo y por la que podemos ser atraídos a pecar.
- Decidió con sus oficiales y guerreros cortar el agua de las fuentes que estaban fuera de la ciudad.
- ¿Por qué han de venir los reyes de Asiria y hallar tanta agua?
- Recordemos lo que dice Proverbios 25:28 «Como ciudad invadida y sin murallas es el hombre que no domina su espíritu». Fortalezcamonos en el poder de la Palabra de Dios y ejercitemos nuestro dominio propio.
- Y Ezequías cobró ánimo y reedificó toda la muralla que había sido derribada y levantó torres en ella.
- Formemos grupo de hermanas donde nos confortemos, animemos y oremos las unas por las otras, recordando que todo el poder le pertenece a nuestro Dios
- «Puso también oficiales militares sobre el pueblo, los reunió a su lado en la plaza a la puerta de la ciudad y les habló dándoles ánimo». –2 Crónicas 32:6
- Nuestro enemigo siempre va a cuestionar la palabra de Dios y nuestra confianza en ella por lo que debemos estar alertas para usar el escudo de la fe y apagar esos dardos.
- «¿En qué están ustedes confiando para que permanezcan bajo sitio en Jerusalén?» –2 Crónicas 32:10
- «¿No saben lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de estas tierras? ¿Pudieron los dioses de las naciones de las tierras librar su tierra de mi mano?» –2 Crónicas 32:13
- Clamemos a Dios con toda nuestra fuerza, mente y corazón, y mantengámonos firmes en su Palabra, recordando que nuestro enemigo fue totalmente derrotado y conquistado en la cruz por nuestro Señor Jesucristo.
- «Pero el rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amoz, oraron sobre esto, y clamaron al cielo». –2 Crónicas 32:20
- Sobre todas las cosas guardemos nuestro corazón recordando que nosotros solo somos pámpanos y que todo, absolutamente todo lo que tenemos viene de las manos de nuestro buen, buen Padre.
- «Pero Ezequías no correspondió al bien que había recibido, porque su corazón era orgulloso; por tanto, la ira vino sobre él, sobre Judá y sobre Jerusalén». –2 Crónicas 32:25
- «Él edificó ciudades y adquirió rebaños y ganados en abundancia, porque Dios le había dado muchísimas riquezas». –2 Crónicas 32:29
- Dios nos pone pruebas, pero no para saber lo que hay es nuestros corazones porque Él lo sabe todo sino para que nosotras conozcamos y nos volvamos a Él, en arrepentimiento, rendición y dependencia.
- «Aun en el asunto de los enviados por los gobernantes de Babilonia, que los mandaron a él para investigar la maravilla que había acontecido en el país, Dios lo dejó solo para probarlo, a fin de saber todo lo que había en su corazón». –2 Crónicas 32:31
- Al reflexionar sobre el reinado de Manasés, me recuerda que aunque las madres o los padres parten a la presencia de Dios, realmente no tienen por qué preocuparse ya que las vidas de sus hijos seguirán en las manos de Dios como siempre han estado, por lo que Él mismo les seguirá cuidando y guiando, ya que Dios es el Dueño y Salvador de las almas de nuestros hijos.
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