Día 126 | 1 Crónicas 26 – 27

Al reflexionar sobre 1o Crónicas 26 y 27 puedo ver que David anhelaba honrar a Dios con cada detalle de su vida, deseaba servirle con excelencia y deseaba que otros también lo hicieran. Él quería amar a Dios con todo su corazón, alma y mente y esto se reflejaba en toda su vida, en todas las decisiones que tomaba y en la forma en que administraba lo que Dios le había entregado.

Desde el principio, Dios nos encomendó cuidar y administrar su creación con el propósito de que fuera un reflejo de Él, de su orden, de su cuidado en los detalles, etc.

En ese sentido, vemos en estos capítulos a un hombre de Dios, el rey de Israel, que refleja a su Señor en los siguientes detalles: 

Dividiendo el trabajo por áreas de responsabilidad:

• Porteros
• Encargados de los tesoros
• Comandantes del ejército
• Supervisión de almacenes

Delegando la autoridad sobre estas áreas a personas o familias específicas:

• Para las clases de porteros asignaron a los coreítas, Meselemías, hijo de Coré, de los hijos de Asaf.
• Los levitas estaban a cargo de los tesoros de la casa de Dios y de los tesoros de los presentes consagrados.
• En cuanto a los izharitas, Quenanías y sus hijos fueron asignados para los negocios exteriores de Israel como oficiales y jueces.
• Los hijos de Israel, los jefes de casas paternas, los comandantes de miles y de cientos, y sus oficiales, servían al rey en todos los asuntos de las divisiones.
• A cargo de los almacenes del rey estaba Azmavet, hijo de Adiel. Y a cargo de los almacenes en el campo, en las ciudades, en las aldeas y en las torres estaba Jonatán, hijo de Uzías.

 Información de sus deberes o lo que sería hoy en día como una descripción de puesto:

• A los porteros y a los hombres principales se les dieron deberes, al igual que a sus parientes, para servir en la casa del Señor.

¿Cómo estás administrando los diferentes recursos, talentos y responsabilidades que Dios te ha entregado? ¿Cómo está tu administración reflejando tu amor por el Señor y su pueblo?

«Porque el reino de los cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encomendó sus bienes». –Mateo 25:14

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