Día 105 | 1 Reyes 16 – 18
Acompáñame, mientras profundizamos en algunos aspectos importantes del primer libro de Reyes 16-18:
- Aunque no ocupamos el cargo de rey como Baasa, sí hemos sido puestas por Dios en posiciones de influencia como madres, esposas y mujeres que enseñan a otras mujeres con el propósito de servir, discipular, bendecir y no ser instrumento de tropiezo. Cuidemos nuestras palabras y acciones ante todos los que están en nuestra área de influencia.
- Al reflexionar sobre la manera en que actuaron los reyes del reino del sur y del norte, notamos que ambos reinos se inclinaron a la práctica de la idolatría y el sacrificio a los ídolos. Esto me hace pensar en que hoy en día también es fácil caer en el pecado de la idolatría, rindiéndonos a lo que el mundo define como «aceptable o normal». No nos dejemos engañar por el relativismo del mundo. Nuestro estándar, nuestra referencia de lo …
Acompáñame, mientras profundizamos en algunos aspectos importantes del primer libro de Reyes 16-18:
- Aunque no ocupamos el cargo de rey como Baasa, sí hemos sido puestas por Dios en posiciones de influencia como madres, esposas y mujeres que enseñan a otras mujeres con el propósito de servir, discipular, bendecir y no ser instrumento de tropiezo. Cuidemos nuestras palabras y acciones ante todos los que están en nuestra área de influencia.
- Al reflexionar sobre la manera en que actuaron los reyes del reino del sur y del norte, notamos que ambos reinos se inclinaron a la práctica de la idolatría y el sacrificio a los ídolos. Esto me hace pensar en que hoy en día también es fácil caer en el pecado de la idolatría, rindiéndonos a lo que el mundo define como «aceptable o normal». No nos dejemos engañar por el relativismo del mundo. Nuestro estándar, nuestra referencia de lo bueno y lo malo siempre debe ser tomada de la Palabra de Dios. Si nuestra confianza no está puesta en Dios, estará puesta en los ídolos de este mundo.
- En el capítulo 16 leemos que cuando el rey Zimri vio que estaba acorralado se quitó la vida prendiendo fuego al palacio con él adentro. Cuando nos sintamos acorraladas o sitiadas por el enemigo, por fuertes pruebas o por nuestros propios pecados, corramos a Dios. Él es nuestra torre fuerte y nuestro refugio. Él nos sustentará, nos protegerá, nos fortalecerá, nos perdonará y nos limpiará. Él ha prometido que ninguna prueba que Él nos dé será mayor de lo que podamos soportar, y Él siempre nos provee la salida (1 Co. 10:13). Incluso, querida hermana, Dios nos llama a atravesar las pruebas con sumo gozo, pues estas fortalecen y perfeccionan nuestro carácter (St. 1:2-4)
- Cuando veo que Hiel de Betel reedificó a Jericó a precio de la vida de su primogénito, recuerdo que nosotras mismas podemos cometer el mismo pecado al querer desarrollar nuestros ministerios de iglesia o nuestras profesiones a costa de arriesgar el tiempo y dedicación que necesitan nuestros hijos. Debemos tener sumo cuidado de no intercambiar el orden de prioridades que Dios nos ha dado.
- Los pensamientos y caminos de Dios son mucho más altos que los nuestros, así como Él envió cuervos para alimentar a Elías, de la misma forma puede proveer sobrenaturalmente a cada una de nuestras necesidades. Dios es el creador y dueño absoluto de todas las cosas, nada puede limitar su obrar, ¡nada! Ni las leyes físicas, pues Él las creó. Tan solo cree, no dudes.
- Al meditar sobre la actitud de Elías y la viuda de Sarepta, aprendemos que ambos escucharon las instrucciones de Dios, pero no solo escucharon, sino que actuaron en fe a esa palabra dada; por eso, vieron el obrar poderoso y sobrenatural de Dios. Que Él nos ayude a no solo leer o escuchar su Palabra, sino a actuar en fe.
- Me impacta la valentía que tiene Elías al presentarse ante el rey Acab a pesar de que éste procura su muerte. Su actitud me recuerda la porción de la Palabra que dice «pero el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará». Elías conocía a su Dios, el único y verdadero, el único que tiene el poder sobre la vida y la muerte. Hermanas, no temamos a nada ni nadie, esforcémonos y actuemos, pues nuestras vidas están en las manos del único y sabio Dios.
- Estamos en esta tierra para ser sal y luz. Somos portadoras de la verdad y Dios mismo nos pondrá en situaciones donde tengamos que confrontar a todo aquel que practica el mal y que adora a falsos dioses. Avancemos confiadamente levantando el estandarte de la verdad y Él dará vista a los ciegos y audición a los sordos. ¡Él mismo honrará su Nombre y su Palabra!
Dios es fiel y cumple sus promesas, no desmayemos, esperemos en su Palabra como dice en Habacuc 2:3: «Aunque tarde, espérala; porque ciertamente vendrá, no tardará». Andemos por fe, no por vista.
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