El periodo histórico del pueblo de Israel que empezamos se caracteriza por un ciclo constante de declive espiritual y avivamiento. Este período está marcado por la alternancia entre la infidelidad del pueblo hacia Dios y Su restauración, que viene dada por líderes designados por la mano de Dios como jueces y profetas. La transición hacia la monarquía, narrada en 1 Samuel, simboliza un cambio significativo en el gobierno de Israel, con Samuel emergiendo como líder ungido por Dios. Aunque el deseo de tener un rey humano como otras naciones resulta en la elección de Saúl, la monarquía enfrenta desafíos y conflictos que marcan el inicio de una nueva era para Israel. En medio de estos cambios, la fidelidad continua de Dios hacia su pueblo sirve como un ancla en la historia de Israel.
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