Día 99 | 1 Samuel 4 - 8
Israel tiene como juez a Samuel, un hombre piadoso, pero la nación se había apartado de Dios y de Sus caminos. Tal y como hemos venido leyendo, no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que bien le parecía. Israel había pecado y estaba viviendo en pecado, desde el sacerdote y los líderes religiosos hasta los hombres comunes, todos eran impíos.
Ellos estaban recibiendo las consecuencias de su estilo de vida, eran vencidos por sus enemigos y se hacen una pregunta sabia: ¿Por qué nos ha derrotado hoy el Señor delante de los filisteos? Cuando percibimos que Dios se opone a nosotras es recomendable que, como el salmista, pidamos a Dios:
«Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis inquietudes, y ve si hay en mí camino malo,
y guíame en el camino eterno». -Salmos 139:23-24
Para ellos el arca simbolizaba la presencia de Dios, …
Israel tiene como juez a Samuel, un hombre piadoso, pero la nación se había apartado de Dios y de Sus caminos. Tal y como hemos venido leyendo, no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que bien le parecía. Israel había pecado y estaba viviendo en pecado, desde el sacerdote y los líderes religiosos hasta los hombres comunes, todos eran impíos.
Ellos estaban recibiendo las consecuencias de su estilo de vida, eran vencidos por sus enemigos y se hacen una pregunta sabia: ¿Por qué nos ha derrotado hoy el Señor delante de los filisteos? Cuando percibimos que Dios se opone a nosotras es recomendable que, como el salmista, pidamos a Dios:
«Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis inquietudes, y ve si hay en mí camino malo,
y guíame en el camino eterno». -Salmos 139:23-24
Para ellos el arca simbolizaba la presencia de Dios, y ellos pretendían seguir viviendo en su pecado y, aun así, tener los beneficios de Su presencia. Llegaron a ver el arca como «su amuleto de la suerte». Olvidaron, tal y como lo resalta el versículo 4:4, que «el Señor de los Ejércitos está entre los querubines»; los cielos de los cielos no lo pueden contener.
Es interesante notar que al recibir la noticia de la muerte de sus hijos, como sacerdote, Elí se preocupa por la gloria de Dios más que por cualquier otra cosa. La gloria de Dios se había apartado de Israel, mientras el arca cae en manos de los filisteos. Pero Dios, en Su gran misericordia y fidelidad obra soberanamente en los corazones de los filisteos para devolverla.
Los juicios de Dios llegan a este pueblo pagano y aún ellos saben que tienen que aplacar la ira de Dios por el pecado y ofrecer a Dios sacrificio para recibir de Él misericordia. Hicieron ofrendas por la culpa, por cada ciudad y por cada príncipe.
La superstición entre los filisteos es evidente: se llevan el arca, la mandan a otra ciudad, consultan con adivinos, usan vacas y sus crías como señales, todo para confirmar si esto era juicio divino. El pueblo de Dios había adoptado esas mismas formas supersticiosas (lee Jueces 6:36-40 y compara).
Hoy nosotras, si no estamos arraigadas en Cristo y Su Palabra, podemos también caer en la superstición, dudando si Dios está realmente detrás de lo que nos sucede. Debemos clamar a Dios, pero hoy tenemos:
- la Palabra profética más segura
- la providencia
- el consejo de personas maduras para discernir la voluntad de Dios
Hoy leemos sobre el ministerio de Samuel, quien sirviera como juez fiel de Israel. Samuel era un hombre conforme al corazón de Dios y, como Moisés, en su momento intercede ante Dios confesando el pecado del pueblo. El pueblo se arrepiente de andar en pos de otros dioses, Dios escucha la oración de Samuel y somete a los filisteos. De nuevo vemos un evento que apunta al perfecto Cordero que quita el pecado del mundo, en el holocausto que hace Samuel.
Me sorprendo al ver que aun habiendo confesado su pecado y conociendo cómo Su Dios los rescataba una y otra vez, el pueblo temió cuando vieron a los filisteos avanzar contra ellos. ¡Cuán misericordioso es el Señor que tiene compasión de nosotras y sabe que somos polvo!
Samuel era un hombre conforme al corazón de Dios y aparentemente un padre piadoso. Sin embargo, sus hijos «no anduvieron en los caminos de su padre, sino que se desviaron tras ganancias deshonestas, aceptaron sobornos y pervirtieron el derecho» (8:3).No sabemos si Samuel fue como Elí, que no supo corregir a sus hijos, o si fue un buen padre. Obviamente no estaba muy presente porque viajaba de un sitio a otro. Pero este ejemplo nos recuerda que la fe no se hereda. Cada cual dará cuenta a Dios por sus actos.
Finalmente, Israel demanda un rey. Dios mismo los había defendido de los filisteos y, aun así, ya no quieren más un gobierno teocrático (encabezado por Dios), sino que quieren un gobierno terrenal. Querían conformarse al mundo. Los hijos de Samuel andaban por mal camino y los hijos de Israel aprovechan esto para pedir un rey que los gobierne, como lo tenían todas las naciones. A pesar de todas las advertencias y la servidumbre que le sobrevendría al pueblo ellos se empeñan en tener un rey. Dios determina que Su pueblo lo ha desechado y permite que tomen ese camino.
Para meditar:
- Lee Hebreos 12:5-8. ¿Qué dicen esos versículos acerca del trato de Dios con sus hijos?
- Cuando enfrentas situaciones difíciles, quizás comprometedoras para ti o para los tuyos, ¿te preocupas más por cómo te perciben los demás, o buscas la gloria de Dios y la fama de Su Nombre y Su reino por encima de todas las cosas?
- Samuel reunió al pueblo y ellos confesaron su pecado de manera colectiva. ¿Qué crees que ocurriría en tu iglesia si los líderes y los miembros vinieran arrepentidos y confesaran su pecado de manera colectiva?
- ¿Te ha pasado alguna vez que te empecinas en lograr o hacer algo a pesar de todas las advertencias en contra? ¿Cuál ha sido el resultado?
- Ebenezer… «hasta aquí nos ha ayudado el Señor» (v. 7:12). ¿Cuántas veces haces un alto en tu caminar para meditar en las muchas formas como Dios te ha ayudado hasta el momento? Recuerda: meditar en Su fidelidad pasada fortalece tu fe futura.
«Entonces Samuel tomó una piedra y la colocó entre Mizpa y Sen, y la llamó Ebenezer y dijo: “Hasta aquí nos ha ayudado el Señor”». -1 Samuel 7:12
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