Día 97 | Rut
Una historia de amargura
El marco del escenario de esta historia es el tiempo de los jueces que acabamos de leer en el pasaje final del día de ayer: «En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jue. 21:25). Rut comienza como un relato de hambre, migración, muerte, tragedia y amargura.
Tan solo en los primeros versos vemos a una familia partir de su casa en Belén (que significa «casa de pan») porque no hay pan en la tierra. Es probable que Elimelec (que significa «Mi Dios es rey») y su esposa Noemí hayan dejado de ver la mano de Dios reinando soberanamente en sus vidas. Por eso, al verse afectados por la hambruna, decidieron partir del pueblo de Dios a un pueblo enemigo: Moab.
Recordemos que Moab fue el hijo de la relación incestuosa entre Lot y su hija (Gn. …
Una historia de amargura
El marco del escenario de esta historia es el tiempo de los jueces que acabamos de leer en el pasaje final del día de ayer: «En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jue. 21:25). Rut comienza como un relato de hambre, migración, muerte, tragedia y amargura.
Tan solo en los primeros versos vemos a una familia partir de su casa en Belén (que significa «casa de pan») porque no hay pan en la tierra. Es probable que Elimelec (que significa «Mi Dios es rey») y su esposa Noemí hayan dejado de ver la mano de Dios reinando soberanamente en sus vidas. Por eso, al verse afectados por la hambruna, decidieron partir del pueblo de Dios a un pueblo enemigo: Moab.
Recordemos que Moab fue el hijo de la relación incestuosa entre Lot y su hija (Gn. 19:37), y así mismo eran los moabitas: sin ningún temor del Dios verdadero. En cambio, adoraban a muchos dioses, incluyendo a Baal (al cual le hacían sacrificios humanos), y por esto Dios les había prohibido a los moabitas entrar en el templo de Israel (Dt. 23:3).
Elimelec y Noemí salieron de Israel para dejar la hambruna atrás, pero fueron perseguidos por el dolor y la tragedia. Allá en Moab, Elimelec muere y sus hijos Mahlón (que significa «enfermo») y Quelión (que significa «languidez») se unen a mujeres moabitas, y luego también mueren.
Esta mujer que partió de su tierra en busca de mejor vida, lo perdió todo y dejó que la amargura la consumiera. Al final del primer capítulo decide cambiar su nombre de Noemí (que significa «mi dulzura») a Mara (que significa «amarga»). En aquella época, quedar viuda era algo devastador, sobre todo si no tenías hijos. Los hombres eran los que proveían el sustento y perderlos significaba la ruina y la mendicidad para conseguir alimento. La ley judía protegía a los pobres, dándoles el sustento al permitirles recoger lo que sobraba de los campos de cosecha (Lv. 19:9-10, 23:22) y, como Noemí era astuta, se pone en marcha para volver a Belén, donde sabría que podía sobrevivir gracias a esta ley.
En la historia vemos que el dolor de Noemí está justificado, pero ella no tiene una perspectiva correcta del dolor. Dice que Dios la ha afligido y amargado, y permite que su dolor la defina hasta el punto que cambia su propio nombre. Aunque ella llama a Dios Todopoderoso, no cree en su poder redentor y en el Dios que protege especialmente al huérfano y a la viuda (Dt. 10:18). Una prueba más de que podemos decir que adoramos a Dios con nuestros labios, sin creerlo en nuestro corazón.
Noemí pensaba que ya no podía hacer más planes porque ya no tenía más hijos para sus nueras; sin embargo, no sabía que Dios tenía otros planes mucho más grandes de lo que ella pudiera imaginar. Ella sería pariente de Aquel que es el único que puede restaurar el alma y librar de la amargura.
Sus nueras la acompañan a hacer el trayecto de regreso a Belén, su ciudad natal, porque ya había pan otra vez en Israel. Pero ella probablemente no quería la desdicha de, además de traer el oprobio de la tragedia, también traer dos moabitas con ella, dos enemigas del pueblo de Dios; así que les instruyó que se fueran a la casa de su padre. A Orfa le duele dejar a Noemí, pero no tanto como para acompañarla y ayudarla. Orfa eligió lo conveniente en lugar de dejar todo por buscar a Dios y hacer el bien.
En cambio, la protagonista de este libro: Rut (que significa «amistad» y que refleja realmente su nombre), es leal, compasiva y humilde. Conocía a Dios y era temerosa de Él. Ella decide acompañar a su suegra a la tierra del Dios verdadero, que decide abrazar como propio, para cuidarla y trabajar segando en los campos en lugar de Noemí, que ya era de edad avanzada.
Una historia de redención
Al llegar a Belén, la buena fama de Rut le precedía, pues todos habían escuchado lo que había hecho por su suegra y la gente de Belén la llamaba mujer virtuosa. Y alguien que había escuchado mucho de ella era Booz (que significa «alegría» y «fuerza»), uno de los parientes de Elimelec y quien podía sacarlas de su pobreza.
Booz era un hombre rico, amable, bueno con sus siervos y generoso. No descansaba hasta hacer el bien. Demostró solidaridad y compasión hacia Rut, cuando otros quizás la hubieran desechado por su nacionalidad, y como vemos en la historia, la acogió en sus campos, le dio alimento y finalmente la hizo su esposa.
Algo curioso de esta historia es la manera en que Rut le hace saber a Booz que quiere casarse con él. Cuando Rut le pidió a Booz que extendiera su manto sobre ella, era una forma expresar el tomar posesión de algo en aquella época. Con esta analogía, él estaba aceptando redimir a Rut y casarse con ella. Así como en la historia de Booz y Rut, nuestro juez Dios nos ha dado redención por medio de nuestro abogado Jesucristo, que nos ha comprado para darnos un nuevo futuro.
Se dice que Booz es un tipo de Cristo (un personaje que apunta a Cristo) al usar la ley del levirato que consistía en tomar la viuda de un familiar y sus tierras (Dt. 25:5-10) para redimir (que es el término legal) a Rut y Noemí.
Al final del libro, Rut se casa con Booz aun sabiendo que, según las costumbres de su tiempo, el hijo que tuvieran le pertenecería a Noemí. Su hijo, Obed (que significa «siervo de Dios»), fue abuelo del rey David, y su nombre y su descendencia nos apuntan a Jesús. Por hacer lo correcto, Dios le dio a esta familia mucho más de lo que imaginaba. Dios le dio a Booz una descendencia que llegaría a reinar en Israel por medio del rey David y el Rey Jesucristo. Esta historia que comenzó con hambre, migración, muerte, tragedia y amargura, termina siendo redimida con plenitud, pertenencia, vida, gozo y agradecimiento.
Para meditar:
- El amor redentor de Dios no conoce límites. Dios puede usar nuestro dolor para escribir una historia hermosa a partir de él. La historia de Rut y Noemí comienza oscura, pero su final apunta hacia el Salvador del mundo. Que nuestras vidas también sean así.
- El origen moabita de Rut nos hace saber que Dios no hace acepción de personas, Él elige a quien hace Su voluntad y tiene fe en Él sin importar su pasado. Tanto Booz como Rut provenían de pasados vergonzosos: Tamar (Gn. 38) y Moab (Gn. 19:37); y por consiguiente, el linaje del rey David y Jesús tenía la misma procedencia. No obstante, ellos decidieron honrar a Dios con sus vidas y con esto Dios nos muestra que Su poder redentor es más grande que cualquier pasado cuando le entregamos nuestras vidas en total adoración.
«Bendito sea el Señor que no te ha dejado hoy sin redentor; que su nombre sea célebre en Israel». -Rut 4:14
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