Día 96 | Jueces 19 - 21
Hoy llegamos al final del libro de los Jueces. Estos capítulos contienen uno de los relatos más impactantes y repugnantes de toda la Biblia. La primera y última oración de la lectura de hoy encapsulan perfectamente la problemática de esos tiempos que hemos estado viendo a través de todos estos relatos:
«En aquellos días no había rey en Israel… En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos» (19:1; 21:25).
Alguien dijo que el grado de moralidad de un país se reconoce por la forma cómo valora la vida y trata a sus niños, mujeres y ancianos. Cuando una cultura o sociedad pone a Dios en el lugar que le corresponde, valorará la vida de los más vulnerables.
Lo que sucedió en este relato nos recuerda a Sodoma y Gomorra; revela el grado de separación de Dios y depravación …
Hoy llegamos al final del libro de los Jueces. Estos capítulos contienen uno de los relatos más impactantes y repugnantes de toda la Biblia. La primera y última oración de la lectura de hoy encapsulan perfectamente la problemática de esos tiempos que hemos estado viendo a través de todos estos relatos:
«En aquellos días no había rey en Israel… En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos» (19:1; 21:25).
Alguien dijo que el grado de moralidad de un país se reconoce por la forma cómo valora la vida y trata a sus niños, mujeres y ancianos. Cuando una cultura o sociedad pone a Dios en el lugar que le corresponde, valorará la vida de los más vulnerables.
Lo que sucedió en este relato nos recuerda a Sodoma y Gomorra; revela el grado de separación de Dios y depravación moral en la que se encontraba el pueblo de Israel. Cuando damos la espalda a Dios no pasará mucho tiempo antes de que caigamos en un terreno resbaladizo y sucumbamos ante las tentaciones. O nos arrepentimos y nos volvemos a Dios y lidiamos con el pecado, o permitimos que el pecado nos termine destruyendo.
Leer el terrible relato de la concubina (¡postrada en la puerta luego de ser violada toda la noche!) es sumamente conmovedor. Cuando conocen acerca de este tipo de relatos bíblicos, muchas feministas culpan a la Biblia de menospreciar a las mujeres y excusar los abusos. Pero no es así. El problema realmente radica cuando NO se respetan los roles establecidos por Dios, o cuando éstos se distorsionan. La falta de un liderazgo masculino bíblico y piadoso tiene consecuencias funestas para la mujer.
En primer lugar, la mujer se siente empujada u obligada a asumir un rol que no le corresponde, como sucedió con Débora (ver Jueces 4:4). Estas mujeres sienten que deben asumir el liderazgo espiritual o social que el hombre ha dejado vacante. Y en segundo lugar, como los hombres no asumen su rol bíblico de proteger, ellas terminan siendo vulnerables a los abusos; los hombres no asumen responsabilidad por su bienestar. Estas consecuencias las vemos una y otra vez a nuestro alrededor.
La decisión del levita de descuartizar a la concubina es espeluznante. Israel había tocado fondo y supongo que este hecho sirvió para despertar la conciencia adormecida de los hijos de Israel en aquel momento.
Hay sabiduría que es divina y otra que es terrenal (ver Santiago 3:13-18). Cuando seguimos nuestra sabiduría tomamos rutas equivocadas que nos alejan de la voluntad de Dios. La paga del pecado es muerte, y ese episodio desencadenó batallas entre las tribus que produjo la muerte de muchos hombres (¡la tribu de Benjamín perdió 26,100 hombres!). La victoria vino cuando el pueblo se humilló ante el Señor y le pidió Su ayuda y dirección.
Debido al conflicto, las demás tribus acordaron no dar a sus hijas en casamiento a los hombres de Benjamín, algo que puso en peligro la sobrevivencia de esa tribu. Como suele suceder cuando decidimos seguir nuestro propio camino e ignorar el camino de Dios, un pecado le sigue a otro. Los israelitas urdieron otro plan humano para conseguir esposa para los benjamitas y subieron hasta Jabes-Galaad para hacer una gran matanza, dejando vivas solo a las vírgenes para ser esposas de los benjamitas y así salvar esa tribu de la extinción.
Este libro relata tan solo algunas historias… ¡no puedo imaginarme de cuántas otras formas apostató el pueblo escogido por Dios en aquellos tiempos! Todo esto ha sido escrito para nuestra instrucción, como dice 1 Corintios 10:11-12:
«Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos. Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga».
Para meditar:
- Lee Romanos 1:24-32.
- ¿Puedes ver el declive espiritual en el que podemos caer cuando damos la espalda a Dios?
- ¿Qué enseñanzas y principios puedes adoptar para tu propia vida?
«Entonces el pueblo vino a Betel, y permaneció allí delante de Dios hasta la noche. Y alzaron sus voces y lloraron amargamente… Y al día siguiente el pueblo se levantó temprano, y edificaron allí un altar y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz». -Jueces 21:2, 4
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