Día 91 | Jueces 6 - 7
Los israelitas continuaron haciendo lo malo ante los ojos del Señor y en esta ocasión Él los entrega en manos de los madianitas.
Gedeón fue visitado por el Ángel del Señor, quien le dio instrucciones de salvar a Israel de manos de este pueblo opresor. Él luchaba con el temor y la incredulidad, siempre tratando de obtener señales de parte de Dios para «confirmar» si Dios realmente estaba con él o le había hablado.
A la luz de sus temores, me llama la atención la forma como el Ángel del Señor describe a Gedeón cuando se dirige a él: «varón esforzado y valiente» (6:12,RV). Esto nos muestra la opinión de Dios acerca del potencial que ve en ti y en mí cuando Su Espíritu de poder está en nosotras. Sin embargo, observa la respuesta de Gedeón luego de escuchar esto de la boca del Ángel: «“Ah Señor”, le respondió …
Los israelitas continuaron haciendo lo malo ante los ojos del Señor y en esta ocasión Él los entrega en manos de los madianitas.
Gedeón fue visitado por el Ángel del Señor, quien le dio instrucciones de salvar a Israel de manos de este pueblo opresor. Él luchaba con el temor y la incredulidad, siempre tratando de obtener señales de parte de Dios para «confirmar» si Dios realmente estaba con él o le había hablado.
A la luz de sus temores, me llama la atención la forma como el Ángel del Señor describe a Gedeón cuando se dirige a él: «varón esforzado y valiente» (6:12,RV). Esto nos muestra la opinión de Dios acerca del potencial que ve en ti y en mí cuando Su Espíritu de poder está en nosotras. Sin embargo, observa la respuesta de Gedeón luego de escuchar esto de la boca del Ángel: «“Ah Señor”, le respondió Gedeón, “¿cómo libraré a Israel? Mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi padre”» (v. 6:15).
No es la primera vez que vemos en la historia bíblica a un hombre llamado por Dios que se siente insuficiente para la encomienda. El Señor no lo descarta debido a su temor, por el contrario, lo mueve a actuar. Él pone en sus siervos el «querer como el hacer», como dice Pablo en Filipenses 2:13. Aun en medio de los temores de Gedeón y de querer confirmar una y otra vez si el Señor realmente estaba con Él, el Señor le responde pacientemente en cada ocasión. ¡Cuánta gracia y amor de parte de Dios para Sus hijos incrédulos!
Bien declara el Salmista:
«Como un padre se compadece de sus hijos, así se compadece el Señor de los que le temen.Porque Él sabe de qué estamos hechos, se acuerda de que solo somos polvo».
–Salmos 103:13-14
Dios había asegurado a Gedeón que entregaría a los madianitas en sus manos, y hoy vemos la derrota de ese pueblo en manos de Gedeón. Estas son otras lecciones que aprendemos:
#1. Dios debilita a Gedeón antes de ir a la batalla.
Me llama la atención la forma como Dios redujo el pueblo antes de la batalla. No solo lo redujo, sino que su forma de determinar quién iría a la batalla no tenía nada que ver con la preparación de esos hombres. Humanamente es imposible comprender por qué Dios quisiera hacer esto, siendo los madianitas «como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables, como la arena que está a la ribera del mar en multitud» (v. 7:12, RV60).
Por su fe Gedeón pudo derrotar a los madianitas (¡tan solo 300 hombres contra un ejército de más de 135,000 soldados!). Dios es quien da sabiduría a los ignorantes, poder al débil, valentía al temeroso y fuerzas a los cansados. Dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 1:25: «Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres».
Debemos preguntarnos: ¿Conozco a ese Dios? ¿Confío y descanso en Su sabiduría, poder, y fortaleza en mi propia vida? Como dice Daniel 11:32: «...el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará» (Dan. 11:32).
#2. Dios toma en consideración nuestras debilidades.
En este relato de la historia de Gedeón vimos que él era temeroso y dudaba que pudiera librar a Israel. Dios toma en cuenta sus temores e inseguridades. El Señor mismo le anima a bajar hasta el campamento de su enemigo para escuchar una conversación entre dos madianitas acerca de un sueño que interpretaron como la derrota segura a manos de Gedeón. Esto llena a Gedeón de valor para echar a andar a su ejército. Los madianitas fueron confundidos, se llenaron de pánico y terminaron huyendo.
Gedeón era un hombre falible como cualquier otro, pero Dios lo escogió para hacer proezas extraordinarias y liberar a Israel de sus enemigos. La fe en Dios (no en su fortaleza o equipamiento), la fe en que Él actuaría con Su poder, es lo que llevó a Gedeón a la victoria.
Para meditar:
Lee los versículos 7:15, 7:17 y 7:18. ¿Qué lecciones puedes aprender del liderazgo de Gedeón?
- ¿Qué debilidades percibidas te impiden hacer aquello que Dios te llama a hacer? ¿Cómo te anima saber que Dios obra por encima y a pesar de tus debilidades?
- ¿En alguna ocasión, como Gedeón, has dudado del poder de Dios en ti?
- ¿Alguna vez te has amedrentado ante algo que Dios te pide hacer con la excusa de que no estás debidamente preparada o equipada? ¿Cómo te alienta esta historia?
- Lee 1 Corintios 1:27. ¿Qué te enseña esto acerca de las personas que Dios usa?
«Y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: “El Señor está contigo, valiente guerrero”». -Jueces 6:12
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