Día 90 | Jueces 3 - 5
Continuamente los israelitas volvían a alejarse del Señor y hacer lo malo delante de Sus ojos, adorando dioses paganos. El pueblo había recibido advertencias a través de Josué de no servir a otros dioses y tomar personas de estos pueblos en matrimonio. Pero el endurecido corazón de los israelitas se desviaba una y otra vez. Por tanto, el pueblo es continuamente probado por Dios a través de la opresión de otras naciones. Cuando finalmente clamaban al Señor arrepentidos, Él les enviaba un libertador. ¡Gracias a Dios por esos años de reposo entre estos ciclos! (ver vv. 3:11; 3:30)
En la porción de hoy conocemos a Débora; una improbable jueza que se levantó para traer liberación al pueblo. Muchas veces se usa su ejemplo para enseñar acerca del empoderamiento de la mujer, pero si estudiamos la historia detenidamente nos damos cuenta de que, a diferencia de los demás jueces que fueron …
Continuamente los israelitas volvían a alejarse del Señor y hacer lo malo delante de Sus ojos, adorando dioses paganos. El pueblo había recibido advertencias a través de Josué de no servir a otros dioses y tomar personas de estos pueblos en matrimonio. Pero el endurecido corazón de los israelitas se desviaba una y otra vez. Por tanto, el pueblo es continuamente probado por Dios a través de la opresión de otras naciones. Cuando finalmente clamaban al Señor arrepentidos, Él les enviaba un libertador. ¡Gracias a Dios por esos años de reposo entre estos ciclos! (ver vv. 3:11; 3:30)
En la porción de hoy conocemos a Débora; una improbable jueza que se levantó para traer liberación al pueblo. Muchas veces se usa su ejemplo para enseñar acerca del empoderamiento de la mujer, pero si estudiamos la historia detenidamente nos damos cuenta de que, a diferencia de los demás jueces que fueron levantados por Dios para liberar a Israel, Débora se levanta como «madre de Israel»(v. 5:6-7) para alentar a los hombres que Él había llamado. Mira como lo expresan los versículos 4:6-7:
«Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo:Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos?» (RV 60, énfasis añadido).
Débora era una mujer de gran fortaleza y de sabiduría. Dios la usa para tratar con la cobardía de Barac. Ella fue una ayuda para él, invitándolo a cumplir los propósitos de Dios con su vida. Ella exhortó al hombre que Dios había levantado para llevar a cabo una labor de liberación. Débora no peleó en la batalla, pero alentó la fe de los guerreros.
En la Palabra de Dios, vemos que Dios utiliza el liderazgo de la mujer de forma diferente al de los hombres. La mujer pone en funcionamiento sus dones y su sabiduría con el propósito de colaborar de manera complementaria junto al hombre. Vemos algo interesante en el salón de la fe de Hebreos 11, versículos 32-34 con relación al papel que jugó Débora en este relato:
«¿Y qué más diré? Pues el tiempo me faltaría para contar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; quienes por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia, obtuvieron promesas, cerraron bocas de leones, apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada. Siendo débiles, fueron hechos fuertes, se hicieron poderosos en la guerra, pusieron en fuga a ejércitos extranjeros» (énfasis añadido).
¡El nombre de Débora brilla por su ausencia! Esto es una gran enseñanza para nosotras acerca del papel que ella jugó. Nos apunta la intención de Dios con relación al llamado o al tipo de influencia que ella tuvo en ese momento. La época de los jueces fue un periodo vergonzoso para Israel, y Dios usa al «sexo débil» para hacer que Sus propósitos se cumplan. No solo funge Débora un rol preponderante en la liberación, sino también Jael (otra mujer), termina siendo el instrumento en las manos de Dios. Mientras Sísara buscaba esconderse, esta mujer obra astutamente y lo mata, trayendo liberación a Israel.
Cuando leemos todos estos relatos, quizás pudiéramos sorprendernos de la desobediencia del pueblo de Israel, pero nosotras hoy somos tentadas de la misma manera, poco a poco vamos alejándonos de Dios, siendo atraídas por otros ídolos. Esto no ocurre de la noche a la mañana, sino que vamos dando pasos que nos van alejando poco a poco. Es por esto que debemos estar alertas; apercibidas, y ser parte de una comunidad de creyentes que nos anime a perseverar en la carrera con los ojos puestos en Jesús.
Cuando estamos dispuestas a colocarnos en las manos de Dios, cuando nos hacemos disponibles para que Él nos use, colaboramos con Sus propósitos divinos.
Para meditar:
- Medita en este texto a la luz de la lectura de hoy: «No estén unidos en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?». –2 Corintios 6:14
- El pueblo de Israel desestimó las instrucciones de Dios de no establecer yugos con las naciones paganas. ¿Estás considerando algún «yugo desigual» en tu propia vida o estás viviendo las consecuencias de estar en uno? ¿Qué advertencia o enseñanza obtienes de estos relatos?
- Examina tu propia vida. ¿Te has estado acercando o alejando de Dios? Recuerda: no hay término medio. Nuestro llamado como hijas de Dios es ser luz en medio de esta «generación perversa y torcida», no ser parte de ella (ver Flp. 2:15; Ef. 5:8-16).
- ¿Eres una mujer disponible para Dios? ¿Has dispuesto tu vida para servirle con tus dones y talentos como mujer?
- ¿De qué forma alientas a los hombres de tu vida o familia para que cumplan su función de líderes?
«Así perezcan todos Tus enemigos, oh Señor. Pero sean los que te aman como la salida del sol en toda su fuerza». -Jueces 5:31
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