Día 84 | Josué 9 – 11
¿Tomas en cuenta el consejo de Dios?
En el capítulo 9 vemos la astucia de los de Gabaón. Ellos, al ser informados de que el Señor había ordenado a Moisés que conquistara la tierra y que destruyera a todos sus moradores, temieron en gran manera por sus vidas e idearon un plan. Este consistía en fingir venir de una tierra muy lejana (cuando en realidad vivían a 3 días de distancia, eran de la ciudad vecina), a fin de hacer alianza con los Israelitas.
Josué 9:14 y 15 dice que cuando los israelitas terminaron de escuchar el cuento de los de Gabaón, ellos «…tomaron de sus provisiones, y no pidieron el consejo del Señor. Josué hizo paz con ellos y celebró pacto con ellos para conservarles la vida». Después de darse cuenta de que los gabaonitas en realidad eran sus vecinos, no pudieron hacer nada más que hacerlos sus esclavos. …
¿Tomas en cuenta el consejo de Dios?
En el capítulo 9 vemos la astucia de los de Gabaón. Ellos, al ser informados de que el Señor había ordenado a Moisés que conquistara la tierra y que destruyera a todos sus moradores, temieron en gran manera por sus vidas e idearon un plan. Este consistía en fingir venir de una tierra muy lejana (cuando en realidad vivían a 3 días de distancia, eran de la ciudad vecina), a fin de hacer alianza con los Israelitas.
Josué 9:14 y 15 dice que cuando los israelitas terminaron de escuchar el cuento de los de Gabaón, ellos «…tomaron de sus provisiones, y no pidieron el consejo del Señor. Josué hizo paz con ellos y celebró pacto con ellos para conservarles la vida». Después de darse cuenta de que los gabaonitas en realidad eran sus vecinos, no pudieron hacer nada más que hacerlos sus esclavos. Debido al pacto que habían hecho con ellos de conservarles la vida, no los podían matar.
No estamos lejos de actuar como los israelitas ante la astucia de los gabaonitas. Cuando no tenemos comunión íntima con el Señor, cuando no lo conocemos a través de Su Palabra, es fácil no buscar Su consejo, ni pedirle dirección para las decisiones que tenemos que hacer día a día.
Cuando hablamos de pedir dirección a Dios en cada decisión del día, podrías preguntarte: ¿debería entonces orar para saber qué ropa usar o no hoy? Bueno, diría que no particularmente sobre la ropa, sino para ver al Señor, para conocerle a través de Su Palabra y la oración, y entonces honrarle con cada acto de nuestra vida, incluído la ropa que eliges para hoy.
Nosotras tenemos la Palabra completa de Dios y podemos consultarle a Él. Si Dios nos enviara todos los días un correo electrónico con Sus planes para nosotras hoy, muy probablemente dependeríamos de ese email y no buscaríamos al Señor.
Es mi oración que deseemos ser llenas del Espíritu del Señor para no actuar sobre la base de lo que creemos que es mejor según nuestro criterio, sino que busquemos al Señor, atesoremos Su Palabra y el consejo que encontramos en ella. Que podamos desear lo que deseaba el salmista:
«Abre mis ojos, para que vea las maravillas de Tu ley… Tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros… Vivifícame conforme a Tu palabra… Enséñame Tus estatutos. Hazme entender el camino de Tus preceptos… Fortaléceme conforme a Tu palabra… Concédeme Tu ley». –Salmo 119:18, 24–29
¡El día en que el Señor prestó atención a la voz de un hombre!
En el capítulo 10 tenemos el magnífico relato del día más largo de la historia. Es el primer instinto querer indagar sobre las teorías en cuanto a qué fue realmente lo que pasó: ¿el sol se detuvo o fue la tierra? ¿Pasó esto en todo el planeta o solo en donde Israel peleaba por conquistar la tierra? ¿Qué sucedió en realidad cuando la Biblia dice «el sol se paró»? No considero que sea erróneo querer indagar sobre estas cosas, pero, ¿era esto en lo que el autor quería que nos detuviéramos? Creería que en realidad el énfasis está en el versículo 14:
«Ni antes ni después hubo día como aquel, cuando el Señor prestó atención a la voz de un hombre, porque el Señor peleó por Israel».
Los medios que el Señor usa para darnos victoria ante las circunstancias difíciles que enfrentamos pueden ser muy asombrosos, cosas que ni siquiera imaginamos. Ante ello, seamos intencionales en asombrarnos más de Aquel que pelea por nosotras, de Aquel que nos ha librado de la muerte eterna a través de Su sacrificio en la cruz, y viéndole a Él, démosle la gloria por Sus hechos portentosos.
¡La salvación es del Señor!
Ante las constantes guerras que hemos leído en estos capítulos, es reconfortante ver la presencia continua y fiel del Señor antes de que Israel pelee. Leemos por ejemplo en Josué 11:6-8:
«Entonces el Señor dijo a Josué: “No temas a causa de ellos, porque mañana a esta hora Yo los entregaré a todos ellos muertos delante de Israel. Desjarretarás sus caballos y les quemarás sus carros”. Josué, y toda la gente de guerra con él, vinieron de repente sobre ellos junto a las aguas de Merom, y los atacaron. Y el Señor los entregó en manos de Israel, los derrotaron y los persiguieron hasta Sidón la grande, hasta Misrefot Maim y hasta el valle de Mizpa al oriente. Los hirieron hasta que no les quedó sobreviviente alguno» (énfasis añadido).
Si prestas atención a las batallas en los capítulos anteriores, verás el mismo patrón que acabamos de leer. Jehová siempre prometía a Josué la victoria ante sus oponentes, y versículos más adelante menciona: «el Señor los entregó en manos de Israel».
El Dios que fue fiel para preservar a Israel ante la guerra sigue siendo fiel hoy. Él ha prometido que aunque tengamos tribulaciones terrenales (que quizá no son guerras literales como las que tenía el pueblo de Israel), podemos confiar en que Él ha vencido en la cruz.
¿Es Jehová un Dios de guerra?
El libro de Josué es uno de los libros más «optimistas» del Antiguo Testamento por las muchas victorias que vemos aquí, pero también es uno de los más criticados por haber tanta matanza y ser tan sangriento. Hemos leído varios detalles de cómo era la muerte de los reyes y sus habitantes ante el juicio de Jehová, y ante ello muchos se han preguntado: ¿Qué clase de liderazgo tuvo Josué? ¿Será que él malinterpretó las órdenes de Dios al ser tan sangriento? ¿Cómo deberíamos interpretar Josué 11:20? ¿Es el Dios bueno capaz de guiar esta clase de estrategias? Ciertamente sí, y Él sigue siendo bueno.
Mientras seguimos leyendo el libro de Josué, debemos recordar que Jehová no estaba llamando a Su pueblo a hacer una depuración étnica, sino idolátrica. Los moradores de esas tierras eran idólatras, no buscaban al Señor ni lo reconocían como Dios. Aunque ellos escuchaban cómo Jehová estaba dando victoria a Su pueblo, ellos aún estaban dispuestos a pelear en Su contra (10:1–5, 11:1–5). La maldad de los amorreos había llegado a su colmo (Gn. 15:16), esta era una liberación de Dios para una tierra que vivía en esclavitud.
«Daré gracias al Señor conforme a Su justicia, y cantaré alabanzas al nombre del Señor, el Altísimo». –Salmo 7:17
Para meditar:
¿Estás pasando por una prueba que te hace dudar que Dios está en control? ¿Conoces a alguien que esté pasando por esto? 1 Corintios 10:13 nos recuerda: «No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla».
Quizá han pasado años de tu vida sin que determinada situación mejore, todo lo contrario, parece que la tribulación aumenta. En esos momentos recuerda: «En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo». –Juan 16:33b
«Tomó, pues, Josué toda la tierra de acuerdo con todo lo que el Señor había dicho a Moisés. Y Josué la dio por heredad a Israel conforme a sus divisiones por sus tribus. Entonces la tierra descansó de la guerra». –Josué 11:23
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