Día 74| Deuteronomio 11-13
Si eres madre, sabes que las enseñanzas o instrucciones que das a tus hijos no las dices solo una vez, sino que debes repetirlas sin cansarte, hasta que se graben en sus corazones. Esa es la imagen que viene a mi mente al continuar leyendo estos capítulos de Deuteronomio. Aquí está Moisés viendo al pueblo finalmente a las puertas de la Tierra Prometida, pero necesitando tener el corazón correcto para poder entrar en ella, una obediencia y dependencia de Dios que todavía no tenían.
Por eso, su tarea sigue siendo advertir a Israel una y otra vez sobre la idolatría, de no dejarse contaminar con las costumbres de los pueblos que estarían a su alrededor, pueblos con ídolos falsos, pues ellos tenían al Dios verdadero. Por esta razón, Moisés les advierte sin cansancio sobre este pecado tan arraigado a sus corazones, que de igual manera lo está a los …
Si eres madre, sabes que las enseñanzas o instrucciones que das a tus hijos no las dices solo una vez, sino que debes repetirlas sin cansarte, hasta que se graben en sus corazones. Esa es la imagen que viene a mi mente al continuar leyendo estos capítulos de Deuteronomio. Aquí está Moisés viendo al pueblo finalmente a las puertas de la Tierra Prometida, pero necesitando tener el corazón correcto para poder entrar en ella, una obediencia y dependencia de Dios que todavía no tenían.
Por eso, su tarea sigue siendo advertir a Israel una y otra vez sobre la idolatría, de no dejarse contaminar con las costumbres de los pueblos que estarían a su alrededor, pueblos con ídolos falsos, pues ellos tenían al Dios verdadero. Por esta razón, Moisés les advierte sin cansancio sobre este pecado tan arraigado a sus corazones, que de igual manera lo está a los nuestros. La diferencia es que Asera era la diosa fenicia de la fertilidad y no es el día de hoy la imagen que nos tienta a pecar.
Israel era una nación que amaba la fecundidad y fertilidad. Los hijos o descendencia daban sentido a la relación de una pareja (recordemos cómo Sara quiso buscar la forma de acelerar el proceso de ser madre aun teniendo la promesa de Dios de que iba a serlo). Un hijo lo era todo, y Asera sería para ellos una tentación constante a pecar.
Me gustaría llamar tu atención si no has notado que Moisés les advierte de forma categórica que los ídolos se destruyen, se profanan, no se dejan simplemente a un lado (Dt. 12:3). El corazón humano no quiere destruir lo que lo atrae a pecar, es más fácil ponerlo al costado y tratar de ignorarlo antes que derribarlo y terminar con la tentación.
Leyendo el capítulo 11 no puedo dejar de recordar mis viajes a ver a mis abuelos cuando era niña en una región del país donde se cultiva el arroz. El agua está a flor del suelo por lo fértil que es la tierra, y eso facilita este cultivo. Estos recuerdos vienen a mi mente porque para Israel, lo más importante era que ellos vieran la realidad de que la tierra a poseer no daría su fruto al pisarla con la planta de sus pies, sino que su fertilidad venía del Señor trayendo la lluvia temprana (octubre, noviembre), y la tardía (en abril). Era un recordatorio a la necesidad de depender de Dios completamente para la fertilidad y abundancia de sus cosechas que vendrían solo de Él; de esta manera, nada les faltaría.
¿No es igual para ti y para mi hoy día? Nuestros trabajos, el techo que disfrutamos, el sustento, el abrigo, los tiempos de recreo y todo lo que podamos tener viene de Su mano, no de la nuestra.
Y como colofón a este capítulo, Moisés les recuerda que estas palabras las deben repetir a sus hijos al levantarse, acostarse, al andar en el día a día mientras hacían su vida diaria. Dios es el centro de nuestras vidas y eso debemos pasarlo no solo con palabras sino con el ejemplo a nuestros hijos. La bendición solo se encuentra teniendo la Palabra delante de nosotros, como una lámpara a nuestros caminos (Sal 119:105).
Moisés ha puesto delante de ellos la bendición y la maldición al obedecer y seguir los mandatos de Dios o al decidir caminar sin ellos siguiendo la inclinación de sus pensamientos. Su corazón como padre que sabe que pronto partiría deseaba poner todo el peso y el énfasis que tiene el obedecer la voz de Dios.
Israel fue alertado anteriormente de no copiar la adoración de otras naciones, sus dioses y cultos, pero la advertencia ahora es de no escuchar a alguien que se levante de en medio de ellos. Dios llama la atención a los falsos profetas, los que tienen sueños y los que vienen con profecías en Su nombre sin ser cierto. Y los que los llevaran a pecar de esta forma, aun fueran los familiares cercanos, serían considerados abominables al Señor. Dios habla a través Su Palabra a nuestras vidas, con su Espíritu y por medio de las circunstancias. Cuidémonos de prestar oídos a falsos profetas y falsas corrientes espirituales.
Al vivir de esta manera, Dios echaría a sus enemigos de la tierra que les fue entregada por heredad. Sin importar si sus ejércitos eran más numerosos o más fuertes, Él pelearía por ellos e Israel sería conocido por la grandeza de su Dios como sucedió más adelante al llenarse de terror el corazón de los hombres de Jericó. Mi oración es que nosotras seamos reconocidas como Sus hijas, un pueblo que obedece la voz de Su Dios
Para meditar:
- ¿Hay algo que ocupa el lugar que solo Dios debe tener en tu mente y corazón?
- ¿Cuál puede ser la «fertilidad» que estás buscando? ¿Prosperidad económica, una familia que se vea perfecta, bienes materiales y vida holgada? ¿Quizás el reconocimiento en lo que hago o afirmación de parte de otros?
Hazlo personal y comparte con nosotras cómo Dios te ha hablado en estos capítulos.
«Y demolerán sus altares, quebrarán sus pilares sagrados, quemarán a fuego sus imágenes de Asera, derribarán las imágenes talladas de sus dioses y borrarán su nombre de aquel lugar». -Deuteronomio 12:3
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