Día 69 | Números 35-36
Hoy terminamos nuestro viaje por el libro de Números, ha sido una gran bendición aprender las enseñanzas de Dios a través de cada capítulo y meditar en cómo cada relato se relaciona con nosotras hoy y cómo nos muestran a Cristo de tantas maneras. Veamos juntas los dos capítulos finales de este libro.
Capítulo 35
Ciudades para los levitas y ciudades de refugio
En este capítulo vemos que el Señor habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. Allí manda a los israelitas a que dieran una parte de la herencia que habían recibido a los levitas, debían darle ciudades donde pudieran habitar y tener tierras de pasto para sus animales. Los levitas recibieron un total de cuarenta y ocho ciudades. En Josué 21:1-42 aparece la lista detallada de estas ciudades.
De las ciudades asignadas a los levitas había seis ciudades de refugio para …
Hoy terminamos nuestro viaje por el libro de Números, ha sido una gran bendición aprender las enseñanzas de Dios a través de cada capítulo y meditar en cómo cada relato se relaciona con nosotras hoy y cómo nos muestran a Cristo de tantas maneras. Veamos juntas los dos capítulos finales de este libro.
Capítulo 35
Ciudades para los levitas y ciudades de refugio
En este capítulo vemos que el Señor habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó. Allí manda a los israelitas a que dieran una parte de la herencia que habían recibido a los levitas, debían darle ciudades donde pudieran habitar y tener tierras de pasto para sus animales. Los levitas recibieron un total de cuarenta y ocho ciudades. En Josué 21:1-42 aparece la lista detallada de estas ciudades.
De las ciudades asignadas a los levitas había seis ciudades de refugio para los israelitas, extranjeros y peregrinos entre ellos, estas estaban designadas para que huyera allí cualquiera que sin intención matara a una persona, es decir, por accidente, lo que significa que esa persona no era su enemigo ni procuraba herirlo. El acusado iba a recibir un juicio por parte de la congregación, con evidencia de testigos, donde sería librado de la muerte y viviría en esa ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote; después de esto, el acusado podía volver a su tierra. Por otro lado, si el acusado era culpable, se le daría muerte.
Estos mandatos debían llevarse a cabo para que no contaminaran la tierra en que vivían, de manera que el Señor pudiera habitar entre ellos, así lo vemos en los versículos 33 al 34 que dicen:«Así que no contaminarán la tierra en que están; porque la sangre contamina la tierra, y no se puede hacer expiación por la tierra, por la sangre derramada en ella, excepto mediante la sangre del que la derramó. Y no contaminarán la tierra en que ustedes viven, en medio de la cual Yo habito, pues Yo, el Señor, habito en medio de los israelitas”».
Al leer estas instrucciones finales sobre las ciudades de refugio vemos la justicia de Dios tan claramente y cómo Él defiende al inocente, aquellos que cometían un accidente de manera genuina no iban a recibir un castigo injustamente y Dios se había encargado de proteger a los israelitas en ese aspecto. ¿No es esto increíble? ¡Tenemos a un Dios de detalles que vela siempre por Su Pueblo como un juez santo y justo.
Capítulo 36
Ley del matrimonio de una heredera
En este capítulo vemos nuevamente a las hijas de Zelofehad. Estas 5 mujeres habían recibido la heredad de su padre. Ellas reciben el mandato de Moises que debían contraer matrimonio únicamente dentro de su propia tribu a fin de que los israelitas poseyeran cada uno la heredad de sus padres y ninguna heredad fuera traspasada de una tribu a otra. Las hijas de Zelofehad hicieron tal como el Señor había mandado a Moisés y su heredad permaneció con la tribu de la familia de su padre.
Estas mujeres: Maala, Tirsa, Hogla, Milca y Noa, nos dan un ejemplo de obediencia a los mandamientos de Dios, ellas no cuestionaron a Moisés, ni desobedecieron casándose con otras tribus porque así lo sentían. De la misma manera, debemos vivir vidas de obediencia a Dios para dar gloria a Su nombre y reflejar a Cristo a todos los que nos rodean.
Para meditar:
¿Estás viviendo una vida de obediencia o cuestionas los mandamientos de Dios? Recordemos las palabras de Jesús en Juan 14:15: «Si ustedes me aman, guardarán Mis mandamientos». Que Dios nos ayude a guardar siempre Su Palabra y vivir rendidas a Él.
«Y las hijas de Zelofehad hicieron tal como el Señor había ordenado a Moisés». —Números 36:10
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