Día 66 | Números 28-30
En estos capítulos veremos a Moisés siendo instruido por el Señor con respecto a las ofrendas, estas pautas son dadas por él al pueblo de Israel. Notamos aquí cinco tipos de ofrendas diferentes dirigidas para varias fechas y temporadas:
- La ofrenda diaria.
- Una ofrenda sabática (una vez a la semana).
- Una ofrenda mensual.
- Una ofrenda anual (Pascua).
- Y una ofrenda estacional (Primicias - festival de la cosecha siete semanas después de la Pascua).
Al reflexionar en estos versículos podemos ver algunas enseñanzas importantes:
-
Debemos venir a Dios diariamente.
Así como el pueblo de Israel traía una ofrenda diaria para el Señor, nosotras debemos buscar a Dios diariamente y traer delante de Él nuestros corazones. Nuestra ofrenda es nuestra propia vida entregada a nuestro Salvador. Cuando venimos delante de Dios, Él nos recibe como ofrenda de olor grato por medio de Cristo.
- Cristo es el Cordero sin mancha que nos limpia …
En estos capítulos veremos a Moisés siendo instruido por el Señor con respecto a las ofrendas, estas pautas son dadas por él al pueblo de Israel. Notamos aquí cinco tipos de ofrendas diferentes dirigidas para varias fechas y temporadas:
- La ofrenda diaria.
- Una ofrenda sabática (una vez a la semana).
- Una ofrenda mensual.
- Una ofrenda anual (Pascua).
- Y una ofrenda estacional (Primicias - festival de la cosecha siete semanas después de la Pascua).
Al reflexionar en estos versículos podemos ver algunas enseñanzas importantes:
-
Debemos venir a Dios diariamente.
Así como el pueblo de Israel traía una ofrenda diaria para el Señor, nosotras debemos buscar a Dios diariamente y traer delante de Él nuestros corazones. Nuestra ofrenda es nuestra propia vida entregada a nuestro Salvador. Cuando venimos delante de Dios, Él nos recibe como ofrenda de olor grato por medio de Cristo.
- Cristo es el Cordero sin mancha que nos limpia de todo pecado y nos reconcilia con Dios.
Los israelitas debían traer animales sin defectos al altar por expiación para ser reconciliados con Dios. La palabra expiación en términos bíblicos tiene que ver con quitar la culpa mediante el pago de una sanción o mediante la ofrenda de un sacrificio. La expiación es el acto que da como resultado el cambio de la disposición de Dios para con nosotras. Es lo que Cristo hizo en la cruz. La ira de Dios fue removida y ahora somos una ofrenda aceptable delante de Él. Hemos sido reconciliadas con el Padre. ¡Qué gran bendición!
Capítulo 30
¿Alguna vez has hecho una promesa que no has podido cumplir?
Este capítulo nos habla un poco de esto y está enfocado en la ley de los votos. Aquí vemos el voto de una hija con respecto a su padre y el de una esposa con respecto a su marido, y cómo estos votos podían ser anulados por ellos siendo la autoridad o cabeza de esa familia. Pero independientemente de esto, Moisés insta al pueblo a no hacer votos precipitados, pues si se hacen, deben cumplirse. Mira lo que dice en Deuteronomio 23:21-23:
«Cuando hagas un voto al Señor tu Dios, no tardarás en pagarlo, porque el Señor tu Dios ciertamente te lo reclamará, y sería pecado en ti si no lo cumples. Sin embargo, si te abstienes de hacer un voto, no sería pecado en ti. Lo que salga de tus labios, cuidarás de cumplirlo, tal como voluntariamente has hecho voto al Señor tu Dios, lo cual has prometido con tu boca».
Y en Proverbios 20:25:
«No te acorrales al hacer una promesa apresurada a Dios y calcular el costo después» (NTV).
En las Escrituras vemos que Dios no se toma a la ligera este tema, mira lo que dice Mateo 5:33-37:
«También han oído que se dijo a los antepasados: “No jurarás falsamente, sino que cumplirás tus juramentosal Señor”. Pero Yo les digo: no juren de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;ni por la tierra, porque es el estrado de Sus pies; ni porJerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni jurarás por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro ni un solo cabello. Antes bien, sea el hablar de ustedes: “Sí, sí” o “No, no”; porque lo que es más de esto, procede del mal.
Estos versículos nos hablan de que no debemos hacer juramentos a la ligera, y aún mejor si no lo hacemos. La realidad es que ninguna de nosotras sabemos el futuro, no sabemos si podremos cumplir aquello que hemos prometido, y como hijas de Dios debemos reflejar la verdad. Jurar sobre algo que no se va a cumplir es mentir, y los hijos de Dios no pueden ser identificados por la mentira, sino todo lo contrario, por la Verdad. Porque Cristo es la Verdad, y esto es lo que debemos vivir y hablar.
Si has hecho un voto o una promesa a Dios o a alguien, hay una solución, puedes venir delante del Señor en oración. Dice en 1 de Juan 1:9 que «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad».
Así que, acércate a Dios sin miedo y Él te perdonará. Solo recuerda que no es algo que deberías volver a hacer. Recuerda que tu palabra sea «Sí, sí» o «No, no».
Toma unos minutos para orar a Dios en agradecimiento por Su sacrificio perfecto que hoy nos permite venir delante de Él libremente. Y si has pecado al prometer o jurar a Dios y a otras personas cosas que no has podido cumplir, ven en arrepentimiento. Recuerda que Él está dispuesto a restaurar y sanar nuestra alma de todo aquello que nos aleje de Su presencia.
«Entonces Moisés habló a los jefes de las tribus de los israelitas: “Esto es lo que el Señor ha ordenado. Si un hombre hace un voto al Señor, o hace un juramento para imponerse una obligación, no faltará a su palabra; hará conforme a todo lo que salga de su boca”». -Números 30:1-2
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación