Día 64 | Números 23-25
Números 23
En los capítulos anteriores a este comenzamos nuestro estudio de un personaje muy particular, Balaam, un falso profeta, quien fue contratado por Balac para maldecir a Israel. Es identificado en otras Escrituras del Nuevo Testamento como un falso profeta y un engañador. Esto lo vemos en 2 Pedro, Judas y Apocalipsis.
Al leer este capítulo vemos que Balaam y Balac se preparan para maldecir a Israel. Esto nos muestra que Balaam seguía practicando sus presagios y adivinaciones. Este no es un hombre que busca la manera de Dios. Muchas veces parecía que Balaam era piadoso, pero una y otra vez vemos su verdadero corazón en sus actitudes, más allá de sus palabras.
Hoy en día muchos, al igual que Balaam, pueden parecer personas que buscan la dirección de Dios y hablan como si fueran piadosos, pero recuerda que dice la Palabra de Dios que los conoceremos por sus …
Números 23
En los capítulos anteriores a este comenzamos nuestro estudio de un personaje muy particular, Balaam, un falso profeta, quien fue contratado por Balac para maldecir a Israel. Es identificado en otras Escrituras del Nuevo Testamento como un falso profeta y un engañador. Esto lo vemos en 2 Pedro, Judas y Apocalipsis.
Al leer este capítulo vemos que Balaam y Balac se preparan para maldecir a Israel. Esto nos muestra que Balaam seguía practicando sus presagios y adivinaciones. Este no es un hombre que busca la manera de Dios. Muchas veces parecía que Balaam era piadoso, pero una y otra vez vemos su verdadero corazón en sus actitudes, más allá de sus palabras.
Hoy en día muchos, al igual que Balaam, pueden parecer personas que buscan la dirección de Dios y hablan como si fueran piadosos, pero recuerda que dice la Palabra de Dios que los conoceremos por sus frutos (Mateo 7:15-20). Debemos discernir por medio del Espíritu quiénes hablan la verdad de Dios.
Cuando llegó el momento de Balaam proferir sus palabras de maldición, ocurrió todo lo contrario a sus deseos, el v. 5 dice que Jehová puso palabra en la boca de Balaam y todo lo que dijo después fue solo bendición para Israel.
Vemos en los versículos del 1 al 10 la primera profecía de Balaam. Vemos aquí que Israel era un pueblo apartado por Dios, una nación distinta a las demás, y que Balaam no podía maldecir.
Continuamos con los versículos del 11 al 30 para ver ahora la segunda profecía de Balaam. En este punto, Balac está decepcionado y desesperado porque no pudo obtener lo que quería, y Balaam, de igual manera reconoce que solo podía hablar lo que Dios pusiera en su boca. Balac lleva a Balaam a otra localización para que intentara nuevamente maldecir a Israel, pero nuevamente vemos que Dios permite que salga bendición sobre ellos. Una de las cosas que vemos en esta segunda profecía es que Dios no es hombre para mentir, que Él no cambia Su palabra y siempre la cumple (v. 19).
Balac desesperado lleva a Balaam a otra localización, para un tercer intento. Veamos qué pasa en el siguiente capítulo.
Números 24
Al inicio de este capítulo vemos la tercera profecía en la que continúa declarando bendiciones sobre Israel. Así que Balac se enciende en ira contra Balaam y ya no quiere escuchar nada más de él. Pero Balaam le da una última profecía de lo que habría de venir; esta profecía se refería al Mesías, el Único y Soberano Rey sobre todo, Jesús. Habló de una estrella que saldría de Jacob y un cetro que se levantaría de Israel. Todo esto apuntando a Cristo, profecía que vemos cumplirse en el Nuevo Testamento.
Luego de todo esto se levantó Balaam y se marchó, y volvió a su lugar y también Balac se fue por su camino.
Tal vez has experimentado algo parecido al pueblo de Israel, una o varias personas han tratado de hacerte mal por medio de palabras, han hablado falsedades contra ti o han hecho injusticias en tu contra. Recuerda que ninguna palabra de maldición puede llegar a un hijo de Dios sin Su permiso. Dios es nuestro protector y guardador. El mundo puede estar en nuestra contra, pero si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31).
Números 25
En este capítulo vemos cómo Israel pasa de ser bendecido a ser castigado severamente por Dios debido al pecado. Mientras habitaban en Sitim comenzaron a prostituirse con las hijas de Moab. El pueblo comió y se postró ante sus falsos dioses. La ira del Señor se encendió contra Israel y mandó a Moisés a ejecutar a todos los que se habían involucrado en estas cosas. En este suceso murieron 24.000 personas.
Es posible que te preguntes, ¿cómo fueron seducidos los israelitas ante tanta inmoralidad y pecado contra Dios? Pues la respuesta la encontramos en Números 31:16, dice:
«Estas fueron la causa de que los israelitas, por el consejo de Balaam, fueran infieles al Señor en el asunto de Peor, por lo que hubo plaga entre la congregación del Señor».
También lo vemos en Apocalipsis 2:14 en el mensaje a la iglesia de Pérgamo, dice:
«Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los israelitas, a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer actos de inmoralidad».
Todo este desenfreno y declive moral para el pueblo inició con una idea de Balaam, el falso profeta, como este no pudo maldecir al pueblo, dio consejo para engañar a Israel. Ya que Dios estaba a favor de ellos, él dio consejo para lograr que el pueblo mismo volviera a Dios en contra de ellos, poco a poco los fueron seduciendo hasta que fueron debilitando su fe y confianza en Dios, y ya vimos cuántos miles cayeron y murieron debido a esto.
Esto debe darnos una lección. El enemigo de nuestras almas, Satanás, usa esta táctica en nuestros días entreteniendo al mundo con sus muchos placeres temporales, llevándolos al pecado y al declive moral. De igual manera muchos creyentes caen en el pecado, comprometiendo quiénes son en Cristo, cayendo en todo tipo de pecados. Debemos tener cuidado y guardar nuestro corazón. Recordemos lo que dice 1 Corintios 10:12:
«Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga».
Para meditar:
La lectura de hoy nos lleva a reflexionar en nuestras actitudes con los demás, ¿usas tus palabras para bendecir a otros? ¿Traes aliento y palabras de esperanza a aquellos que lo necesitan? Procuremos que nuestras palabras sean siempre para edificar y construir, nunca para destruir o maldecir.
«Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho Él, y no lo hará? ¿Ha hablado, y no lo cumplirá?». -Números 23:19
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