Día 63 | Números 21-22
Números 21
El pueblo de Israel sigue su largo viaje rumbo a la Tierra Prometida, este camino incluía algunos enfrentamientos con otras ciudades enemigas. Al inicio de este capítulo vemos que el rey de Arad peleó contra Israel y tomó algunos prisioneros. Israel hizo un voto al Señor y Él los escuchó y les entregó a los cananeos; Israel los destruyó por completo. Dios estaba con Israel y los llevaba cada vez más cerca a la gran promesa de una tierra que manaba leche y miel.
La serpiente de bronce
El pueblo de Israel continuó su viaje y partieron por el camino del Mar Rojo para rodear la tierra de Edom. El pueblo se impacientó por causa del viaje; nuevamente olvidaron las promesas de Dios y el pueblo habló contra Dios y Moisés. Esta actitud de sus corazones tuvo consecuencias. El Señor envió serpientes abrasadoras entre el pueblo y mordieron …
Números 21
El pueblo de Israel sigue su largo viaje rumbo a la Tierra Prometida, este camino incluía algunos enfrentamientos con otras ciudades enemigas. Al inicio de este capítulo vemos que el rey de Arad peleó contra Israel y tomó algunos prisioneros. Israel hizo un voto al Señor y Él los escuchó y les entregó a los cananeos; Israel los destruyó por completo. Dios estaba con Israel y los llevaba cada vez más cerca a la gran promesa de una tierra que manaba leche y miel.
La serpiente de bronce
El pueblo de Israel continuó su viaje y partieron por el camino del Mar Rojo para rodear la tierra de Edom. El pueblo se impacientó por causa del viaje; nuevamente olvidaron las promesas de Dios y el pueblo habló contra Dios y Moisés. Esta actitud de sus corazones tuvo consecuencias. El Señor envió serpientes abrasadoras entre el pueblo y mordieron al pueblo y muchos murieron.
El pueblo reconoció su pecado y rogó a Moisés que intercediera por ellos delante del Señor. Moisés lo hace de esta manera y recibe una respuesta con una solución algo inusual. El Señor le ordena hacer una serpiente y colocarla sobre un asta, y cada vez que alguien era mordido y mirara esa serpiente de bronce, viviría, y así sucedió.
Esta solución puede parecer extraña y podemos preguntarnos, ¿qué significa esta serpiente? Debemos recordar que el Antiguo Testamento nos apunta a Cristo, y esta serpiente no es la excepción. Así como esta serpiente era el único medio de salvación para el pueblo, Cristo es el único medio de salvación para nuestras almas hoy. Esto lo vemos en Juan 3:14-15 que dice:
«Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna». -Juan 3:14-15
Números 22
Balac y Balaam
Este capítulo da inicio a un suceso que muchos conocen, aquel en el que un asna habló. Pero, también contiene la historia de un hombre que pocos conocen, Balaam, el falso profeta. Veamos juntas quién fue este hombre y por qué es tan importante conocerlo.
Los israelitas continuaron su viaje hacia la Tierra Prometida y esta vez acamparon en las llanuras de Moab. Esta ciudad estaba dirigida por Balac, quien al ver al pueblo de Israel, tuvo mucho temor, no solo porque eran muchos, sino porque reconocía que eran poderosos. Pero Dios había mandado a Israel a no tocar a Moab, esto lo vemos en Deuteronomio 2:9. Este rey no sabía esto, probablemente por esto tenía tanto miedo.
Es posible que Balac haya escuchado sobre todas las victorias de Israel en otras ciudades, incluso sobre el Dios de Israel, quien estaba de su lado. Es por esto que este rey decide buscar a alguien llamado Balaam, para que maldiga a Israel, de modo que no pudieran vencerlo. Balaam era un falso profeta, un adivino, con una gran fama entre todos.
Los ancianos de Moab y de Madián fueron en busca de Balaam con una gran recompensa, y le presentaron la propuesta del rey Balac. Balaam recibe una advertencia de parte de Dios de que no fuera con los hombres de Balac y que no maldijera al pueblo de Israel, porque era bendito. Balaam da estas palabras a los ancianos y estos se van de regreso a su ciudad. Pero Balac mandó nuevamente a buscar a Balaam, esta vez con jefes más numerosos y distinguidos que los anteriores y con grandes recompensas a su favor. Ante esta tentadora oferta, Balaam les propone esperar y vuelve a hablar con el Señor.
Haremos una pausa aquí, ¿puedes notar que Balaam es tentado por el dinero? Dios le dijo claramente la primera vez que habló con él que no debía ir con ellos, ¿por qué decide preguntar dos veces? Pero, así lo hace y Dios le deja ir, pero con la condición de hablar solo aquello que Él dijera. Sin embargo, cuando iba de camino junto a los jefes de Moab, le sucedió algo. Veamos los versículos 22 al 23:
«Pero Dios se enojó porque él iba, y el ángel del Señor se puso en el camino como un adversario contra él. Y Balaam iba montado sobre su asna, y sus dos sirvientes con él.Cuando el asna vio al ángel del Señor de pie en el camino con la espada desenvainada en la mano, el asna se salió del camino y se fue por medio del campo; pero Balaam golpeó el asna para hacerla volver al camino».
Llegamos a la famosa asna de la que hablamos al principio. Esta asna trató de impedir el paso de Balaam, ya que podían morir al enfrentarse con el ángel del Señor, pero Balaam la golpea. Dios abre la boca del asna y luego abre los ojos de Balaam y este ve que todo esto le salvó la vida. Luego el ángel del Señor le permite ir con los hombres de Moab, nuevamente con la condición de hablar solo lo que Él dijera.
Recuerda, a pesar de que Balaam recibió el permiso de ir a Moab, esto no significa que todo estaba bien, Balaam desobedeció a la primera voz de Dios, no hizo caso a Su mandato desde el principio. No debemos olvidar que los mandamientos de Dios no son una sugerencia, y cuando decidimos desobedecer, tendremos consecuencias.
Para meditar:
- ¿Alguna vez has desobedecido deliberadamente aun sabiendo que Dios no estaba de acuerdo?
- Recordemos las palabras de Jesús en Juan 14:15:
«Si ustedes me aman, guardarán Mis mandamientos».
«Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna». -Juan 3:14-16
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