Día 57 | Números 7
Hoy continuamos nuestra lectura bíblica en Números 7 en el cual vemos una ceremonia de doce días, un día para que cada una de las tribus de Israel dedicara sus ofrendas para el altar. A medida que lees este capítulo, te parecerá estar leyendo lo mismo una y otra vez, y de alguna manera lo es, ya que la ofrenda de cada tribu era exactamente la misma:
- 1 bandeja de plata: 130 siclos llenos de harina fina mezclada con aceite
- 1 tazón de plata: 70 siclos llenos de harina fina mezclada con aceite
- 1 sartén de oro: 10 siclos llenos de incienso
- 1 toro joven
- 1 carnero
- 1 cordero macho
- 1 cabrito de las cabras
- 2 bueyes
- 5 carneros
- 5 cabras machos
- 5 corderos machos
¡Todo eso multiplicado por 12!
Sin embargo, por ordinario que parezca al leerlo, no era ordinario. Estamos hablando de un Dios de orden, no deprisa …
Hoy continuamos nuestra lectura bíblica en Números 7 en el cual vemos una ceremonia de doce días, un día para que cada una de las tribus de Israel dedicara sus ofrendas para el altar. A medida que lees este capítulo, te parecerá estar leyendo lo mismo una y otra vez, y de alguna manera lo es, ya que la ofrenda de cada tribu era exactamente la misma:
- 1 bandeja de plata: 130 siclos llenos de harina fina mezclada con aceite
- 1 tazón de plata: 70 siclos llenos de harina fina mezclada con aceite
- 1 sartén de oro: 10 siclos llenos de incienso
- 1 toro joven
- 1 carnero
- 1 cordero macho
- 1 cabrito de las cabras
- 2 bueyes
- 5 carneros
- 5 cabras machos
- 5 corderos machos
¡Todo eso multiplicado por 12!
Sin embargo, por ordinario que parezca al leerlo, no era ordinario. Estamos hablando de un Dios de orden, no deprisa ni confusión. Él quería que se tomaran el tiempo para celebrar. Increíble todo lo que tenían mientras deambulaban por el desierto.
En este tiempo de ofrenda de celebración notamos que también hay una ofrenda por el pecado. Nuevamente, el Antiguo Testamento nos lleva a dar gracias por la ofrenda perfecta que es Cristo. Su entrega y sacrificio fue suficiente para presentarnos limpios y sin mancha delante de un Dios Santo.
Este capítulo termina con la poderosa voz de Dios hablando con Moisés. Dice el versículo 89:
«Y al entrar Moisés en la tienda de reunión para hablar con el Señor, oyó la voz que le hablaba desde encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines. Así Él le habló».
Cuán majestuoso y poderoso momento ha de haber sido estar ahí en ese momento escuchando la voz de Dios. Esto nos lleva a recordar que Dios sigue hablando a nuestros corazones hoy por medio de Su Palabra. ¿Estás lista para escucharlo? ¿Estás dispuesta a obedecer Sus Palabras y todo lo que ha revelado en las Escrituras para nosotras hoy? ¿Estás buscando la presencia de Dios cada día de manera que puedas escuchar y conocer Su voluntad?
Te animo a tener ese tiempo hoy. Entremos a esa tienda de reunión, a ese lugar de intimidad donde abrimos nuestros corazones a Dios en oración y lectura de Su Palabra para escuchar Su dulce voz.
«Escucha, pueblo mío, mi enseñanza; inclinen ustedes su oído a las palabras de mi boca». Salmos 78:1
«Y al entrar Moisés en la tienda de reunión para hablar con el Señor, oyó la voz que le hablaba desde encima del propiciatorio que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines. Así Él le habló». -Números 7:89
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