Día 47 | Levítico 11 - 13
El pueblo de Dios debía ser apartado para Él. Por tanto, Dios instruye a Moisés acerca del establecimiento de diversas leyes ceremoniales de purificación con el propósito de que sirvieran para enseñarles de manera tangible la diferencia entre lo puro y lo impuro, y así guiarlos hacia la santidad. En el libro de Levítico encontramos muchas veces la frase «como mandó el Señor», o alguna frase similar; y Moisés hacía exactamente como Dios había instruido. Perseguir la santidad imponía sobre los judíos muchas leyes y restricciones en la vida diaria.
En las leyes impuestas vemos una relación estrecha entre la limpieza y la santidad, por tanto, vemos todos estos ritos de purificación, sobre todo en el caso de la lepra, una enfermedad en la piel que separa a las personas de los demás debido a su alto poder de infección, como resultado, su uso como símbolo del pecado.
El objetivo …
El pueblo de Dios debía ser apartado para Él. Por tanto, Dios instruye a Moisés acerca del establecimiento de diversas leyes ceremoniales de purificación con el propósito de que sirvieran para enseñarles de manera tangible la diferencia entre lo puro y lo impuro, y así guiarlos hacia la santidad. En el libro de Levítico encontramos muchas veces la frase «como mandó el Señor», o alguna frase similar; y Moisés hacía exactamente como Dios había instruido. Perseguir la santidad imponía sobre los judíos muchas leyes y restricciones en la vida diaria.
En las leyes impuestas vemos una relación estrecha entre la limpieza y la santidad, por tanto, vemos todos estos ritos de purificación, sobre todo en el caso de la lepra, una enfermedad en la piel que separa a las personas de los demás debido a su alto poder de infección, como resultado, su uso como símbolo del pecado.
El objetivo principal de todas estas leyes era enseñar al pueblo que ellos eran un pueblo diferente a los demás pueblos paganos a su alrededor, y estas prácticas servirían para diferenciarlos de los demás. Todas estas restricciones tenían la intención de recordarles de manera práctica y cotidiana: el pecado nos separa de Dios y la santidad nos acerca a Él.
Para meditar:
En el Nuevo Testamento vemos cómo la distinción entre animales puros e impuros terminó. Sin embargo, el pueblo de Dios continúa siendo un pueblo llamado a la santidad, apartado para Dios.
Lee Hechos 10:9-23 y Colosenses 2:16 a la luz de la porción que leímos hoy.
Medita en el siguiente texto del libro de Tito a la luz de lo que has venido leyendo en el libro de Levítico.
«Él se dio por nosotros, para redimirnos de toda iniquidad y purificar para Sí un pueblo para posesión Suya, celoso de buenas obras». -Tito 2:14
¿Puedes apreciar el valor del sacrificio perfecto de Cristo de una mejor forma?
Si eres una hija de Dios, has sido apartada para Él. ¿Qué implicaciones tiene este concepto en tu vida y tus decisiones?
«Yo soy el Señor su Dios. Por tanto, conságrense y sean santos, porque Yo soy santo». -Levítico 11:44
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