Día 45 | Levítico 5- 7
Los sacerdotes pasarían el día recibiendo ofrendas y llevando a cabo el ritual correspondiente. Cada una de esas ofrendas era levantada siguiendo un sinnúmero de leyes y rituales que debían llevarse a cabo al pie de la letra. Dependiendo de la ofrenda, se usaban animales vacunos, ovejas o cabras (machos o hembras, dependiendo del tipo de ofrenda), aves o granos.
Al leer Levítico casi podemos oler el aroma a sangre que debía permear el ambiente en aquel campamento: animales degollados, sangre rociada por diferentes lugares, intestinos, entrañas, vísceras, estiércol… Era necesario verter sangre continuamente, ya que el pecado era continuo. Cada sacrificio prescrito tenía intención de expiar el pecado cometido, pero el perdón no duraba para siempre.
Hemos visto las ofrendas en casos particulares, las ofrendas por el pecado y la culpa. Cuando alguien pecaba (por ignorancia o con alevosía) y reconocía su pecado, debía levantar una ofrenda para poder …
Los sacerdotes pasarían el día recibiendo ofrendas y llevando a cabo el ritual correspondiente. Cada una de esas ofrendas era levantada siguiendo un sinnúmero de leyes y rituales que debían llevarse a cabo al pie de la letra. Dependiendo de la ofrenda, se usaban animales vacunos, ovejas o cabras (machos o hembras, dependiendo del tipo de ofrenda), aves o granos.
Al leer Levítico casi podemos oler el aroma a sangre que debía permear el ambiente en aquel campamento: animales degollados, sangre rociada por diferentes lugares, intestinos, entrañas, vísceras, estiércol… Era necesario verter sangre continuamente, ya que el pecado era continuo. Cada sacrificio prescrito tenía intención de expiar el pecado cometido, pero el perdón no duraba para siempre.
Hemos visto las ofrendas en casos particulares, las ofrendas por el pecado y la culpa. Cuando alguien pecaba (por ignorancia o con alevosía) y reconocía su pecado, debía levantar una ofrenda para poder acercarse a Dios. Esta ofrenda continua por el pecado servía para recordar al pueblo que eran pecadores y necesitaban ser perdonados.
El pueblo era recordado, una y otra vez, que:
- El pecado es costoso.
- El perdón es costoso.
- Y la paz con Dios es costosa.
Cada tipo de sacrificio tenía un motivo, un orden y un procedimiento diferente.
- Expiación (para recibir el perdón de los pecados).
- Un sacrificio u holocausto de re-dedicación a Dios; para restaurar la comunión con Dios.
- Un sacrificio de paz o gratitud.
El altar era el lugar donde los sacerdotes presentaban los sacrificios, y sin estos sacrificios, era imposible acercarse a un Dios santo. Todo esto apuntaba a Cristo, quien se sacrificó de una vez y para siempre. Él pagó el precio por el pecado, por el perdón y por la reconciliación con Dios. La Palabra de Dios dice en 1ra de Juan 1:9 que «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad».
Su sangre lavó nuestro pecado y ahora somos parte de un sacerdocio santo consagrado a Él. Él satisfizo los requisitos para poder acercarnos al Padre con confianza, sin temor a ser juzgados. Podemos venir a Él para ser perdonados y edificados como piedras vivas en Su iglesia, como dice la Escritura en 1 Pedro 2:4-5:
«Y viniendo a Él, como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios, también ustedes, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo».
¡Estas sí que son buenas noticias!
Para meditar:
Lee los siguientes versículos:
- Juan 1:29
- Romanos 5:1
- Colosenses 1:20
- Hebreos 5:1-6
- 1 Pedro 2:24
A la luz de la porción que leímos hoy y de los textos que buscaste más arriba, medita en la obra de Cristo a tu favor.
«El fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar; no se apagará». -Levítico 6:13
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