Día 43 | Éxodo 39-40
Hoy terminamos el libro de Éxodo y no encuentro una mejor forma de poder cerrar este libro, entendiendo el principio de la obediencia que Dios nos quiere puntualizar aquí. Si bien es cierto que hoy no tenemos que seguir los rituales expuestos aquí para acercarnos a Dios, no es menos cierto que sí debemos hacer las cosas como Dios nos ha dicho y más aún cuando tiene que ver con Sus asuntos.
Cuando llegamos al capítulo 40, hacia el final vemos algo impresionante, y es que cuando ya todo estaba hecho, cuando cada cosa estaba en su lugar, el altar, el tabernáculo, los utensilios, todo, vemos cómo de repente una nube cubrió el tabernáculo y cómo no se podía entrar porque la gloria de Jehová lo llenaba… ¡Guao!
Este evento aquí descrito me recuerda otro gran evento que marcó un antes y un después en el mundo. Cuando la plenitud …
Hoy terminamos el libro de Éxodo y no encuentro una mejor forma de poder cerrar este libro, entendiendo el principio de la obediencia que Dios nos quiere puntualizar aquí. Si bien es cierto que hoy no tenemos que seguir los rituales expuestos aquí para acercarnos a Dios, no es menos cierto que sí debemos hacer las cosas como Dios nos ha dicho y más aún cuando tiene que ver con Sus asuntos.
Cuando llegamos al capítulo 40, hacia el final vemos algo impresionante, y es que cuando ya todo estaba hecho, cuando cada cosa estaba en su lugar, el altar, el tabernáculo, los utensilios, todo, vemos cómo de repente una nube cubrió el tabernáculo y cómo no se podía entrar porque la gloria de Jehová lo llenaba… ¡Guao!
Este evento aquí descrito me recuerda otro gran evento que marcó un antes y un después en el mundo. Cuando la plenitud del tiempo se cumplió, cuando todo estaba listo, cuando el sacrificio fue hecho sobre el altar y fue consumado, una gran oscuridad cubrió la tierra. Al escuchar las palabras «Consumado es», se rasgó el velo, marcando así un nuevo pacto entre Dios y el hombre, cuando Su Hijo murió en esa cruz siendo ese sacrificio que una vez y para siempre iba a cubrir tu pecado y el mío, dándonos vida y entrada permanente a ese trono de la gracia, a ese lugar santísimo.
Ese velo que vemos aquí en estos capítulos, que separaba el lugar santo del Lugar Santísimo, apuntaba a ese momento que sucedería en el futuro, así que solamente nos podemos imaginar lo que significó para los judíos que se rasgara como se rasgó dicho velo.
De la misma manera, como esa nube y esa columna de fuego acompañó al pueblo a partir de ese momento (elementos que para ellos significaban la presencia de Dios), hoy día también podemos descansar en que Su presencia nos acompañará donde que quiera que vayamos porque Él nos prometió que nunca nos dejaría y que estaría con nosotros hasta el fin del mundo.
«Enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado; y ¡recuerden! Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo». –Mateo 28:20
Para meditar:
- Te animo a buscar en tu Biblia al menos 5 versículos más donde vemos la promesa de que Dios nunca nos va a desamparar y que siempre estará con nosotros.
- ¿Cómo ha estado tu obediencia a lo que Dios te ha mostrado en Su Palabra?
«Entonces la nube cubrió la tienda de reunión y la gloria del Señor llenó el tabernáculo. Moisés no podía entrar en la tienda de reunión porque la nube estaba sobre ella y la gloria del Señor llenaba el tabernáculo». -Éxodo 40:34-35
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