Día 37 | Éxodo 22-24
Capítulo 22
En los capítulos del día de hoy nos encontramos con una serie de eventos impresionantes de los cuales el pueblo de Dios fue testigo. No puedo imaginar lo que fue estar ahí en ese preciso momento. Vemos en los capítulos 22 y 23 la continuidad de las leyes de Dios para Su pueblo para prepararlos para el futuro, y las cosas que debían hacer para diferenciarse del resto de las naciones. Del mismo modo, hoy tú y yo somos llamadas a vivir conforme a la Palabra de Dios y diferenciarnos del mundo en el cual vivimos.
Aquí encontramos una serie de leyes sobre la restitución que va desde el robo hasta la situación en la que, si pedían prestado o alquilaban algo, más que el objeto en sí mismo de la restitución, lo que se buscaba aquí era ir creando las bases de cómo deberían convivir como pueblo …
Capítulo 22
En los capítulos del día de hoy nos encontramos con una serie de eventos impresionantes de los cuales el pueblo de Dios fue testigo. No puedo imaginar lo que fue estar ahí en ese preciso momento. Vemos en los capítulos 22 y 23 la continuidad de las leyes de Dios para Su pueblo para prepararlos para el futuro, y las cosas que debían hacer para diferenciarse del resto de las naciones. Del mismo modo, hoy tú y yo somos llamadas a vivir conforme a la Palabra de Dios y diferenciarnos del mundo en el cual vivimos.
Aquí encontramos una serie de leyes sobre la restitución que va desde el robo hasta la situación en la que, si pedían prestado o alquilaban algo, más que el objeto en sí mismo de la restitución, lo que se buscaba aquí era ir creando las bases de cómo deberían convivir como pueblo de Dios y poder marcar la diferencia con los demás pueblos. En los versículos del 16-31 las leyes son mucho más específicas a otro tipo de situaciones: relaciones sexuales, hechicería, idolatría, abuso de poder, maldecir… ¿te suena conocido? Todos esos pecados han estado en esta tierra desde sus inicios hasta el día de hoy; es por eso que como creyentes debemos vivir vidas alejadas del pecado, apuntando a una manera de vivir diferente.
En el capítulo 23 nos encontramos con una figura relevante y que jugó un papel preponderante en este caminar por el desierto: el Ángel de Jehová, quien según los comentaristas era Cristo preencarnado. Vemos cómo Dios promete que el Ángel iría delante de ellos para protegerlos, pero ellos debían oír su voz y no ser rebeldes (v. 21).
Luego vemos cómo Dios les da a conocer el proceso por el cual pasarían antes de poseer la tierra. Es increíble como muchas veces pasamos por alto las promesas de Dios sin percatarnos que de antemano ya nos había revelado lo que habría de acontecer, y caemos en la desesperación, al igual que lo hizo Israel en su momento.
Capítulo 24
Vemos nuevamente a Dios llamando a Moisés y a los líderes a presentarse delante de Él en el monte Sinaí. No me puedo imaginar lo que fue ver la gloria de Dios sobre el monte y que dicha nube cubriera el monte por 6 días… ¿Te imaginas? Dice este pasaje que la apariencia de Dios era como un «fuego abrazador»… Eso solo me hace pensar en su segunda venida.
Dios hace un pacto con Su pueblo, Moisés le comunica al pueblo todo lo que Dios ha dicho y el pueblo se compromete a hacer todas las palabras que el Señor pronunció. El pueblo recibe todo por escrito, ve todo lo que sucede en ese monte, ve a Moisés bajo la gloria de Dios, están maravillados; pero nos dice la Escritura que ante sus ojos, Moisés entró en la nube y estuvo allí por cuarenta días y cuarenta noches… se ha ido su líder, llegan las dudas y mañana veremos qué sucede con el pueblo.
Para meditar:
- ¿Trae paz a tu corazón el saber que Cristo sigue caminando delante de nosotras? ¿Cómo te alienta esa verdad?
- ¿Estás lista para estar delante de la presencia de Dios? ¿Oras por Su segunda venida?
- ¿Qué te hace sentir el hecho de saber que estarás delante de la presencia de un Dios santo?
«Y la gloria del Señor reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días. Al séptimo día, Dios llamó a Moisés de en medio de la nube. A los ojos de los israelitas la apariencia de la gloria del Señor era como un fuego consumidor sobre la cumbre del monte». -Éxodo 24:16-17
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