Día 355 | Hebreos 1-6
Hoy comenzamos la carta escrita a los hebreos. Los eruditos mencionan que el título original en griego es «A los Hebreos», sin embargo, en el contenido de la carta no es mencionado específicamente que los destinatarios eran los hebreos (judíos). Lo que sí encontramos en toda la carta son múltiples referencias a la historia y religión hebrea, el sacerdocio levítico, los sacrificios, y no se menciona alguna práctica gentil o pagana en particular; por eso, este título se ha mantenido como Hebreos. Es muy probable que los destinatarios fueran parte de una iglesia cerca de las áreas externas de Judea y Galilea, que había sido establecida por testigos oculares de Cristo que los habían evangelizado. Esta congregación no aparenta ser nueva ni que le faltara instrucción, porque debiendo ser ya maestros, algunos todavía necesitaban leche y no alimento sólido (ver 5:12).
Por otra parte, aunque han surgido nombres de probables …
Hoy comenzamos la carta escrita a los hebreos. Los eruditos mencionan que el título original en griego es «A los Hebreos», sin embargo, en el contenido de la carta no es mencionado específicamente que los destinatarios eran los hebreos (judíos). Lo que sí encontramos en toda la carta son múltiples referencias a la historia y religión hebrea, el sacerdocio levítico, los sacrificios, y no se menciona alguna práctica gentil o pagana en particular; por eso, este título se ha mantenido como Hebreos. Es muy probable que los destinatarios fueran parte de una iglesia cerca de las áreas externas de Judea y Galilea, que había sido establecida por testigos oculares de Cristo que los habían evangelizado. Esta congregación no aparenta ser nueva ni que le faltara instrucción, porque debiendo ser ya maestros, algunos todavía necesitaban leche y no alimento sólido (ver 5:12).
Por otra parte, aunque han surgido nombres de probables autores de la carta, hasta hoy, es desconocido; aun así, la mayoría de las ocasiones se le ha atribuido al apóstol Pablo; pero más allá de saber quién dictó o escribió estas palabras con su puño y letra, sabemos que, finalmente, el autor fue el Espíritu Santo, como en todos los demás libros de la Biblia.
Se cree que esta carta fue escrita alrededor del 67-69 d.C., Timoteo había sido liberado de la prisión (ver 13:23), y la persecución estaba volviéndose más intensa. Esta persecución estaba llevando a los hebreos a la tentación de dejar de identificarse con Cristo, y minimizar Su deidad, o reducirla a un ángel, y no reconocerlo como el Hijo de Dios. Como en muchas de las ocasiones, las filosofías y pensamientos humanos estaban permeando, y el escritor de la epístola se ve en la necesidad de enfatizar desde el inicio la superioridad de Cristo sobre los ángeles, Moisés y el Sacerdocio, así como la superioridad de Su sacrificio sobre los sacrificios levíticos observados en el templo, y del verdadero reposo.
Debido a que desde el inicio de la historia, el pueblo de Dios continuamente interrumpía su comunión con Él por el pecado; así como lo estudiamos en el libro de Levítico, el Señor estableció un sistema de sacrificios que representaban el arrepentimiento de los pecadores y la el perdón divino. Pero esa necesidad de sacrificios sería interminable, las provisiones imperfectas e incompletas dadas por Moisés en el antiguo pacto solamente podían ser superadas hasta que hubiera un sacerdote perfecto y un sacrificio perfecto, que de una vez y para siempre erradicara el pecado. Y esa provisión para la necesidad más grande de todo ser humano se encontraba en Cristo y por quien ahora también todo creyente tiene acceso directo a Dios y pueden acercarse a Su trono. Este es el mensaje central de la epístola de los Hebreos.
Así que, en el capítulo 1, el autor comienza recordando a los lectores quién es ese Sacerdote y sacrificio perfecto.
Él menciona que…
- Dios había hablado antes por los profetas, ahora lo hace a través de Cristo.
- Dios constituyó a Cristo heredero de todas las cosas.
- Dios creó el universo por medio de Cristo.
- El resplandor de la gloria de Dios se refleja en Cristo.
- Todas las cosas se sostienen por la palabra del poder de Cristo.
- Después del sacrificio perfecto hecho por los pecados del hombre, Cristo se
sentó al lado de Dios Padre en el trono, donde Él está.
- Cristo ha heredado mejor nombre que los ángeles; Él es superior.
Así pues, todas estas verdades contenidas en el evangelio deben estar aseguradas en el corazón del creyente para no dar pie a deslizarse o ser desviado y naufragar en las ideas propias de la vida cristiana. ¡Cristo es el Señor!
Si bien es cierto que nuestro amado Salvador se humilló hasta lo sumo y se hizo obediente al Padre, Cristo tomó la forma de un simple mortal y se hizo inferior a los ángeles para poder experimentar lo mismo que nosotras experimentamos en este mundo, pero Él lo hizo sin pecado, viviendo una vida perfecta para ser el medio por el cual podemos ser libradas de la muerte, de la condenación eterna, pues vivíamos en esclavitud. Pero es este mismo padecimiento de la muerte que Cristo experimentó, que lo coronó de gloria y honor; es este sacrificio perfecto lo que ha hecho posible llevar a muchos hijos a la gloria y restaurar su comunión con el Padre. Porque aunque Moisés era un referente de liberación para los judíos, Cristo era un mejor Moisés que había sido enviado por el Padre para la liberación de la esclavitud al pecado. Cristo es superior a Moisés, y solo a Él le pertenece la posición de Hijo.
¡Gloria a Dios por el autor de nuestra salvación y quien sin vergüenza alguna nos ha llamado hermanos! ¿No te provoca esta maravillosa verdad irrumpir en alabanza y adoración a Cristo, mi hermana? ¿Cómo podemos descuidar una salvación tan grande?
Así pues, el autor exhorta a los lectores de esta carta haciendo referencia al Salmo 95:7-11, recordándoles, como lo habían hecho sus padres al tentar a Dios en el desierto después de haber sido liberados de Egipto, que existe una facilidad de endurecer el corazón y caer en la incredulidad. El autor los anima como iglesia a ser de exhortación y edificación los unos a los otros y mantenerse firmes hasta el final.
Siguiendo la misma referencia del pueblo de Israel; el capítulo 4 comienza hablando del reposo espiritual. Por medio de Josué, Dios había anticipado un reposo en la Tierra Prometida, un reposo terrenal que apuntaba al reposo celestial. Pero el pueblo se aferró a su desobediencia e incredulidad, y nadie de su generación pudo entrar en ese reposo. Es el reposo espiritual prometido que los creyentes pueden no alcanzar en medio de su incredulidad, porque el evangelio anunciado no aprovecha de nada cuando hay incredulidad en el corazón, no basta con solo tener el conocimiento. Por eso, el autor les exhorta a esforzarse por entrar en el reposo de Dios y no caer en desobediencia como el pueblo de Israel.
El autor, entonces, les exhorta a creer en la Palabra de Dios que da consuelo, afirmación y alimento espiritual a quienes creen. Es esta Palabra viva la que puede llegar a lo más profundo de nuestro ser y dar evidencia la preciosa «salvación» que Él nos ha dado, la cual no es solo intelectual que no aprovecha para entrar al reposo de Dios, pero una que es verdadera, por fe; porque no hay nada oculto ante los ojos de Dios, quien todo lo conoce.
Así que, por la fe, es que el creyente es invitado a acercarse con confianza hasta el trono de Dios, porque el sacrificio perfecto, consumó la obra perfecta; por lo tanto, solo Cristo es el único que puede entendernos y compadecerse, y es solo por medio de Él que podemos llegar al Padre.
La invitación que hizo el autor siglos atrás, es la misma invitación ahora: ¡Retengamos nuestra fe en nuestro Salvador, el Hijo de Dios! Cristo, quien también fue superior a Aarón, es el Sumo Sacerdote por excelencia, llamado por el Padre para efectuar ese llamado y a quien le rindió completa obediencia dispuesto a sufrir, confirmando Su humildad y probando que fue el justo y perfecto, ¡Él ha venido a ser nuestra fuente de salvación!
Para animar a los hebreos a no apoyar su fe en los rituales pertenecientes al sistema levítico, pues, Cristo ya había sido hecho sacrificio de una vez y para siempre, se menciona el ejemplo de Abraham como modelo de fe, que inclusive no pudo ver en esta tierra el cumplimiento de todas las promesas de Dios, sino el nacimiento de Isaac, pero tuvo fe. Aun así, la palabra de Dios es suficiente para creer en lo que Él ha dicho que podemos recibir mediante la fe en Su Hijo Jesucristo, porque Él no puede mentir.
Así pues, nuestra esperanza es firme y segura, pues está depositada en la obra de Cristo, quien ha entrado a la presencia de Dios en el Lugar Santísimo, habiendo roto el velo que nos separaba de
Él.
Para meditar:
Según lo que leíste y aprendemos, medita en:
- ¿Por qué es imposible escapar de la ira de Dios si rechazamos la salvación?
- ¿Por qué la Palabra de Dios es como un espejo que nos dice la verdad de quién somos?
- ¿Cómo puedes ayudar a tus hermanas que atraviesan el desaliento?
- Termina orando con acción de gracias por Cristo, ¡qué seríamos sin Él!
«Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro». -Hebreos 4:16
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