Día 353 | Tito
Hoy leemos la carta a Tito, la cual probablemente se escribió al mismo tiempo que 1 Timoteo, entre el primer encarcelamiento de Pablo en Roma y su encarcelamiento y ejecución antes de escribir 2 Timoteo. Pablo le escribe esta carta a Tito, su hijo en la fe, que era pastor en la isla de Creta. Él tenía que designar ancianos en cada ciudad y así terminar el trabajo en cada iglesia establecida en la isla. Debido a las falsas enseñanzas y falsos maestros que imperaban, Pablo le pide a Tito que ordene la iglesia y persevere en enseñar la sana doctrina, dejándonos hoy un modelo para nuestras iglesias locales.
El énfasis que vemos en esta carta es en cómo la enseñanza de la verdad a través del pastor o anciano tiene efectos en las vidas de los miembros de la iglesia y las familias.
«… para enseñarles a conocer la …
Hoy leemos la carta a Tito, la cual probablemente se escribió al mismo tiempo que 1 Timoteo, entre el primer encarcelamiento de Pablo en Roma y su encarcelamiento y ejecución antes de escribir 2 Timoteo. Pablo le escribe esta carta a Tito, su hijo en la fe, que era pastor en la isla de Creta. Él tenía que designar ancianos en cada ciudad y así terminar el trabajo en cada iglesia establecida en la isla. Debido a las falsas enseñanzas y falsos maestros que imperaban, Pablo le pide a Tito que ordene la iglesia y persevere en enseñar la sana doctrina, dejándonos hoy un modelo para nuestras iglesias locales.
El énfasis que vemos en esta carta es en cómo la enseñanza de la verdad a través del pastor o anciano tiene efectos en las vidas de los miembros de la iglesia y las familias.
«… para enseñarles a conocer la verdad que les muestra cómo vivir una vida dedicada a Dios». –v. 1
Pablo comienza el orden en la iglesia recordando a Tito su identidad y el evangelio para luego recordarle los requisitos para los líderes. La autoridad en cada iglesia quedaba establecida cuando se nombraban ancianos o pastores.
Estos hombres debían tener ciertas cualidades tanto en su carácter, como en su vida familiar, sus finanzas y su testimonio en general. «El anciano debe llevar una vida intachable», en su hogar y en la iglesia.
¿Esto quiere decir que los ancianos tienen o deben llevar una vida perfecta? De ninguna manera, porque de acuerdo al contexto de toda la Escritura, sabemos que esto es imposible, porque aún son pecadores, como los demás miembros de la iglesia, pero sí deben llevar una vida coherente con lo que enseñan y con su llamado, y una vida que progresivamente crece en santidad.
Un contraste
No era fácil la tarea de este joven pastor porque la descripción de Pablo de la sociedad cretense es muy gráfica:
«Pues hay muchos rebeldes que participan en conversaciones inútiles y engañan a otros… Todos los cretenses son mentirosos, animales crueles y glotones perezosos». –1:10,12
La palabra cretino, viene de la conducta cretense. Bebedores, comelones, ociosos y, por lo tanto, chismosos. Se puede evidenciar a lo largo de la carta el contraste entre estos dos grupos de personas: los creyentes y los incrédulos. ¿Cómo quedaba esto evidenciado? Por cómo vivían el día a día en sus vidas cotidianas.
Algunos afirman que conocen a Dios, pero lo niegan con su manera de vivir. Son detestables y desobedientes, no sirven para hacer nada bueno.
Pero, los que verdaderamente habían llegado al conocimiento de Cristo y habían abrazado la enseñanza de la verdad, debían vivir vidas muy distintas.
Las relaciones en la Iglesia
En el capítulo 2 tenemos esa famosa porción de la que se ha escrito y comentado mucho. Dios nos hizo seres relacionales. Él no quiere que vivamos vidas aisladas, individualistas, sino que nos relacionemos dentro de la familia de la fe. Él nos salva de manera individual y nos inserta en una iglesia local que es nuestra comunidad.
Pablo le dice a Tito que debe predicar la sana enseñanza de la Palabra de Dios y luego los hombres: mayores y jóvenes, las mujeres: mayores y jóvenes, los esclavos y los amos, todos los integrantes de la iglesia, debían relacionarse entre sí y vivir esa enseñanza en sus vidas diarias.
Estas relaciones, tanto en aquella época como hoy en día, deben dar lugar a lo que se conoce como el discipulado: invertir nuestras vidas en las vidas de otros. No se trata necesariamente de un programa formal, sino de un estilo de vida que promueve el amor, el crecimiento y muy importante, el pasar el legado de la fe de una generación a otra.
Tomemos por ejemplo la condición de la mujer en nuestros días, que al igual que en aquellos tiempos, es triste y deplorable. Nosotras como mujeres, al igual que en Creta, necesitamos ser enseñadas en lo que Dios espera de nosotras, pues los valores que nos rodean son feministas y contrarios a Dios. Una mujer que se convierte trae consigo todo un esquema con muchas cosas contrarias a la Palabra de Dios.
Esta necesidad es tan intensa en la iglesia de hoy como lo fue en las iglesias de Creta.
La práctica
Todas nosotras somos retratadas con ese texto. Los versículos del 3-5 son específicamente para nosotras las mujeres.
Es interesante el currículo de lo que debía enseñarse para que la iglesia se ordenara con relación a las mujeres. Pablo no está hablando específicamente de oraciones, ayunos, estudios bíblicos, consejerías formales; no se trata de buscar posiciones de liderazgo para servir (aunque no hay nada de malo con todo eso y deben también ser parte de nuestras vidas), pero el énfasis es nuestra vida como mujer en los diferentes roles y etapas en mi hogar y mi familia en la cotidianidad de nuestros días.
Podríamos bosquejar de esta forma:
- Una enseñanza específica: lo que es bueno.
- Una vida práctica: amar a tu marido, tus hijos y cuidar el hogar.
- Un carácter: prudentes, puras, bondadosas.
A través de una relación:
- Las mujeres mayores enseñando a las más jóvenes.
- Las jóvenes recibiendo enseñanza de una relación con una mujer mayor.
El propósito es que el evangelio se siga propagando a través de relaciones sanas en la iglesia, que es la portadora de las buenas nuevas de Cristo.
Las buenas obras
«Pues la gracia de Dios ya ha sido revelada, la cual trae salvación a todas las personas. Y se nos instruye a que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios». –2:11-12
La gracia de Dios que nos salva debe producir un tipo de vida distinta, un aborrecimiento por la vida pasada y un anhelo por hacer buenas obras. Cristo Jesús había pagado el precio por esa vida tan disoluta que habían vivido, y ahora, aunque los llamaba a conducirse de cierta manera y a hacer buenas obras, está claro a través de toda la carta y de toda la Escritura, que buenas obras no salvan, sino que evidencian la salvación; adornan la salvación.
«Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer Su bondad y amor, él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por Su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo. Él derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo, nuestro Salvador. Por su gracia, él nos declaró justos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna». –3:4-7
- ¿Y qué de nosotras? ¿Reflejan nuestras vidas la enseñanza que hemos abrazado?
- ¿Han sido nuestras vidas transformadas y son coherentes con lo que decimos creer?
- ¿Estamos escuchando la sana enseñanza de la Palabra o estamos escuchando otras cosas?
- ¿Hemos creído en Cristo para salvación?
- ¿Somos parte de la iglesia y tenemos pastores que velan por nosotros y nos enseñan?
- ¿Tienes relaciones dentro de tu iglesia con mujeres más jóvenes y mayores para aprender/enseñar lo que es bueno y así adornar el evangelio como mujer?
Para meditar:
- Es importante reflexionar acerca de cómo Dios nos ha perdonado, pero no podemos dejarlo allí. Cuando alguien nos ofende, ¿qué decimos? ¿Pensamos o decimos: «tú tienes que buscarme a mí, debes sufrir por todo el mal que me hiciste» o nos acercamos buscando la reconciliación y restauración de la relación?
- ¿Perdonamos de corazón y perseguimos la restauración de las relaciones?
- Si Dios nos ha hecho libres, si no hay ninguna condenación para los que estamos en Cristo y si todos nuestros pecados fueron clavados en la cruz, no hay ofensa demasiado grande. Cristo sabe que vamos a caer y repetir los mismos pecados, y aún así nos perdonó y nos perdona.
- El perdón bíblico es activo. Entre hermanos debemos hacer todo lo posible para amar de manera extravagante y extender el perdón fácilmente, amorosamente y de corazón.
- Cuando vemos a hermanos que no se han reconciliado, ¿nos ponemos en la brecha o tan solo observamos desde lejos el conflicto sin involucrarnos?
- La iglesia local es el lugar para ser restaurados; así que, oremos por nuestras iglesias locales para que vivan en la sana enseñanza del evangelio y sean luz en donde sea que estén. Tú, como parte del Cuerpo de Cristo, modela la vida a tu familia y a otros del poder transformador del evangelio en tu corazón.
«No defraudando, sino mostrando toda buena fe, para que adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador en todo respecto». -Tito 2:10
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