Día 35 | Éxodo 16 - 18

Tan pronto el pueblo enfrentó dificultades, pasó de la alabanza a la queja y la murmuración. Rápidamente se olvidaron de los milagros y de la forma como Dios mostró Su gran poder sacándolos de Egipto. En su incredulidad, pensaron que Dios no proveería para sus necesidades en medio del desierto.

Somos iguales que el pueblo de Israel.La vida en este mundo caído consta de buenos y malos tiempos, de momentos amargos y otros dulces. Siempre nos resultará más fácil alabar a Dios cuando las cosas van bien, pero la duda nos asalta cuando llegan los retos y carencias. Hace falta mucha fe y confianza en la bondad y fidelidad de Dios para cantar y regocijarnos cuando estamos en gran necesidad. Murmurar contra Dios es un reflejo de ingratitud en nuestro corazón. Nuestras quejas solo revelan que no hemos creído en Su bondad, Su fidelidad y Sus promesas. Sin embargo, Dios ha prometido estar con nosotros siempre. Él endulza aun los lugares amargos con Su presencia. Cada circunstancia difícil es una oportunidad de aprender a confiar en Él y cultivar la fe.

A pesar de la incredulidad de Su pueblo, Dios provee para ellos. Recoger el maná diariamente era una lección práctica diaria para el pueblo acerca de la provisión fiel de Dios y de su necesidad de depender totalmente de Él. Dios nos da exactamente lo que necesitamos cada día. Este es uno de los principios fundamentales de la vida cristiana: vivir por fe. 

Es importante recordar que lo que el maná era para los judíos en el desierto, lo es Jesús para nosotras hoy. Él es nuestro Pan de Vida.

Más adelante vemos que los enemigos no tardan en llegar. En el momento de la batalla contra Amalec, Moisés estuvo orando en la montaña. Dios nos llama a clamar a Él en todo tiempo, sobre todo por liberación en medio de las batallas de la vida, y también nos llama a interceder los unos por los otros. Él es el único que puede ayudarnos. 

Jetro, el suegro de Moisés, viene a visitarlo. Alaba a Dios por Su gran fidelidad y poder mostrado hacia Su pueblo. Su visita fue muy providencial para Moisés en aquel momento cuando estaba cargado de responsabilidades en medio de un pueblo tan grande; nadie puede hacerlo todo. Moisés estaba haciendo todo el trabajo y Jetro pudo ver lo que él no estaba viendo. Moisés sigue su consejo y asigna líderes para que lo ayuden a llevar la carga.

De la misma forma, tú y yo tenemos muchas responsabilidades y llamados. Estamos en diferentes etapas de la vida y tenemos diversas áreas de influencia a nuestro cargo. Como mujeres, muchas veces tomamos más cargas de las que Dios quiere que tomemos y terminamos exhaustas. Dios no te llama a hacerlo todo. 

¿Te sientes exhausta? Considera buscar el consejo de alguna hermana que te conozca y escucha su sabiduría. Muchas veces cuando estamos ahogadas no podemos discernir la voluntad de Dios. Busca el consejo y la ayuda de Dios y de otros.

Para meditar:

• ¿Cómo responde Dios ante la falta de fe y las quejas continuas de Su pueblo? ¿Qué te enseña esto acerca de la paciencia de Dios?
• Lee el versículo 8 del capítulo 16. En última instancia, ¿sus quejas eran contra quién?
• Lee Filipenses 4:4-7. Como hija de Dios, ¿qué estás llamada a hacer en lugar de quejarte? 
• Lee Filipenses 4:10-13. ¿Qué lección puedes aprender del apóstol Pablo?
• ¿Qué similitud puedes ver entre el maná y el alimento diario de la Palabra de Dios? 

¡Te animo a ir más profundo! Busca los siguientes versículos: 

• Job 23:12
• Salmo 119:103
• Mateo 4:4
• 1 Pedro 2:2
• 1 Corintios 3:1-2
• Hebreos 5:11-14

Siguiendo el consejo de Jetro, Moisés elige líderes que lo ayuden (lee 18:21). ¿Cuáles características deben tener estos líderes? 

Ora que Dios levante líderes con estas características en los hogares y las iglesias.

«Bendito sea el Señor que los libró de la mano de los egipcios y de la mano de Faraón, y que libró al pueblo del poder de los egipcios. Ahora sé que el Señor es más grande que todos los dioses». -Éxodo 18:10-11

 

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