Día 347 | Hechos 24 - 26
Hoy continuamos con Pablo detenido en Cesarea, esperando que los judíos de Jerusalén vinieran a presentar sus acusaciones ante el gobernador Félix.
Tenemos un mejor abogado
Los judíos vinieron artillados con sus acusaciones falsas acompañadas de Tértulo, un abogado que con palabras elogiosas y aduladoras intentó ganar el favor de Félix. También mintió diciendo que Pablo había estado provocando «disensiones por el mundo entero» y trajo testigos falsos para apoyar sus argumentos. Pero Pablo tenía el mejor abogado de todos: tenía a Dios de su parte. Dios le dio palabras sabias para defenderse de los judíos quienes no tenían pruebas para refutar sus argumentos. Éste no había hecho nada en contra de la ley judía, todo lo contrario, había cumplido con los requisitos de su ley.
Muy sabiamente Pablo redujo las acusaciones de los judíos a que él creía en la resurrección de los muertos, un tema que no podía …
Hoy continuamos con Pablo detenido en Cesarea, esperando que los judíos de Jerusalén vinieran a presentar sus acusaciones ante el gobernador Félix.
Tenemos un mejor abogado
Los judíos vinieron artillados con sus acusaciones falsas acompañadas de Tértulo, un abogado que con palabras elogiosas y aduladoras intentó ganar el favor de Félix. También mintió diciendo que Pablo había estado provocando «disensiones por el mundo entero» y trajo testigos falsos para apoyar sus argumentos. Pero Pablo tenía el mejor abogado de todos: tenía a Dios de su parte. Dios le dio palabras sabias para defenderse de los judíos quienes no tenían pruebas para refutar sus argumentos. Éste no había hecho nada en contra de la ley judía, todo lo contrario, había cumplido con los requisitos de su ley.
Muy sabiamente Pablo redujo las acusaciones de los judíos a que él creía en la resurrección de los muertos, un tema que no podía ser debatible para los fariseos.
Dios lo asistió, y aunque estuvo preso por dos años en Cesarea, Pablo tenía cierta libertad y sus amigos podían visitarlo. Seguramente este no hubiera sido el camino que Pablo hubiera elegido para ir a Roma, pero él aprovechó esta oportunidad sabiamente.
«...a ustedes les echarán mano, y los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y cárceles, llevándolos ante reyes y gobernadores por causa de Mi nombre. Esto les dará oportunidad de testificar» (Lc. 21:12).
En esos dos años, los judíos no desistieron de sus planes contra Pablo. Cuando Festo fue a Jerusalén (en lugar de llevar a Pablo allí como pidieron los judíos para ponerle otra emboscada) volvieron a traer graves acusaciones falsas contra Pablo, pero Pablo sabiamente apeló al César, lo que lo llevaría eventualmente a Roma para presentar el evangelio a la persona más importante de ese gran imperio. Jesús mismo había predicho que sus discípulos serían llevados ante poderosos reyes y gobernadores para dar testimonio sobre Él (ver Mateo 10:18-20).
Aunque a fin de cuentas Pablo no había hecho nada para merecer la muerte o la prisión según la ley romana, esta «injusticia» tan solo respondía a los planes de Dios. Los judíos no estaban en control, ni tampoco Félix, Festo o Herodes Agripa II. Dios estaba en control, orquestando Sus planes para llevar a Pablo ante el César.
Dios es soberano en la salvación
Félix y Drusila escucharon a Pablo y su testimonio acerca de su fe en Jesús. Pablo disertó acerca de varios temas y dice la Escritura que Félix «se atemorizó». Prefirió dejar de escuchar a Pablo para no ser confrontado con su pecado y con un posible juicio por parte de Dios. Félix, quien era el gobernador romano, se había casado con Drusila (judía e hija de Herodes Agripa I), quien había abandonado a su primer esposo para casarse con Félix.
Pablo pudo haber intentado defenderse con argumentos humanos, pero Dios le guió a contar su propia historia. Pudo dar testimonio ante Festo (el gobernador que sucedió a Félix) al igual que ante Herodes Agripa y su esposa Berenice. Dios le dio a Pablo la oportunidad de contarles su testimonio de conversión. Y la respuesta del rey no me sorprende: «¡Pablo, estás loco!». Y luego bromea diciéndole por poco me «persuades a que me haga cristiano».
Dios nos manda a predicar el evangelio de salvación a todos, pero no nos garantiza que todos se van a convertir. La Palabra hace exactamente lo que Dios quiere que haga en cada persona:
La segunda carta a los Corintios 2:14-16 dice: «Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta la fragancia de Su conocimiento en todo lugar. Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden. Para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida».
«Si ustedes oyen hoy Su voz, no endurezcan sus corazones, como en la provocación» (Heb. 3:15).
Termino con estas palabras de Spurgeon:
«Estar casi persuadido de ser cristiano es como el hombre que fue casi perdonado, pero que terminó siendo colgado; como el hombre que fue casi rescatado, pero que terminó quemándose por el fuego que consumió su casa. Un hombre que es casi salvo es un hombre maldito».
Para meditar
- ¿Ves tu vida y tus circunstancias de acuerdo a la perspectiva de Dios? ¿En qué áreas sí y en qué no? ¿Cómo debes ajustar tu perspectiva?
- La invitación de Dios y del mensaje del evangelio sigue vigente para nosotros hoy. ¿Cerraremos nuestros oídos como Félix o como Festo y el Rey Agripa lo negaremos o burlaremos?
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón». -Hechos 26:14
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