Día 344 | Romanos 11-13
Capítulo 11
A pesar de la incredulidad generalizada de Israel, en Romanos 11 Pablo deja claro que Dios no ha desechado completamente a Su pueblo. A lo largo de la historia, Él ha mantenido un remanente fiel, una porción preservada por la gracia soberana de Dios. Pablo, siendo un judío que ha experimentado la redención, es un ejemplo vivo de ese remanente, así como lo han sido miles de israelitas a lo largo de las generaciones, quienes por la gracia de Dios han sido transformados y sostenidos. Esta gracia no es algo del pasado; es una gracia inagotable y soberana que sigue fluyendo en el presente y continuará extendiéndose hasta el futuro, alcanzando a los escogidos de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas.
En los días de Elías, cuando parecía que todo Israel había caído en la idolatría, Dios le recordó al profeta que se había reservado un remanente …
Capítulo 11
A pesar de la incredulidad generalizada de Israel, en Romanos 11 Pablo deja claro que Dios no ha desechado completamente a Su pueblo. A lo largo de la historia, Él ha mantenido un remanente fiel, una porción preservada por la gracia soberana de Dios. Pablo, siendo un judío que ha experimentado la redención, es un ejemplo vivo de ese remanente, así como lo han sido miles de israelitas a lo largo de las generaciones, quienes por la gracia de Dios han sido transformados y sostenidos. Esta gracia no es algo del pasado; es una gracia inagotable y soberana que sigue fluyendo en el presente y continuará extendiéndose hasta el futuro, alcanzando a los escogidos de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas.
En los días de Elías, cuando parecía que todo Israel había caído en la idolatría, Dios le recordó al profeta que se había reservado un remanente de siete mil hombres que no habían doblado sus rodillas ante Baal (1 Reyes 19:18). De manera similar, hoy, a pesar de que muchos en el mundo rechazan a Dios y siguen otros ídolos modernos, podemos tener la certeza de que Dios sigue llamando y preservando un remanente fiel. Como explica D.A. Carson, esta preservación soberana es la base de nuestra seguridad en medio de la oscuridad: el plan de Dios nunca será frustrado. Él continúa obrando, llamando a aquellos que le pertenecen, manteniendo a un pueblo para Sí mismo, incluso en los tiempos más sombríos.
Pablo enseña que los gentiles no deben jactarse del privilegio de ser injertados, ya que fue únicamente la bondad de Dios la que permitió su inclusión en el «olivo» que representa al pueblo de Dios. Como lo señala MacArthur, la misericordia de Dios es el centro del injerto, no las obras humanas, y esto debe inspirar humildad en lugar de orgullo.
El remanente de Israel ha sido preservado por la gracia de Dios, no por sus obras. Así también, los gentiles fueron incluidos solo por esa misma gracia. Pablo recuerda que Dios tiene el poder de injertar de nuevo a Israel; de hecho, utiliza la aceptación del evangelio por parte de los gentiles para provocar celos en los judíos, con el fin de que también vuelvan a Él. Aquí vemos el misterio revelado por Pablo: el endurecimiento de Israel es solo parcial y temporal. Dios sigue llamando a un remanente en cada generación.
Este «endurecimiento parcial» no implica que todos los israelitas sean salvos individualmente, sino que, como Carson explica, Dios siempre ha mantenido un remanente fiel entre ellos. Al final, ese remanente será reunido, cumpliendo el plan soberano de redención que abarca tanto a judíos como a gentiles. Recordemos lo que Pablo explicaba en Romanos 4: es por la fe que entramos al reino de Dios, no por nuestra posición étnica. Los verdaderos israelitas son los que creen en Cristo Jesús y solamente en Él. Siempre ha sido por la fe, nunca por las obras o una posición o una identificación étnica.
Doxología: la profundidad de las riquezas de Dios
Pablo, al contemplar el misterio del plan redentor de Dios, no puede contener su adoración. En Romanos 11:33-36, estalla en una doxología, exaltando la profundidad de las riquezas, la sabiduría y el conocimiento de Dios. Aquí, Pablo destaca lo insondables que son los juicios de Dios y lo inescrutables que son Sus caminos. Según MacArthur, Pablo se maravilla de que, aunque los seres humanos no pueden comprender plenamente los propósitos divinos, estos siempre son justos, perfectos y para Su gloria.
Pablo concluye con una afirmación rotunda de la autosuficiencia y la soberanía de Dios: «Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén» (Romanos 11:36). Esta es la respuesta natural a la revelación de los planes de Dios: una adoración profunda y sincera, reconociendo Su control absoluto sobre todas las cosas.
Capítulo 12: Vivir como sacrificios vivos
Después de explicar profundamente el plan de redención, Pablo gira hacia la aplicación práctica en la vida de los creyentes. El «por lo tanto» que utiliza al inicio de Romanos 12:1 es clave, conectando la doctrina con la vida cotidiana. Esta transición nos recuerda, como bien señala Carson, que la teología debe llevarnos a la acción. La verdadera comprensión de la gracia de Dios nos impulsa a una vida de adoración, no solo en palabras, sino en la entrega completa de nuestro ser.
Pablo nos exhorta a que, en vista de las misericordias de Dios, presentemos nuestros cuerpos como sacrificios vivos, santos y agradables a Dios. Este sacrificio es «vivo» porque Cristo nos ha dado nueva vida; es «santo» porque hemos sido apartados para Dios, y es «agradable» porque es ofrecido en gratitud, no como una carga.
El acto de adoración es «racional» o «lógico», basado en una comprensión clara de quién es Dios y lo que ha hecho por nosotros. Esto va más allá de un ritual externo, es una respuesta consciente y voluntaria a la gracia transformadora de Dios. No debemos conformarnos a este mundo, sino ser transformados mediante la renovación de nuestra mente. Aquí, Pablo utiliza la palabra griega «metamorfosis», lo que implica un cambio profundo desde el interior, obra que solo el Espíritu Santo puede realizar mediante la Palabra de Dios.
Usar los dones con humildad
En los versículos 3-8, Pablo nos llama a usar los dones que Dios nos ha dado con humildad, sabiendo que todos formamos parte del cuerpo de Cristo. Ningún miembro es más importante que otro; cada uno tiene un papel único, y todos los dones son igualmente valiosos en el plan de Dios. La humildad es una de las marcas de un verdadero creyente.
Como un cuerpo en el que cada parte es necesaria para el funcionamiento, los creyentes deben trabajar en armonía, usando sus dones para la edificación mutua. No se trata de competir, sino de cooperar, con un espíritu de unidad en medio de la diversidad.
Pablo nos anima a no excusarnos pensando que no tenemos suficientes habilidades o dones. Para exhortar, consolar o servir, solo necesitamos un corazón dispuesto. Sea cual sea nuestro don, enseñar o servir, Dios espera que lo usemos para Su gloria y para el bien de Su iglesia.
Capítulo 13: El cristiano y la autoridad civil
En Romanos 13, Pablo introduce un nuevo ámbito en el que debe manifestarse el evangelio: la relación del creyente con las autoridades civiles. Nos llama a someternos a las autoridades, porque «no hay autoridad sino de parte de Dios» (Romanos 13:1). Esto incluye obedecer las leyes, pagar impuestos y cumplir con nuestras responsabilidades como ciudadanos.
MacArthur destaca que esto era especialmente difícil para los cristianos que vivían bajo el dominio de Nerón, un emperador conocido por su crueldad. Sin embargo, Pablo les exhorta a obedecer en todo aquello que no contradiga los mandamientos de Dios. En casos en que las autoridades civiles exigen algo contrario a la ley divina, los cristianos deben obedecer a Dios antes que a los hombres, como se ve en Hechos 5:29.
Que Dios nos conceda vivir conscientes de estas cosas, pues de ese modo seremos de edificación dentro de nuestra iglesia, y esta, al vivir en amor y en armonía, será canal de bendición para atraer incrédulos al evangelio.
Para meditar:
- ¿Cómo puedo ofrecer mi vida diaria como un «sacrificio vivo» a Dios, permitiendo que Su gracia transforme cada aspecto de mi carácter y acciones, en lugar de conformarme a los valores del mundo?
- Reflexiona sobre áreas en tu vida donde puedes rendir más a Dios, buscando siempre Su dirección y renovación constante a través de Su Palabra.
- ¿De qué manera estoy usando los dones que Dios me ha dado para edificar a otros en la iglesia, reconociendo que cada don proviene de Su gracia y debe ser ejercido con humildad? Considera cómo puedes contribuir al bienestar del cuerpo de Cristo, utilizando tus talentos de manera desinteresada y para la gloria de Dios.
«Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros». -Romanos 12:5
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