Día 342 | Romanos 4-7
Hoy seguimos con nuestra lectura de la carta de Romanos y, en el capítulo 4, Pablo se centra específicamente en Abraham y la justificación por fe. Tristemente, la doctrina de la salvación es una de las que más conflictos causa en medio del pueblo de Dios. Sin embargo, me gusta como Dios, en Su Palabra, no deja cabos sueltos y todo está claro. Pablo utiliza el ejemplo de Abraham como una ilustración clave de la verdad bíblica central: el hombre puede ser declarado justo delante de Dios solamente por gracia, por medio de la fe.
La vida de Abraham fue una vida de fe. Él dejó todo basado únicamente en la garantía de la Palabra de Dios, creyendo en las promesas de Dios, aunque parecían imposibles dadas las circunstancias. Abraham emprendió un camino confiando en Aquel que no solo lo llamó, sino que también lo acompañó en todo …
Hoy seguimos con nuestra lectura de la carta de Romanos y, en el capítulo 4, Pablo se centra específicamente en Abraham y la justificación por fe. Tristemente, la doctrina de la salvación es una de las que más conflictos causa en medio del pueblo de Dios. Sin embargo, me gusta como Dios, en Su Palabra, no deja cabos sueltos y todo está claro. Pablo utiliza el ejemplo de Abraham como una ilustración clave de la verdad bíblica central: el hombre puede ser declarado justo delante de Dios solamente por gracia, por medio de la fe.
La vida de Abraham fue una vida de fe. Él dejó todo basado únicamente en la garantía de la Palabra de Dios, creyendo en las promesas de Dios, aunque parecían imposibles dadas las circunstancias. Abraham emprendió un camino confiando en Aquel que no solo lo llamó, sino que también lo acompañó en todo su caminar. Esa rendición de Abraham a la fe le fue contada por justicia.
Logizomai
El término griego logizomai, es traducido como «le fue contada» en Romanos 4, tiene un significado legal y económico que hace referencia a acreditar algo en la cuenta de una persona. Es como cuando alguien te transfiere dinero a tu cuenta y terminas con un saldo a tu favor por el cual no trabajaste y que no se basó en tu comportamiento. De la misma manera, la fe de Abraham fue imperfecta, llena de errores, como la de cualquier ser humano. Sin embargo, fue escogido soberanamente por Dios, solo por gracia, y esa elección lo llevó a poner su fe en Dios. Al igual que tú y yo, Abraham fue justificado no por sus méritos, sino por el favor inmerecido de Dios. Abraham respondió al llamado de salvación. La fe es una respuesta a Dios, no es algo que nosotras fabricamos por medio de nuestras obras.
Por eso, en nuestro caso, Cristo obró en la cruz del Calvario a nuestro favor. Aunque la fe juega un papel importante en la salvación, la fe en sí misma no tiene poder para salvar. Es la gracia redentora de Dios, operando a través de la obra expiatoria de Cristo en la cruz, lo que tiene el poder para salvarnos.
Cosas fundamentales a tener en cuenta:
- Abraham no fue justificado por sus obras (vv. 1-2).
- Abraham fue justificado por su fe (vv. 3-5).
- Abraham no fue justificado por la circuncisión (vv. 9-12).
- Abraham no fue justificado por la ley (vv. 13-15).
- Abraham fue justificado por la gracia de Dios (vv. 16-17).
«...sino también por nosotros, a quienes será contada, como los que creen en Aquel que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor, que fue entregado por causa de nuestras transgresiones y resucitado para nuestra justificación» (Ro. 4:24-25).
Capítulo 5
Después de ver la vida de Abraham, Pablo, en el capítulo 5, se enfoca en la seguridad de la salvación, un tema recurrente en los próximos capítulos. En los capítulos 3 y 4, Pablo deja en claro que la salvación es por la gracia de Dios que opera a través de la fe. Aquí presenta seis verdades esenciales que todo creyente debe tener en mente con respecto a la salvación:
- La paz que tenemos con Dios (v. 1).
- Nuestro lugar en la gracia (v. 2).
- La esperanza de gloria del creyente (vv. 2-5).
- La posesión del amor de Dios (vv. 5-8).
- La seguridad de haber sido liberados y justificados (vv. 9-10).
- El gozo por la reconciliación (v. 11).
Estas seis realidades deberían estar siempre presentes en nuestros corazones, recordándonos que esta salvación tan grande que hemos recibido es únicamente por la pura gracia de Dios.
Así como el pecado entró al mundo por un hombre, el perdón y la gracia llegaron al mundo por medio de otro hombre: Jesucristo. Desde Génesis, cuando el pecado entró en el mundo, Dios ya había preparado la solución en Cristo. En este capítulo, Pablo compara a Adán y el reino de la muerte con Cristo y el reino de la vida. Es una enseñanza clara sobre la realidad universal de la muerte debido al pecado de Adán, pero también sobre la esperanza que encontramos en Cristo. Aunque todos somos pecadores, la gracia de Dios sobreabundó en la cruz del Calvario.
Tómate un momento para dar gracias a Dios por esta salvación inmerecida que tenemos en Cristo.
Capítulo 6
Me encanta cómo está estructurada esta carta. Pablo utiliza preguntas retóricas para anticiparse a las posibles objeciones que podrían surgir, tanto en su tiempo como hoy:
- V. 1: «¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde?»
- V. 2: «¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?»
El enemigo de nuestras almas disfruta distorsionando la verdad, por lo que era crucial que Pablo aclarara este punto. El hecho de que la salvación sea por gracia y no por obras, no significa que tenemos licencia para pecar. No debemos confundirnos ni tratar de justificar el pecado bajo la excusa de la gracia. Abusar de la gracia es distorsionar el evangelio, y no es lo que las Escrituras nos enseñan.
Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia deja claro que una relación de salvación con Dios siempre está ligada a un estilo de vida conforme a Su palabra. Un cristiano que ha sido transformado por el evangelio, refleja el carácter de Aquel que lo salvó. Antes estábamos muertos en nuestros delitos y pecados; pero ahora, si estamos vivos, es para vivir para Cristo y por Cristo.
«¿Qué fruto tenían entonces en aquellas cosas de las cuales ahora se avergüenzan? Porque el fin de esas cosas es muerte. Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tienen por su fruto la santificación, y como resultado la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» (Ro. 6:21-23).
Antes éramos esclavos del pecado y nuestra paga era la muerte. Ahora que hemos sido perdonados y salvados, somos siervos de Cristo. El teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, en su libro «El costo del discipulado», escribió algo que quisiera compartir:
«La gracia barata se equipara a la justificación del pecado sin la justificación del pecador arrepentido que se aparta del pecado... La gracia barata es gracia sin discipulado, sin la cruz, sin Jesucristo. La gracia costosa es el llamado de Jesucristo, ante el cual el discípulo deja sus redes y le sigue a Él».
Capítulo 7
Llegamos a Romanos 7, donde Pablo comienza con una de las grandes noticias para los creyentes: hemos muerto a la ley. A lo largo del Antiguo Testamento, vimos cómo el pueblo de Dios estaba sujeto a la ley. Sin embargo, ahora, gracias a la obra de Cristo, los creyentes ya no estamos bajo la ley ceremonial, sino bajo la gracia.
Pablo menciona la ley varias veces en este capítulo, señalando que, aunque ya no estamos bajo la ley del pecado, la ley moral de Dios sigue vigente. La salvación que hemos recibido a través de Cristo ha transformado nuestra relación con Dios. Ya no nos relacionamos con Él por medio de un sistema de reglas, sino a través de la gracia que Cristo ha traído. Somos la novia de Cristo, llamados a vivir una nueva vida en comunión con Él.
Pablo también reconoce en este capítulo la persistente naturaleza pecaminosa que todos llevamos dentro. Incluso como creyentes, seguimos luchando contra el pecado. Pablo describe esta lucha interna en los versículos 14-25, donde confiesa que muchas veces hace lo que aborrece y no lo que desea hacer. Esto resuena con todos nosotros: aunque hemos sido redimidos, todavía necesitamos el evangelio diariamente, negándonos a nosotros mismos y mirando siempre hacia nuestro Salvador.
«Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo. Porque no practico lo que quiero hacer, sino lo que aborrezco, eso hago... Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno. Porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no... ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?» (Ro. 7:14-15, 18, 24).
Este pasaje refleja la realidad de nuestra vida cristiana: aunque hemos sido salvados, seguimos luchando con el pecado. Pero Pablo no termina ahí. Nos recuerda que hay esperanza en Cristo, quien nos ha liberado de este cuerpo de muerte.
Que podamos vivir vidas dignas del llamado que hemos recibido por la gracia de Dios.
Para meditar:
- ¿Qué lugar tiene la gracia en tu comprensión del pecado y la salvación? Al reflexionar sobre Romanos 6, considera si has entendido la gracia de Dios como un llamado a vivir una vida transformada, o si a veces tratas de justificar tu pecado bajo la excusa de la gracia. ¿Cómo puedes vivir una vida que refleja la santidad de Aquel que te salvó?
- ¿De qué manera puedes aplicar diariamente la verdad de que ya no estás bajo la ley sino bajo la gracia? En Romanos 7, Pablo habla de la lucha interna contra el pecado, pero también de la esperanza en Cristo. ¿Cómo puedes recordar cada día que, aunque sigues luchando con el pecado, ya has sido liberado por Cristo y vives bajo Su gracia redentora?
«Sabemos esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado». -Romanos 6:6-7
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