Día 336 | 1 Corintios 12-14
Los capítulos que leemos el día de hoy se enfocan en la vida de Iglesia. Hay un énfasis especial y necesario que hace el apóstol Pablo en cuanto a la importancia de ser miembros de un cuerpo de Cristo y la realidad de que somos necesarios para la edificación mutua porque el Señor ha dado dones a Sus hijos para que podamos ejercitarlos en medio de Su iglesia.
Esto, como parte de un mensaje que contradecía las prácticas que habían permeado en la iglesia pues había manifestaciones espirituales que Pablo estaba dispuesto a confrontar. Ellos estaban creyendo que podían tener experiencias religiosas en las cuales tenían interacciones sobrenaturales con una deidad, inducida por medio de encantamientos. Esta práctica requería normalmente que hubiera embriaguez, así como perversiones sexuales. Esto, para ellos, representaba tener dones especiales.
Así que, Pablo comienza diciendo que antes ellos eran paganos y seguían las tendencias del enemigo, …
Los capítulos que leemos el día de hoy se enfocan en la vida de Iglesia. Hay un énfasis especial y necesario que hace el apóstol Pablo en cuanto a la importancia de ser miembros de un cuerpo de Cristo y la realidad de que somos necesarios para la edificación mutua porque el Señor ha dado dones a Sus hijos para que podamos ejercitarlos en medio de Su iglesia.
Esto, como parte de un mensaje que contradecía las prácticas que habían permeado en la iglesia pues había manifestaciones espirituales que Pablo estaba dispuesto a confrontar. Ellos estaban creyendo que podían tener experiencias religiosas en las cuales tenían interacciones sobrenaturales con una deidad, inducida por medio de encantamientos. Esta práctica requería normalmente que hubiera embriaguez, así como perversiones sexuales. Esto, para ellos, representaba tener dones especiales.
Así que, Pablo comienza diciendo que antes ellos eran paganos y seguían las tendencias del enemigo, pero ahora, como hijos de Dios, debían dejar de entregarse a estas carnalidades porque no estaban siendo usados por Dios, sino que habían llegado a blasfemar, incluso, Su nombre, el nombre de Dios a quien se suponía que adoraban.
Los corintios debían entender que Dios, a través de Su Espíritu, es quien define la verdad, y particularmente la verdad de los dones que Él ha dado a Su Iglesia para el bien de todos. Estos dones eran tanto verbales, como de servicio, y todos con el propósito de edificar la iglesia y glorificar a Dios.
¡Cuán necesaria es la unidad entre los creyentes! Con una hermosa ilustración, Pabló mostró que es indispensable no solo la unidad, sino la diversidad también, y con un corazón agradecido debían ejercer los dones aunque no consideraran que fueran «espectaculares» pues por más poco visibles o «pequeños» que parecieran, así como el ojo es pequeño, tiene una función no pequeña en el cuerpo.
Ahora bien, había una siguiente verdad para entender y creer: los dones ejercidos sin amor, no significan nada. Pablo dice que no había conocimiento, elocuencia ni don por excelencia que sin amor pudiera ser de bendición, al contrario, sería como un sonido horrible al oído. Tampoco hay sacrificio personal alguno que pudiera aprovechar, si la intención genuina del corazón no fuera un verdadero amor. Y es que no solamente hoy, sino desde tiempos antiguos, el entendimiento de la plenitud del amor estaba muy alejado de la realidad. El amor no es un concepto abstracto, como muchos lo definen, sino acción.
El amor, dice Pablo, puede definirse en un sentido positivo y negativo también, así los enlista:
El amor…
- Es paciente. Sabe soportar. Tiene la habilidad de ser molestado y no estar ofendido o enojado, aunque, inclusive, pudiera tener la oportunidad de tomar represalias. Contrario a lo que este mundo enseña, de tener un amor propio por encima del amor a otros, el amor que viene de Dios no piensa en sí mismo, su principal preocupación es el bienestar del otro. Esto es lo que nuestro Padre celestial ha hecho desde la Caída, tener paciencia que evita la destrucción del mundo, es Su paciencia la que permite que el hombre se arrepienta y pueda ser restaurada la comunión con Él.
- Es bondadoso. Como complemento de la cualidad anterior, un hijo de Dios es llamado a la bondad, dando todo por los demás, incluso sus enemigos. Una persona bondadosa busca las maneras de ser útil, servicial, dar con generosidad, estando alerta de los lugares donde Dios nos ha puesto, comenzando desde el hogar, nuestros lugares de trabajo o estudio, nuestra iglesia, el vecindario…abandonando toda actitud egoísta o celosa.
- No tiene envidia. Tanto querer lo que otra persona quiere, como desear que otra persona no tenga lo que tiene, son formas en las que la envidia se manifiesta. Los celos causan esta actitud, la reacción de la carne es desear inclusive el mal para otra persona. Pero cuando el amor ve que otra persona prospera, tiene un talento o don, naturalmente podrá compartir el gozo y no la envidia o los celos.
- No es jactancioso. La jactancia se exalta a sí misma, y busca lucirse en medio de otros. Hace que el cristiano olvide que todo lo que tiene lo ha recibido del Padre y que no hay nada que sea fruto de sus propios esfuerzos. Siempre se pondrá en primer lugar y buscará que otros le sirvan. Pero el amor no actúa con presunción y no hace alarde de sus logros. El amor entiende el mensaje central del evangelio que dice que ha sido traído de las tinieblas a la luz, que ha sido injertado en la vid, y que separados de Cristo, nada puede hacer.
- No es arrogante. De la mano de la jactancia, viene la arrogancia. Uno de los ejemplos más claros con el que podemos entender esta cualidad es cuando los discípulos de Juan el bautista le preguntaron sobre la creciente popularidad de Jesús, después de que él había estado siendo un referente de un mensaje nuevo y contracultural en sus tiempos. La respuesta que Juan el bautista tuvo es el lema de vida que todo creyente debe tener: «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe» (Jn. 3:30).
- No se porta indecorosamente. El amor no hace nada indebido, no se porta de forma grosera, ni dominante ni descuidada. Eso era lo que estaba sucediendo con los corintos, parecía que el modelo que estaban exhibiendo era característico de su diario andar. Debemos estar alertas a no actuar de esta manera, pues estamos llamadas a reflejar a Cristo, y no a alejar a las personas de una oportunidad de ver y escuchar el mensaje del evangelio por causa de nuestro comportamiento. Estamos llamadas a reflejar la mansedumbre y humildad de Cristo.
- No busca lo suyo. Cristo es el mejor ejemplo de darse por los demás. En un mundo egoísta en extremo, poner la vista en nuestro modelo perfecto nos llevará a desplegar Su carácter.
- No se irrita. Hay una indignación que es correcta y santa, cuando el nombre de Cristo es difamado, y cuando el vulnerable e indefenso es maltratado. Pero cuando se trata de algo que nos han hecho personalmente, el amor nos protege de ser reactivas con un enojo o irritación que busca represalias.
- No toma en cuenta el mal recibido. El término que se usa en esta parte de las Escrituras es un término contable que se usaba para llevar las cuentas o anotar datos en un libro contable, que se puede consultar una y otra vez cuando sea necesario. ¿Creo que así podemos entender mucho mejor lo que Pablo quiso dar a entender, no? El amor nos ayuda a no mantener el recuerdo latente de las cosas que han hecho en contra de nosotros. El amor no conserva listas ni registros, y eso le ayuda a no dar lugar al resentimiento y rencor.
- No se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. En el mundo de hoy, parece muy difícil muchas veces no dejarse llevar por la corriente y la presión de gozarse las cosas que son injustas y pecaminosas. Pero cuánto cuidado debemos tener con esto, no ofender ni deshonrar la santidad de Dios, ni participar de todo aquello que deshonre a las personas creadas a Su imagen como las murmuraciones, burlas y chismes. Por el contrario, busquemos y defendamos todo lo que es verdad, y gocémonos en ella.
- Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. La palabra sufrir, en el original, significa cubrir, soportar, proteger. Así que, el amor todo lo sufre para proteger a otros, más no proteger el pecado. En lugar de prestarse al chisme, protege a la persona no participando; busca también corregir y exhortar de manera adecuada y privada para no exponer a las personas delante de otros. El amor todo lo cree porque no es desconfiado, y siempre busca darle el beneficio de la duda a la otra persona. El amor todo lo espera, porque entiende que cuando todo puede acabar, hay una esperanza por medio de la fe a la que se puede aferrar. Y el amor todo lo soporta porque se mantiene firme ante la oposición, no se da por vencido, nunca deja de amar.
- Nunca deja de ser. El amor permanece, y se nos ha demostrado que durará por toda la eternidad porque nos guiará más allá de la muerte. Ese es el tipo de amor que un hijo de Dios debe desplegar, y porque es permanente, está por encima de todos los demás dones, pues lo que el Creador ha mostrado y con lo que nos ha abrazado desde que nos eligió para ser sus hijas.
Así pues, debido a que la falta de amor era un problema espiritual que se había arraigado en la iglesia de los corintios, ellos tenían que ser intencionales en vivir el verdadero amor. El amor no debía impedir el uso de las capacidades espirituales, no debían hacer a un lado los dones pensando ahora en mantener la unidad solo con el amor, pues Dios los otorga en Su soberanía y son necesarios para usarlos colectivamente y fiel en el servicio del Señor.
Para meditar:
- ¿Tu iglesia local ha confirmado tus dones para servirles mejor?
- ¿Eres intencional en servir a tu familia en la fe y bendecirlos con los dones que Dios te ha dado?
- Después de meditar en las características del amor, ¿consideras que es momento de buscar arrepentimiento por las actitudes que has tenido y que son alejadas de la descripción que el Señor nos da del verdadero amor?
«Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.». -1 Corintios 13:1-3
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