Día 330 | Hechos 17; 18:1-18
Hoy nos encontramos con Pablo y Silas en Tesalónica, Berea y Atenas. Pablo continúa en su segundo viaje misionero acompañado de Silas y Timoteo viajando por estas ciudades.
Pablo y sus acompañantes continúan predicando y persuadiendo a judíos en las sinagogas y a los griegos. Pocos judíos creían y muchos continuaban oponiéndose al mensaje, y Pablo volvía a proponerse ir a los gentiles.
Debemos ser sensibles a la dirección del Espíritu a la hora de compartir el mensaje.
Pablo era fiel en predicar el mensaje de una forma que fuese relevante con el contexto donde estaba, como en el caso de Atenas, donde su audiencia no era judía. Pablo pudo percibir que eran religiosos, pero realmente no conocían a Dios. Pablo entonces comienza por introducirlos a «ese Dios desconocido» por ellos, un Dios que no nos necesita porque es completo en Sí mismo; que es creador, Señor del cielo y …
Hoy nos encontramos con Pablo y Silas en Tesalónica, Berea y Atenas. Pablo continúa en su segundo viaje misionero acompañado de Silas y Timoteo viajando por estas ciudades.
Pablo y sus acompañantes continúan predicando y persuadiendo a judíos en las sinagogas y a los griegos. Pocos judíos creían y muchos continuaban oponiéndose al mensaje, y Pablo volvía a proponerse ir a los gentiles.
Debemos ser sensibles a la dirección del Espíritu a la hora de compartir el mensaje.
Pablo era fiel en predicar el mensaje de una forma que fuese relevante con el contexto donde estaba, como en el caso de Atenas, donde su audiencia no era judía. Pablo pudo percibir que eran religiosos, pero realmente no conocían a Dios. Pablo entonces comienza por introducirlos a «ese Dios desconocido» por ellos, un Dios que no nos necesita porque es completo en Sí mismo; que es creador, Señor del cielo y la tierra, que da vida y aliento a todos, que determina los tiempos y lugares donde vivimos, que está cerca de todos. Este Dios nos llama al arrepentimiento porque un día juzgará el mundo por medio de Jesucristo.
Esto nos enseña que no hay una sola forma de presentar el mensaje. No podemos cambiar la verdad ni diluirla, mucho menos alterarla, pero podemos contextualizarla, siempre siendo guiadas y capacitadas por el Espíritu Santo. Los que no habían sido escogidos para vida eterna se burlaban, pero otros creyeron. Esto es solo obra de Dios. «La salvación es del Señor», nos dice el Salmo 3:8.
Ser espiritual o religioso no necesariamente quiere decir que una persona sea salva.
Atenas era una ciudad conocida por su literatura, arte e intelectualidad. Los griegos vivían filosofando y buscando aprender cosas nuevas. Había epicúreos (filósofos cuya doctrina persigue una vida feliz mediante la búsqueda inteligente de placeres; no creían en la vida después de la muerte) y estoicos (cuya doctrina estaba basada en el dominio propio, control de los hechos, cosas y pasiones que perturban una vida ordenada; creían que solo el alma era inmortal).
En Atenas se encontraba el areópago, un lugar muy concurrido por los griegos en el que se reunía el consejo que regía la ciudad, pero allí también se reunían filósofos para discutir sus diversas filosofías. Los griegos invitaron a Pablo para escuchar «su nueva doctrina».
¿No se parece a los tiempos que vivimos hoy? Creo que un areópago de nuestros días son las redes sociales. Es realmente un mercado de ideas donde todos buscan compartir su opinión.
Muchos persiguen ideas y cosas nuevas que les proporcione la llave de la felicidad o de la paz, a través de doctrinas falsas de nueva era y otras similares con un poco de verdad (¡estas son las más peligrosas!), pero desconocen al verdadero Dios que salva y nos da vida eterna. Prestamos atención a personas y mensajes que suenan muy espirituales, pero que están lejos del único camino de la verdad y de la vida: Jesucristo.
Hoy leímos también, que muchos escuchaban a Pablo, pero los bereanos no solo escuchaban con solicitud, sino que antes consultaban las Escrituras para corroborar las enseñanzas recibidas. Este espíritu de los bereanos es alabado por Lucas. Él dice que ellos «eran más nobles que los de Tesalónica». ¡Qué contraste entre los filósofos y los bereanos!
¡Que importante es escudriñar las Escrituras, sobre todo en estos tiempos! Como mencionaba antes, hoy estamos expuestas a muchas enseñanzas y opiniones de muchas personas diversas; somos bombardeadas por todos lados. La exhortación es no ser seducidas por todo viento de doctrina que nos suene bien. ¡Seamos mujeres de la Palabra! Seamos diligentes en leer y estudiar la Palabra de Dios cada día para crecer en el conocimiento de Dios y Sus caminos.
«Entonces ya no seremos niños, sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los hombres, por las artimañas engañosas del error. Más bien, al hablar la verdad en amor, creceremos en todos los aspectos en Aquel que es la cabeza, es decir, Cristo…» (Ef. 4:14-15).
El capítulo 18 nos introduce a Priscila, Aquila & Apolos.
Priscila y Aquila era un matrimonio de origen judío y acababan de mudarse a Corinto. Venían de Roma de donde fueron echados por el emperador Claudio. Al igual que Pablo, confeccionaban tiendas de campaña para sustentarse y ofrecieron hospitalidad a Pablo en su hogar mientras estuvieron en Corinto. Era una pareja consagrada al Señor que se convirtieron en colaboradores del evangelio junto a Pablo.
Ellos habían entendido el mensaje de salvación a través del sacrificio de Cristo, y con humildad, verdad y amor, apartan a Apolos, un judío proveniente de Egipto, para explicarle y aclararle el camino de Dios. Apolos era un erudito de las Escrituras, posiblemente del Antiguo Testamento; era un hombre elocuente y sabio que enseñaba con precisión lo que sabía de Jesús. Apolos, siendo un hombre elocuente y sabio, se dejó enseñar por esta pareja, lo cual lo ayudó a ser aún más efectivo en su ministerio después.
¡Oremos que Dios nos dé un corazón enseñable sin importar cuán preparadas o capacitadas nos consideremos! ¡Oremos que cada día crezcamos más en el conocimiento de Dios para tener un espíritu sobrio y de discernimiento!
Para meditar:
A la luz de la lectura de hoy, te invito a evaluarte:
- ¿Aceptas todo lo que oyes como bueno y válido o vas a la Palabra de Dios para buscar Su opinión sobre el asunto?
- Cuando ves alguna hermana en un error o débil en algún área doctrinal, ¿la criticas o te acercas humildemente a ella para ayudarla a entender lo que no comprende? Y si tu fueras esa hermana que no comprende, ¿qué tan abierta eres a ser enseñada?
- ¿Qué tan dispuesta estarías para hospedar indefinidamente en tu casa a un hermano desconocido? La hospitalidad era algo muy valorado en las Escrituras. Priscila y Aquila no solo hospedan a Pablo, pero también los vemos abrir su hogar para los hermanos cuando regresan a Roma (ver Romanos 16:3-5). Siempre que leo este tipo de relatos, siento la convicción de desear privacidad y comodidad y me reta a mostrar más amor sacrificial siendo hospitalaria. ¿Te pasa igual a ti?
- ¿Estás casada con un creyente? Al igual que Priscila y Aquila, ¿cómo puedes usar tu matrimonio para contribuir con la expansión del evangelio?
«El Dios que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que Él da a todos vida y aliento y todas las cosas… Porque en Él vivimos, nos movemos y existimos». -Hechos 17:24-25, 28a
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