Día 33 | Éxodo 10 - 12
En el camino a la liberación de Su pueblo, Dios continúa aumentando el calor de la prueba y demostrando Su poder delante de todos, tanto egipcios como israelitas. Con cada prueba, el Faraón continuaba endurecido. Aun sus siervos trataron de hacerlo entrar en razón, argumentando que estaba poniendo en peligro la vida de su propio pueblo con su testarudez (ver 10:7).
La muerte de los primogénitos, última calamidad orquestada por Dios, demostró Su poder sobre la muerte. Todos, menos los primogénitos de los israelitas, fueron heridos. Desde el hijo del Faraón hasta el primogénito de los encarcelados murieron. La ira de Dios (¡ni Su gracia!) hace acepción de personas.
Finalmente, luego de la muerte de los primogénitos, los egipcios echaron a los israelitas, ya que los vieron como los causantes de todas sus desgracias (ver 12:33). Dios no solo liberó a Su pueblo, sino que hizo que el pueblo egipcio …
En el camino a la liberación de Su pueblo, Dios continúa aumentando el calor de la prueba y demostrando Su poder delante de todos, tanto egipcios como israelitas. Con cada prueba, el Faraón continuaba endurecido. Aun sus siervos trataron de hacerlo entrar en razón, argumentando que estaba poniendo en peligro la vida de su propio pueblo con su testarudez (ver 10:7).
La muerte de los primogénitos, última calamidad orquestada por Dios, demostró Su poder sobre la muerte. Todos, menos los primogénitos de los israelitas, fueron heridos. Desde el hijo del Faraón hasta el primogénito de los encarcelados murieron. La ira de Dios (¡ni Su gracia!) hace acepción de personas.
Finalmente, luego de la muerte de los primogénitos, los egipcios echaron a los israelitas, ya que los vieron como los causantes de todas sus desgracias (ver 12:33). Dios no solo liberó a Su pueblo, sino que hizo que el pueblo egipcio financiara su huida (ver 12:35-36).
La celebración de la Pascua se constituye en un testimonio de la liberación de los enemigos del pueblo de Dios. Él les da instrucciones específicas: debían sacrificar un cordero y colocar su sangre en los dinteles de las puertas de los hogares. Esa sangre sería la señal de que los primogénitos de esa familia eran suyos y, por lo tanto, no debían morir. También los llama a evitar la levadura.
Este plan que implicaba el sacrificio de corderos apuntaba a Cristo, el Cordero perfecto que tuvo que morir para que nosotros tuviéramos vida al aplicar, por fe, Su sangre derramada a nuestros corazones.
La sangre de Cristo y Su sacrificio constituyen nuestra Pascua.
Para meditar:
- ¿Has tenido una lucha con Dios alguna vez y has sentido Su mano pesada sobre ti para quebrantar? ¡Cuidado! La Escritura dice en Proverbios 29:1: «El hombre que después de mucha reprensión se pone terco, de repente será quebrantado sin remedio».
- Busca y escribe los siguientes versículos en tu diario:
- Juan 1:29
- 1 Corintios 5:7
- 1 Pedro 1:18-19
- Efesios 1:7
- ¿Qué relación ves entre estos versículos y la Pascua y la levadura que vemos en el capítulo 12?
«Cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta, el Señor pasará de largo aquella puerta, y no permitirá que el ángel destructor entre en sus casas para herirlos». —Éxodo 12:23
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