Día 328 | Gálatas 1 - 3
Capítulo 1 - El problema de las reglas
¡Llegamos al libro de Gálatas! Muchos creen que es la carta más enérgica del apóstol. Pablo presentará con firmeza temas respecto a la justificación, la gracia, el evangelio. La ciudad de Galacia, nos dice el versículo 2, parecía que tenía varias iglesias. Veamos un poco de historia.
Trescientos años antes de Cristo, grupos galos y celtas llegaron a las regiones próximas a Grecia, y con el tiempo, esta región fue conocida por Roma como la provincia de Galacia. Por eso el término puede entenderse de dos maneras: como uno que se refiere al origen étnico de los habitantes; o simplemente como el nombre de la provincia.
Sea cual sea el sentido en el que Pablo lo usó, podemos estar seguras de que esta carta fue escrita a cristianos que habitaron esa región y tenemos la certeza que eran gentiles ajenos al modo …
Capítulo 1 - El problema de las reglas
¡Llegamos al libro de Gálatas! Muchos creen que es la carta más enérgica del apóstol. Pablo presentará con firmeza temas respecto a la justificación, la gracia, el evangelio. La ciudad de Galacia, nos dice el versículo 2, parecía que tenía varias iglesias. Veamos un poco de historia.
Trescientos años antes de Cristo, grupos galos y celtas llegaron a las regiones próximas a Grecia, y con el tiempo, esta región fue conocida por Roma como la provincia de Galacia. Por eso el término puede entenderse de dos maneras: como uno que se refiere al origen étnico de los habitantes; o simplemente como el nombre de la provincia.
Sea cual sea el sentido en el que Pablo lo usó, podemos estar seguras de que esta carta fue escrita a cristianos que habitaron esa región y tenemos la certeza que eran gentiles ajenos al modo de vida judío; probablemente, la carta fue escrita a los convertidos en Hechos 13 y 14. Es aquí que podemos entender la tensión creciente entre los cristianos de origen judío y los conversos de origen gentil. Ese es el tema discutido en Hechos 15: los gentiles al volverse cristianos ¿deben de seguir las costumbres del Antiguo Testamento? ¿Los gentiles deben circuncidarse, deben seguir la dieta levítica?
Lo cierto es que estas cuestiones se responden en Hechos 10:16-28 y en Hechos 15 en el concilio de Jerusalén; sin embargo, los judaizantes insistían en imponer las reglas judías (la Ley mosáica) para los creyentes de origen gentil y en general, para todo aquel que creyera en Cristo (griego, gentil o judío; hombre o mujer). El problema es que seguir reglas no es el evangelio, de hecho, es otro evangelio que además es anatema. ¿Cuál era el tema? Que la salvación es por la gracia de Dios, recibida a través de la fe en la justicia de Cristo, aparte de las obras de la ley.
No pienses en las sectas, recuerda que la carta fue escrita a cristianos. Pablo reprendió a quienes empezaron a seguir este falso evangelio que se centraba en agradar a los hombres, pues esto no es lo que Pablo predicó. Él recibió el mensaje de Cristo mismo y estaba en concordancia con el mensaje que enseñaba el resto de los apóstoles; él no inventó el mensaje, pues ni los apóstoles de Jerusalén exigían las reglas de los judaizantes.
Capítulo 2 - El objeto de tu fe
Pablo enseñó el mensaje de Cristo y no difiere en nada con el mensaje que Jesús encargó al resto de los apóstoles, por eso, las exigencias de los judaizantes eran una alteración del evangelio producto del temor al hombre. Pedro fue víctima del engaño de aparentar, puesto que aceptaba a los gentiles como leímos en Hechos 10 cuando visita a Cornelio, pero aquí se niega a ser visto en compañía de ellos solo por la presión de los judíos. Lo cierto es que la madurez bíblica no se trata de seguir reglas culturales por las presiones grupales. Pablo exhortó a su compañero, Pedro, para regresar a la verdad del evangelio. Quizá tú también necesitas ser exhortada a vivir por el evangelio y no primeramente por seguir reglas.
El evangelio no se trata de actividad ni del origen étnico, sino de quién es el objeto de tu fe. La obra de Cristo comprende la justificación, que es la doctrina de ser declarada inocente aunque eras culpable, quitar la culpa que el pecado produce y esto te coloca en una posición de gracia que te hace receptora de una relación correcta y directa con a través de la fe. Esta relación con Dios te llama a temer Su nombre antes que temer a las exigencias de los hombres. Pablo lo explica de manera hermosa en el versículo 20: «Y ya no soy yo el que vive sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí».
Por eso, Pablo está libre de la hipocresía de querer aparentar, él se reconoce pecador y necesitado de la gracia de Cristo. Ser aceptada por Dios en Cristo es más importante que ser aceptada por los hombres y vivir esforzándote en ello. Simplemente no puedes tener ambas identidades, o eres del Señor o no eres de Él.
Capítulo 3 - Somos incapaces
En Gálatas está plasmada la tensión entre Pablo y los judaizantes. Estos últimos viven en un intento artificial de producir vida espiritual. El problema es que esta perspectiva está basada en el cumplimiento de reglas, y el énfasis de estos maestros no constituye otra cosa sino una perversión del evangelio. Ellos nacieron de nuevo por la fe en Cristo, pero ahora tienen fe en su propio afán de creer que son buenos por sus obras. Aun en el Antíguo Testamento los creyentes vivían por la fe no por el cumplimiento de la ley porque es imposible. Esa fascinación de los Gálatas es un engaño, pues añaden al evangelio sus obras y, peor aún, es una declaración de rechazo a la obra de Cristo como suficiente para salvación y santificación, y la necesidad de la gracia. Simplemente no pueden descansar en Cristo y en su alto rendimiento espiritual.
La ley fue dada, no para impartir la vida sino para mostrar que su incumplimiento trae muerte, porque tienes que entender que eres incapaz de ser lo suficientemente buena para recibir favor de Dios, pues solo Cristo es bueno. Si somos sinceras, podríamos pensar que ese era un problema del primer siglo o que el choque cultural entre judíos y gentiles ha pasado a segundo plano en nuestra época o que ha desaparecido; sin embargo, este es un problema que no ha perdido relevancia, así como la Palabra de Dios tampoco ha perdido vigencia.
Estas fricciones aún siguen, puesto que muchos cristianos aún confían más en sus obras que en la obra de Cristo, incluso hay sectas que te piden hacer y hacer y hacer antes que animarte a ser una verdadera cristiana que muere a sí misma para que Cristo viva en ella. Es decir, la salvación y el cambio de un cristiano se sostiene de la obra de Cristo por el poder del Espíritu Santo. Cuando se pide a un cristiano que haga algo para que Dios lo bendiga o para que su reputación de «buen cristiano» sea reconocida, entonces ha fallado en vivir el evangelio que Cristo predicó y ejemplifica con su propia vida.
Gálatas nos enseña que no podemos relacionarnos con Dios por medio del cumplimiento de la Ley, sino que es por medio de la fe en Su hijo. La vida cristiana no se trata de cuántas cosas eres capaz de privarte, de cuánta carga puedes soportar o de cuánto haces para agradar a los demás. El evangelio es la solución a nuestro problema más profundo: el pecado; y nuestra incapacidad de vivir bajo reglas con nuestros propios esfuerzos. Simplemente somos incapaces. El darte cuenta de esto te permite conocer la magnífica impecabilidad de Cristo en quien tienes que echar tu carga porque Él sí puede cumplir las demandas de la ley, Él ha apaciguado la ira de Dios contra tu pecado, y Él ha vivió perfectamente para que Su obra en tu lugar sea perfecta. A semejante obra maravillosa solo debes responder, en arrepentimiento y fe, todos los días. No se trata de cuánto puedes dar para Cristo, sino de cuánto Cristo ha hecho en ti y sigue haciendo en ti hasta que Él regrese.
Para meditar:
- Cuando reflexionas acerca de tu vida cristiana, ¿todo gira en torno a cuán piadosa eres si te comparas con otras?
- Cuando piensas en tu vida espiritual, ¿siempre está en términos comparativos? ¡Ten cuidado! Has caído en la trampa de las apariencias, así como dijo aquel hombre: «Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres…» (Lc. 18:11). ¿Estás descansando solo en Cristo para ser aceptada por Dios?
- Ora al Señor que te ayude a ver las áreas en las que aparentas y tratas de ganarte el favor de otros o de Dios con tus obras, arrepiéntete y cree que en Cristo eres aceptada y por Su obra eres aprobada, por pura gracia.
«Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí». -Gálatas 2:20
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
Únete a la conversación