Día 31 | Éxodo 4 - 6
Antes de la liberación de Dios, la servidumbre de los hebreos se recrudece. Nunca es más oscura la noche que justo antes del amanecer. Igual sucede en ocasiones cuando enfrentamos aflicciones. Justo antes de ver la liberación de Dios sentimos que la situación se hace más insoportable. Esto le sucedió a los hebreos, pero Dios escuchó sus plegarias y no olvidó Su pacto. Envió a su siervo Moisés a sacarlos de Egipto, no sin antes agravarse su servidumbre y sentir la dura mano de los egipcios sobre ellos.
Aunque Dios se había revelado a Moisés como el Gran Yo Soy, Moisés le puso muchas excusas a Dios. Tenía mucho temor de fracasar. Pero cuando Dios levanta personas para darles una encomienda, Él las equipa para cumplir Sus propósitos. Cuando caminamos por vista vemos muchos obstáculos, pero cuando caminamos por fe sabemos que Dios es capaz de vencerlos. Cuando le damos …
Antes de la liberación de Dios, la servidumbre de los hebreos se recrudece. Nunca es más oscura la noche que justo antes del amanecer. Igual sucede en ocasiones cuando enfrentamos aflicciones. Justo antes de ver la liberación de Dios sentimos que la situación se hace más insoportable. Esto le sucedió a los hebreos, pero Dios escuchó sus plegarias y no olvidó Su pacto. Envió a su siervo Moisés a sacarlos de Egipto, no sin antes agravarse su servidumbre y sentir la dura mano de los egipcios sobre ellos.
Aunque Dios se había revelado a Moisés como el Gran Yo Soy, Moisés le puso muchas excusas a Dios. Tenía mucho temor de fracasar. Pero cuando Dios levanta personas para darles una encomienda, Él las equipa para cumplir Sus propósitos. Cuando caminamos por vista vemos muchos obstáculos, pero cuando caminamos por fe sabemos que Dios es capaz de vencerlos. Cuando le damos a Dios lo poco que tenemos, Él lo usa para Su gloria.
En la lectura de hoy vemos el inicio del enfrentamiento entre Moisés y Faraón, un rey pagano que no conoce a Dios. Ya Dios le había dicho a Moisés lo que debía esperar: el corazón del Faraón estaba en manos de Dios y sería endurecido. Todo esto sería para que el poder divino fuese demostrado en medio de Su pueblo y Su fama se diera a conocer.
Dice la Palabra en Proverbios 21:1: «Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; Él lo dirige donde le place».
Moisés dudó del «buen» plan de Dios al ver cómo aumentaba la aflicción del pueblo judío bajo el yugo egipcio, pero el Señor le recuerda Su promesa (6:1-8). Cuando el temor o la duda nos paraliza, el Señor nos recuerda quién Él es, aunque en ocasiones la aflicción nos desalienta al punto de no poder escucharlo. Esto le sucedió a los hijos de Israel (6:9). Sin embargo, la débil fe de los hebreos no cambió los planes y propósitos de Dios.
Para meditar:
- ¿Estás argumentando con Dios acerca de algo que debes hacer?
- ¿Estás dudando de Dios por alguna circunstancia en tu vida?
- ¿En qué momento de tu propia vida has dudado de las promesas de Dios debido a la circunstancia que estás atravesando?
- ¿Cómo te alienta saber que Dios es tu ayudador y que suple lo que necesitas?
- No permitas que los momentos difíciles te desalienten o te hagan sorda a la voz de Dios y a Sus promesas. Dios te recuerda hoy esta promesa que encontramos en Josué 1:5: «Así como estuve con Moisés, estaré contigo. No te dejaré ni te abandonaré».
«Los tomaré a ustedes por pueblo Mío, y Yo seré su Dios. Sabrán que Yo soy el Señor su Dios, que los sacó de debajo de las cargas de los egipcios». -Éxodo 6:7
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