Día 308 | Mateo 22; Marcos 12
Nuestros pasajes de hoy están enfocados en la última semana de la vida de Jesús, después de Su entrada triunfal en Jerusalén y antes de Su crucifixión. Estos capítulos nos narran varios encuentros, sobre todo, ante una audiencia de líderes espirituales de Israel quienes creían tener una relación con Dios basada en sus obras. Jesús confronta sus ideas y los lleva a ver el mandamiento más importante de la ley, el que resume todo lo enseñado por Moisés y los profetas, que eran todo lo que ellos conocían de las Escrituras:
«Y Él le contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”». -Mateo 22:37-39
Podemos ver el cumplimiento de esta verdad en nuestras vidas de manera …
Nuestros pasajes de hoy están enfocados en la última semana de la vida de Jesús, después de Su entrada triunfal en Jerusalén y antes de Su crucifixión. Estos capítulos nos narran varios encuentros, sobre todo, ante una audiencia de líderes espirituales de Israel quienes creían tener una relación con Dios basada en sus obras. Jesús confronta sus ideas y los lleva a ver el mandamiento más importante de la ley, el que resume todo lo enseñado por Moisés y los profetas, que eran todo lo que ellos conocían de las Escrituras:
«Y Él le contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”». -Mateo 22:37-39
Podemos ver el cumplimiento de esta verdad en nuestras vidas de manera práctica:
- Buscando a Dios primero antes que cualquier otra cosa terrenal, orando y obedeciendo Su Palabra. Es un llamado a vivir con una disposición de rendición de nuestra vida, planes y todo lo que atesoramos a Sus propósitos cuando Dios nos los muestre. Recuerda que la ley es como una nodriza que nos lleva a Cristo, por eso «el conocimiento de la ley nos lleva a la convicción de pecado, al arrepentimiento, al descubrimiento de nuestra necesidad de misericordia y a la comprensión del camino de la justificación por Cristo», dicho en palabras de Mathew Henry. Significa que no es a través de sacrificios o algo que hagamos que podemos encontrar esa relación con Dios, sino a través del arrepentimiento y la fe solo en Jesús.
¿Has experimentado que conocer Su Palabra te muestra la maldad de tu corazón y te muestra el pecado que hay en ti? Cuando lo vemos, nos causa un dolor enorme, pero la respuesta es correr a Cristo en confesión y pedir Su perdón y gracia. Robert Murray M’ Cheyene nos anima con esta frase: «Por cada mirada hacia mí y mi pecado, debo mirar diez veces a Cristo». Y así es, ¡que mirarlo sea la marca de tu caminar diario y del mío!
- Debo vivir mostrando compasión con las necesidades de aquellos que están a mi lado. El pasaje de Miqueas 6:8 nos recuerda que Dios quiere que amemos la misericordia, no solo que la hagamos.
- Me recuerda que debo perdonar las ofensas de otros como nos enseñó Jesús en el Sermón del Monte al enseñarnos a orar. Dios nos ha llamado al ministerio de la reconciliación como Él ha reconciliado el mundo consigo en Cristo. Nada que me haya hecho mi prójimo es mayor que mi pecado ante Dios; como he sido perdonada, así debo extender gracia y perdón a otros. Y para poder disfrutar del gozo y la comunión con nuestro Dios, debo tener un corazón que no guarde rencor hacia mi hermano o tener cuentas pendientes por resolver con otros. Dios no acepta la ofrenda de adoración de esta forma como nos enseña Mateo 18.
- Debemos vivir de forma que quienes nos vean puedan apreciar la fe que hay en nosotras, mostrando en nuestro diario vivir, el fruto del evangelio que nos ha transformado. Recuerda que estos encuentros fueron con líderes que querían atraparlo en Sus enseñanzas porque eran confrontados con la verdad. Dios está siempre más interesado en lo que somos, que en lo que hacemos. Nuestras obras son fruto de esa relación viva con Él, no las hacemos para tener relación con Dios. Cuando entendí esta verdad fue transformador en mi vida: lo más importante para Dios es que yo refleje esa intimidad con Él. Cada una de las obras son esas pisadas que ya Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas (Ef. 2:10).
La parábola de la fiesta de bodas es el llamamiento de Dios a la cena de la boda de Su Hijo. Pero aquellos que no vienen por la vía del arrepentimiento y la fe en Jesucristo, no son hallados vestidos en Su sola justicia. ¿Cómo puedes saber si estás vestido con el traje de boda? Esta es una maravillosa parábola que nos invita y recuerda que en Su amor, Cristo nos llama a una relación con Dios.
Entonces, ¿de quién es hijo el Cristo? Esta pregunta es crucial para esa fiesta de bodas. Cristo les preguntaba y les respondía con porciones del Antiguo Testamento, especialmente acerca de David para afirmarles que David, el gran rey, esperaba por Cristo (Mt. 22:44-45). Tengamos sumo cuidado en amar a Dios por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo, pero también recordemos que podemos amar si hemos sido amadas primero al reconocer quién es Cristo.
Para meditar:
Habla con Dios y lleva ante Él aquellas áreas que Él te está mostrando. Medita Su Palabra ante Su presencia. Quizás te ha mostrado que necesitas rendir algo en tu vida para poder disfrutar plenamente de una comunión con Él. O quizá necesitas confiar en que, por el sacrificio de Jesús, eres salva, es decir, no por obras que puedas hacer. Lleva tus cargas ante Aquel que conoce tu corazón y que anhela extender Su perdón.
«Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza». -Marcos 12:29-30
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