Día 305 | Mateo 20 - 21
Previo a la crucifixión de Cristo, Él seguía predicando sobre quién es Él y la salvación que ofrece a través de Él. A partir del capítulo 19 que vimos ayer, en el evangelio de Mateo vemos el ministerio de Jesús en Judea, Sus enseñanzas y milagros. Ayer leímos sobre los niños en el Reino, el discipulado y el servicio.
En estos capítulos, Dios se nos presenta como un Dios de gracia, que da como Él quiere y a quien Él desea dar, en Su respuesta a Santiago y Juan que desean una posición de honor al lado de Jesús, pero también veremos la autoridad de Jesús en Jerusalén a través de más parábolas.
En la parábola de los obreros de la viña, vemos cómo la gracia y bondad de Dios se manifiestan cuando todos los trabajadores reciben el mismo pago al final del día, sin importar las horas trabajadas, sin …
Previo a la crucifixión de Cristo, Él seguía predicando sobre quién es Él y la salvación que ofrece a través de Él. A partir del capítulo 19 que vimos ayer, en el evangelio de Mateo vemos el ministerio de Jesús en Judea, Sus enseñanzas y milagros. Ayer leímos sobre los niños en el Reino, el discipulado y el servicio.
En estos capítulos, Dios se nos presenta como un Dios de gracia, que da como Él quiere y a quien Él desea dar, en Su respuesta a Santiago y Juan que desean una posición de honor al lado de Jesús, pero también veremos la autoridad de Jesús en Jerusalén a través de más parábolas.
En la parábola de los obreros de la viña, vemos cómo la gracia y bondad de Dios se manifiestan cuando todos los trabajadores reciben el mismo pago al final del día, sin importar las horas trabajadas, sin tomar en cuenta lo que para los hombres era lo justo. Dios es representado por el dueño de esa viña, que generosamente paga de acuerdo a Su bondad y como Él quiere.
Recuerda que la gracia de Dios es recibir aquello que no merecemos, ser objeto de amor, bondad, cuidado, perdón y favor de Su parte, cuando merecemos exactamente todo lo contrario.
Vemos, además, que Jesús anuncia Su muerte, explicando que Su dolor y sufrimiento es para salvación de los hombres. La realidad es que la Biblia trata de la salvación de Dios por gracia y por medio de Cristo. Él nos salva de nuestros pecados, de ese corazón que demanda ser el centro y está lleno de pasiones desordenadas.
También nos encontramos con la petición de Juan y de Santiago, cuando expresan a Jesús su deseo de estar cada uno a Su lado en Su reino. Estos hombres eran parte de una familia que había caminado con Cristo durante casi tres años, viviendo juntos, compartiendo la vida y el ministerio. Pero ellos deseaban estar por encima de los demás en el día que Jesús estuviera reinando. Así también puede ser nuestro orgulloso corazón, que desea más nuestra gloria que la gloria de Dios, que desea más una posición que la que ya nos ha sido dada: hijas de Dios. Anhelo que Dios nos muestre estas cosas, amada hermana, para correr a Él pidiendo perdón, pues todo esto es gracia y misericordia.
Además, estos pasajes nos llevan a ver la necesidad de servir a los demás como Jesús nos lo modeló, pues siendo Dios, vino y se hizo un siervo por amor a nosotras. Debemos anhelar ser humildes, servir a otros y no desear ser servidas. Seamos intencionales y estemos listas para ver la necesidad de nuestra hermana; oremos, pero también obremos.
En el capítulo 21 aprendemos sobre la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Israel conocía la profecía de Zacarías 9:9 que Mateo cita en nuestros pasajes. Finalmente, después de un silencio de cuatrocientos años sin profecía de Dios, ellos estaban viendo a Jesús cumplir lo dicho por este profeta. El pueblo mismo era parte gozosa de esa celebración. Al menos, en ese momento, eso creían.
Mateo 21:5 dice: «Digan a la hija de Sión: “Mira, tu rey viene a ti, humilde y montado en un asna, y en un pollino, hijo de bestia de carga”».
La multitud expresó su alegría: «Y las multitudes que iban delante de Él y las que iban detrás, gritaban: “¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito aquel que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"».
El cumplimiento de la profecía de Zacarías, como todas las demás, nos asegura que Dios cumple todo lo que promete. Lo ha hecho en el pasado y lo hará con respecto a todo lo que vendrá. Por tanto, amada, confiemos y esperemos en Su Palabra. Sus promesas son el sí y amén, porque Jesús es la Palabra de Dios, tenemos la confianza de que lo que nos ha prometido será una realidad en Su tiempo perfecto.
Jesús nos enseña la importancia de la humildad en nuestras vidas. Él pudo venir como rey triunfante en un palacio, pero vino como un siervo humilde a modelar para nosotras la vida que nos llama a vivir. En especial, Él nos enseña sobre la actitud de nuestro corazón, porque en Su bondad Dios puede darte muchos bienes materiales, si así es Su voluntad y Su plan con tu vida, pero el corazón es lo más importante mostrando humildad en todos tus caminos.
Así, estos capítulos pueden resumirse en anhelar un corazón que camine cada día a ser como el de nuestro Señor, lleno de gracia, bondad y humildad.
Para meditar:
- ¿Qué revela tu corazón cuando quieres una posición más alta de la que Dios te ha dado?
- ¿Crees que tú debes recibir más que otros según tu justicia?
«Mi copa ciertamente beberán, pero el sentarse a Mi derecha y a Mi izquierda no es Mío el concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado por Mi Padre» -Mateo 20:23
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