Día 303 | Lucas 17:11-37; Lucas 18:1-14
Qué hermoso e impactante es ver cómo no importando la distancia, en este caso física, no importando lo grave, contaminante, deteriorante del padecimiento o de la enfermedad como la lepra, podemos clamar a Cristo y recibir salvación y libertad. ¡Él nos ve! Sus oídos están atentos a nuestro clamor.
Ahora, posiblemente Sus instrucciones y Sus palabras no sean lo que esperamos escuchar o recibir, sino que sean parecidas a las que Él les dijo a los diez leprosos.
Cuando Él los vio, les dijo: «Vayan y muéstrense a los sacerdotes» (Lucas 17:14).
Pero es Su Palabra la cual es viva, eficaz, inerrante, infalible, por medio de la cual fueron fundados los cielos y la tierra, todas las huestes de ellos, por el aliento de su boca. Sus pensamientos no se parecen en nada a los nuestros, pues, Sus caminos están muy por encima de lo que nos pudiéramos imaginar. …
Qué hermoso e impactante es ver cómo no importando la distancia, en este caso física, no importando lo grave, contaminante, deteriorante del padecimiento o de la enfermedad como la lepra, podemos clamar a Cristo y recibir salvación y libertad. ¡Él nos ve! Sus oídos están atentos a nuestro clamor.
Ahora, posiblemente Sus instrucciones y Sus palabras no sean lo que esperamos escuchar o recibir, sino que sean parecidas a las que Él les dijo a los diez leprosos.
Cuando Él los vio, les dijo: «Vayan y muéstrense a los sacerdotes» (Lucas 17:14).
Pero es Su Palabra la cual es viva, eficaz, inerrante, infalible, por medio de la cual fueron fundados los cielos y la tierra, todas las huestes de ellos, por el aliento de su boca. Sus pensamientos no se parecen en nada a los nuestros, pues, Sus caminos están muy por encima de lo que nos pudiéramos imaginar. Dios nos ayude a creer, a confiar, a obedecer, no a evaluar con nuestra lógica, pues es Su voluntad, es Su poder a través de Su Palabra lo que trae salvación y libertad a nuestras vidas, todo lo demás son simplementemedios de gracia.
Reflexionando sobre la actitud de los diez leprosos, me pregunto: ¿son las bendiciones de Dios un motivo para caer a sus pies en rendición, adoración y gratitud o un motivo para seguir viviendo la vida a nuestra manera ignorando al Dador?
Es bueno recordar que vivimos, respiramos, nos movemos, existimos, comemos, vemos, escuchamos, hablamos por la gracia, poder y voluntad del Creador, todo lo que somos y tenemos proviene del Padre de las luces; por lo tanto, existen y siempre existirán miles de razones para no solamente «dar gracias» sino para vivir una vida de eterna gratitud para con aquel que es Fiel y Verdadero por los siglos de los siglos.
Una vez más me impacta del trato de Cristo, es que conociendo la intención, el corazón de los fariseos, los cuales en su mayoría eran sus opositores más visibles e implacables; Él no ignora, sino que responde sus preguntas, es decir Él no hace acepción de personas, no menosprecia, sino que atiende, escucha, responde. Dios nos ayude a reflejar a Cristo de esta manera.
Y como parte de este cuidado y guía fiel nuestro buen Pastor, nos alerta sobre su segunda venida, para que estemos apercibidas, preparadas, para que no caigamos en trampas o engaños, no nos dejemos distraercon los compromisos, placeres y entretenimiento de este mundo descuidando nuestras almas, tal como dice Pablo en Hebreos 12:1: «Despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y sigamos corriendo con paciencia la carrera que tenemos por delante, puesto los ojos en Jesús, en lo eterno».
Nuestro Señor usaba con frecuencia parábolas para enseñar una realidad de la vida cotidiana con una verdad espiritual, y uno de los objetivos es llamar la atención acerca de una verdad específica o lección espiritual con palabras sencillas.
En esta ocasión Jesús nos llama a orar de manera perseverante, constante, sin desmayar, es decir, a no renunciar por agotamiento, por lo difícil de la situación, por el largo tiempo de la prueba, pues si un Juez injusto puede ser persuadido por pura perseverancia a hacer justicia a una viuda, cuanto más nuestro Dios hará justicia a Sus escogidos que claman a Él día y noche. Mis hermanas, no perdamos la esperanza, Dios está sentado en el trono y es el Juez justo, recto y compasivo, Él no ha desamparado a Su pueblo y nunca lo hará.
Evidentemente, los fariseos confiaban en sí mismos, en su justicia; las apariencias externas eran lo que más le preocupaban, camuflajeando así, su propia maldad, tapando sus pecados secretos con obras religiosas, ciertamente ajenos al mensaje central de la ley, al espíritu de la ley, pero Cristo nos muestra en esta otra parábola del fariseo y publicano, que la apariencia no disminuye nuestra culpa, sino que el ser humano debe humillarse, despojarse de sí mismo, de su justicia y de sus «buenas obras» para entonces ser justificado por la fe en la obra de Cristo solamente y por la gracia de Dios solamente.
Para meditar:
- ¿Estamos orando fielmente y esperando por Su segunda venida o nos estamos debilitando y desanimando?
- ¿Estamos confiando en nuestra obediencia y piedad para recibir favor de Dios o solo en Cristo?
- ¿Por qué las personas miran atrás, al mundo, aun después de que comienzan a seguir a Cristo? Recordar a la esposa de Lot nos apunta no recordar el pasado, por bueno que nosotras creamos que fue, nuestro llamado es ver hacia adelante a la meta que es Cristo. Te invito a que fijes tu mirada en Cristo, el autor y consumador de nuestra fe para perseverar cada día.
«Les digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?». -Lucas 18:8
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