Día 296 | Juan 7 - 8
Continuamos con el evangelio de Juan en el que Cristo, que con frecuencia estaba rodeado de muchas personas, fue sometido a mucha presión y demandas. Sin embargo, Él no se dejó guiar en ningún momento por sus sentimientos o por el temor al hombre, sino por la guía del Espíritu de Dios, ya que vivía en estrecha comunión con Su Padre.
En este pasaje podemos ver cómo Cristo rechaza la invitación de sus hermanos de subir a Judea y darse a conocer, pues en Su interior sabía que ese no era el momento apropiado para hacerlo. Dios nos ayude a discernir, a ser prudentes y ser sensibles en todo momento a la guianza del Espíritu.
¿Estamos siendo guiadas por nuestras emociones o las impresiones de los demás o estamos aplicando el discernimiento espiritual a través de la Palabra?
Más adelante, vemos a Cristo subir al templo, y a pesar de …
Continuamos con el evangelio de Juan en el que Cristo, que con frecuencia estaba rodeado de muchas personas, fue sometido a mucha presión y demandas. Sin embargo, Él no se dejó guiar en ningún momento por sus sentimientos o por el temor al hombre, sino por la guía del Espíritu de Dios, ya que vivía en estrecha comunión con Su Padre.
En este pasaje podemos ver cómo Cristo rechaza la invitación de sus hermanos de subir a Judea y darse a conocer, pues en Su interior sabía que ese no era el momento apropiado para hacerlo. Dios nos ayude a discernir, a ser prudentes y ser sensibles en todo momento a la guianza del Espíritu.
¿Estamos siendo guiadas por nuestras emociones o las impresiones de los demás o estamos aplicando el discernimiento espiritual a través de la Palabra?
Más adelante, vemos a Cristo subir al templo, y a pesar de las diversas reacciones, lo vemos enseñar con firmeza y convicción, demostrando una vez más que Su identidad y aprobación venía de Su Padre y no de la aceptación de los hombres.
En este mundo, lo que somos y el mensaje del evangelio que damos al vivir vidas agradables a Dios, será rechazado, confrontado y cuestionado. Pero la verdad sigue siendo la verdad, porque es inmutable, no cambia. Cristo, desde los siglos hasta los siglos, ha sido, es y seguirá siendo el camino, la verdad y la vida.
Nosotras hemos sido llamadas a entregar el mensaje de las buenas nuevas independientemente de la recepción que tenga; tenemos la encomienda por parte de nuestro Señor de regar la semilla. Que no se turbe nuestro corazón ni tengamos miedo de las reacciones de este mundo, pues el único soberano y dueño de nuestras vidas es Dios, y Él tiene nuestras vidas y tiempos en Sus manos.
¿Proclamamos Su verdad en todo lugar confiando en Su soberanía y omnipotencia o callamos por temor a las represalias o reacción de los hombres?
Muchas de nosotras tememos «morir a destiempo», pero esto no es posible porque Dios «obra todas las cosas conforme al consejo de Su voluntad» (Ef. 1:11). Cristo lo expresó de esta manera: «¿No se venden dos pajarillos por una monedita? Y, sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra», hablando de la muerte, «sin permitirlo el Padre. Y hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Así que no teman; ustedes valen más que muchos pajarillos» (Mt. 10:29-31). El punto es que si el tiempo de la muerte de un pequeño pájaro es de importancia para Dios y Él lo determina, ¿cuánto más cierto es que Dios ha determinado el número de nuestros días con gran sabiduría y amor?
No temamos, confiemos en la soberanía, sabiduría y amor de nuestro Dios, pues Él cumplirá cada uno de Sus propósitos en nosotras. Enfoquémonos en aprovechar el tiempo, e invirtamos todo nuestro ser en cumplir con cada uno de los llamados que Dios nos ha hecho, tal como lo hizo Cristo.
Cuántas veces hemos intentado saciar nuestra sed de seguridad, de amor, de sentido, de identidad, de propósito, con agua estancada que se encuentra en las cisternas agrietadas de este mundo. Recurrimos a relaciones, medicamentos, entretenimientos, comida, compras, las cuales, ciertamente, en determinada situación, satisfacen necesidades físicas, pero jamás la espiritual.
En este día, Dios nos invita a saciar esta sed del alma solo en Él, en Su palabra, en una estrecha comunión con Él. Acércate y permanece a Sus pies, con tus oídos cerca de Su corazón, el cual podrás escuchar a través de Su palabra.
Tal como la mujer adúltera fue encontrada bebiendo el agua estancada de la cisterna agrietada de una relación prohibida, de la misma manera tú estás siendo atraída a Cristo a través de este devocional para perdonarte, restaurarte y alimentar verdaderamente tu alma.
Dios no solo nos invita a tener un encuentro con Él, sino a seguirle permanentemente, tal como hicieron Sus discípulos, a caminar con Él con corazones sinceros, confiados, rendidos permitiendo que cada una de Sus palabras vaya desplazando todas nuestras dudas, incredulidades y cada uno de nuestros ídolos. Entonces, y solo entonces, Él nos hará libres.
Leyendo estos últimos versículos donde los judíos cuestionan a Cristo acerca de Su identidad y autoridad tan abiertamente, y de manera tan irrespetuosa, dice Juan La 8:53: «¿Eres Tú acaso mayor que nuestro padre Abraham que murió? Los profetas también murieron; ¿quién crees que eres?».
Esto trae a mi corazón cuando yo, de la misma forma, con mis preocupaciones y falta de fe, muestro la misma actitud a mi Señor cuestionando Su poder, Su soberanía y Su señorío. Sin embargo, ¡ciertamente sí! «SÍ» en mayúscula, Cristo es mayor que el padre Abraham porque Él es Dios. ¡Y sí!, Jesús es mayor que todas nuestras preocupaciones, temores, y limitaciones! Él es el Gran Yo Soy, el Dios de dioses, Señor de señores, Rey de reyes, el Único y verdadero Dios.
Para meditar:
- El peor de los pecadores tiene acceso a la salvación si viene a Cristo en humildad y necesidad. ¿Cómo viniste a Él? ¿Cómo hoy recuerdas de dónde Él te sacó y la gracia que hoy te sostiene?
- ¿Por qué Cristo no habló igual a los religiosos que a la mujer sorprendida en adulterio? ¿Qué puedes aprender de esto?
- No hay mayor consuelo en esta vida que la promesa de Cristo que el que guarda Su Palabra, nunca verá muerte ni sufrirá muerte. ¿Cómo esta promesa real para ti te ayuda a enfrentar las dificultades diarias?
«Entonces Jesús les habló otra vez, diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”». - Juan 8:12
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