Día 288 | Mateo 8:14–34, Marcos 4–5
Evangelios sinópticos
¿Habías escuchado antes, que los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, son conocidos como los «evangelios sinópticos»? Sinópticos viene de la palabra sinopsis, lo cual, según la RAE, significa una disposición gráfica que muestra o representa cosas relacionadas entre sí, facilitando su visión conjunta. En palabras sencillas, podríamos decir que estos tres primeros evangelios fueron escritos por sus respectivos tres autores bajo el mismo punto de vista.
Me vino esto a la mente, debido a que los relatos en los pasajes asignados para el día de hoy, son en su mayoría, los mismos relatos que leímos en nuestra lectura de ayer, solo que con algunos cambios narrativos. Esto es parte del hecho de que los evangelios sean sinópticos, notaremos cambios narrativos, vemos diferente orden entre los acontecimientos relatados y también diferencias en los detalles mencionados.
Esto puede traer algo de confusión a muchas personas; sin embargo, recuerda que …
Evangelios sinópticos
¿Habías escuchado antes, que los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, son conocidos como los «evangelios sinópticos»? Sinópticos viene de la palabra sinopsis, lo cual, según la RAE, significa una disposición gráfica que muestra o representa cosas relacionadas entre sí, facilitando su visión conjunta. En palabras sencillas, podríamos decir que estos tres primeros evangelios fueron escritos por sus respectivos tres autores bajo el mismo punto de vista.
Me vino esto a la mente, debido a que los relatos en los pasajes asignados para el día de hoy, son en su mayoría, los mismos relatos que leímos en nuestra lectura de ayer, solo que con algunos cambios narrativos. Esto es parte del hecho de que los evangelios sean sinópticos, notaremos cambios narrativos, vemos diferente orden entre los acontecimientos relatados y también diferencias en los detalles mencionados.
Esto puede traer algo de confusión a muchas personas; sin embargo, recuerda que los autores al escribirlos no pretendían escribir una bibliografía exacta, su intención era dejar a la iglesia los relatos del ministerio de Jesús cada uno bajo un punto de vista específico y estudiar estos tres evangelios nos dejan ver el testimonio de los evangelistas. Por otro lado, es bueno también tener en mente las palabras de Pablo a Timoteo: «Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra». Gracias a Dios por Su Palabra y Su Espíritu Santo obrando en ella.
Ahora meditemos en algunos de los relatos que leímos hoy. Nuevamente, veremos el poder que Cristo tiene sobre enfermedades, sobre fenómenos naturales y sobre los demonios.
Lo que demanda el discipulado
Mientras el ministerio de Jesús crecía y se divulgaba por las ciudades, hubo algunos que quisieron unirse a sus seguidores. Antes de que lo hicieran, Jesús quería dejar claro, a dos de ellos, que ser sus discípulos conllevaba demandas.
Uno de ellos se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas», a lo que Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza».
Jesús, es el Hijo de Dios, por ello, Él tenía todo el derecho a los beneficios del Reino; sin embargo, «no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Fil. 2:6–8). No buscaba lujos ni para el lugar en el cual iba a dormir, y dejaba esto claro para quienes lo querían seguir.
¿Has escuchado de personas que vienen a Cristo creyendo que su vida va a mejorar en todos los aspectos (familiarmente, emocionalmente, económicamente, etc.), pero sin buscar una transformación personal? Sin duda muchos se han acercado a la iglesia cristiana evangélica creyendo que sus problemas serán resueltos y sus deudas económicas saldadas. Tristemente, luego se dan cuenta de que su vida no está mejorando como ellos esperaban, creen que la iglesia es un fracaso, al punto de pensar que seguir a Cristo no vale la pena. Su concepto sobre el evangelio es errado.
Estas no eran las expectativas con las que los discípulos de Cristo debían seguirle y Él quería dejar eso en claro aun antes de que le siguieran. Tan alto era el llamado que a otro de ellos que le dijo: «Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre», Jesús le respondió: «Ven tras Mí, y deja que los muertos entierren a sus muertos» (Ver también Mt. 19:29, Lc. 14:26-33). El Señor nos ayude y su Espíritu Santo nos impulse a tomar nuestra cruz y seguirle como respuesta al amor que Él ha manifestado para con nosotras.
Jesús calma la tempestad (Mateo 8:23–27, Marcos 4:35–41)
Imagínate la escena… Te subes a una barca, no a un sofisticado crucero, sino a una barca, y mientras estás tratando de pasar al otro lado del mar se desata una tormenta. No es una lluvia ligera, es una tormenta tal que la barca comienza a llenarse de agua. ¿Y ahora qué? Qué haces en estos momentos, ¿te lanzas al mar o te quedas ahí? ¿Qué es mejor?
Los discípulos de Jesús pasaron por esto, lo reconfortante en su caso es que ellos tenían a Jesús en su barca. Aun así, su reacción no fue la mejor. Resulta que Jesús estaba durmiendo en la parte trasera del barco cuando la tormenta ocurría, así que cuando los discípulos vieron que la tormenta arreciaba fueron a despertarlo y lo primero que Jesús escuchó de ellos fue: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Jesús entonces se levanta y ordena al viento y al mar que se calmen, después mira a los discípulos y les dice: «¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe?», y ante este acontecimiento, ellos se decían entre sí: «¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar le obedecen?». Y con esta pregunta final que se hacen los discípulos podemos destacar el punto de este pasaje; ellos habían compartido mucho tiempo con Jesús, habían visto milagros, le seguían y participaban de sus padecimientos, pero aún no lo conocían; ellos seguían sorprendiéndose y preguntándose ¿quién es Éste?
Hermana, a nosotras en este tiempo se nos ha dado la revelación completa de la Palabra de Dios y, por ello, sabemos y tenemos testimonio de quién es Jesús y cómo Él cuando fue crucificado y muerto, resucitó al tercer día. También la Palabra nos enseña que a todo aquel que ha confesado que Cristo es su Señor, tiene como promesa el sello de Su Espíritu Santo. Si has experimentado esto como verdad en tu vida, puedes estar confiada de que en medio de cualquier tormenta que atravieses, aunque tu Maestro parezca estar dormido, no lo está y ciertamente le importan tus circunstancias. Puedes confiar en que Él está bajo control.
Personas en diferentes circunstancias de rodillas al Señor (Marcos 5)
¿Notaste este detalle? El capítulo 5 de Marcos nos presenta a tres personas
- El endemoniado gadareno.
- Jairo, quien ruega a Jesús por su hija enferma.
- La mujer que tenía el flujo de sangre.
Estas tres personas se encontraban en diferentes circunstancias, pero en reconocimiento de quién era Jesús, las tres personas se postraron delante de Él (vuelve a leer los versículos 6, 22–23 y 33). Es importante notar el tipo de personas que le buscaron porque vemos que no le siguen necesariamente personas importantes o de renombre, sino aquellos que lo necesitaban.
Este es el mensaje del evangelio. Nosotras, sin Cristo, estamos ciegas espiritualmente, andamos por caminos desviados que nos llevan a la perdición. Pablo en Efesios 2 nos recuerda cuál es nuestra naturaleza sin Dios. Sin Cristo, vivimos en los deseos de nuestra carne y nuestros pensamientos, somos por naturaleza hijas de ira, estamos muertas en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1–5). Sin Dios somos parte de los pobres en espíritu, pues somos ciegas ante la realidad del sacrificio de Cristo. Más Cristo ha venido para darnos vida y vida en abundancia.
Ven, postrémonos delante de Él en adoración, pues Él es digno.
Para meditar:
- ¿A qué te estás aferrando hoy que te impide ser una fiel seguidora de Cristo?
- ¿Qué circunstancia estás atravesando actualmente la cual el Señor está usando como un medio para aumentar tu fe?
Recursos adicionales:
- En el libro de Mateo encontrarás en muchas ocasiones que Jesús se refería a Sí mismo como «el Hijo del hombre», ¿te has preguntado por qué se llama así? Nancy indaga sobre lo que este Nombre de Jesús significa en un episodio de la serie «La maravilla de Su nombre». ¡Te invito a escuchar este programa!
- Puedes leer una reflexión sobre la parábola de la semilla de mostaza aquí.
«Y al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; y expulsó a los espíritus con Su palabra, y sanó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo que fue dicho por medio del profeta Isaías cuando dijo: “Él tomó nuestras flaquezas y llevó nuestras enfermedades”». –Mateo 8:16–17
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