Día 283 | Mateo 5–7
La porción del día de hoy corresponde al conocido «Sermón del Monte». Son 3 capítulos llenos de enseñanzas y sabiduría. Es muchísimo lo que podemos aprender, pero te compartiré a continuación algunas reflexiones. ¡Compártenos las tuyas en los comentarios de esta publicación o en nuestras redes sociales!
En estos 3 capítulos noto un enfoque particular que Cristo está impartiendo con cada enseñanza, Él apunta al corazón. Como seres humanos puede resultarnos muy sencillo, y de hecho, podemos llegar a preferir seguir una lista de reglas que debemos y no debemos hacer, convirtiéndonos así en personas moralistas que hacen todo lo que se les dice externamente. Esto siempre ha sido muy común; sin embargo, Cristo enseña que aún más que obedecer las reglas y normas, está la actitud de nuestro corazón.
Veamos juntas algunos puntos que quiero resaltar de la lectura de hoy:
Jesús es el cumplimiento de la ley en …
La porción del día de hoy corresponde al conocido «Sermón del Monte». Son 3 capítulos llenos de enseñanzas y sabiduría. Es muchísimo lo que podemos aprender, pero te compartiré a continuación algunas reflexiones. ¡Compártenos las tuyas en los comentarios de esta publicación o en nuestras redes sociales!
En estos 3 capítulos noto un enfoque particular que Cristo está impartiendo con cada enseñanza, Él apunta al corazón. Como seres humanos puede resultarnos muy sencillo, y de hecho, podemos llegar a preferir seguir una lista de reglas que debemos y no debemos hacer, convirtiéndonos así en personas moralistas que hacen todo lo que se les dice externamente. Esto siempre ha sido muy común; sin embargo, Cristo enseña que aún más que obedecer las reglas y normas, está la actitud de nuestro corazón.
Veamos juntas algunos puntos que quiero resaltar de la lectura de hoy:
Jesús es el cumplimiento de la ley en Mateo 5:17-20
De esta porción quiero resaltar lo que dice el versículo 17:
«No piensen que he venido para poner fin a la ley o a los profetas;
no he venido para poner fin, sino para cumplir».
Me encanta que Cristo mencione esta hermosa realidad. No sabemos lo que pensaba la multitud que lo escuchaba mientras hablaba, pero sabemos que el Señor conoce lo que hay en el corazón del hombre (Jn. 2:25). Quizá había alguna persona que se cuestionaba el porqué Jesús hablaba como hablaba. Y entonces aclaró que no había venido para poner fin a la ley y los profetas, antes bien vino para cumplirla. Cristo obedeció la ley de Moisés plenamente y reveló el verdadero sentido y espíritu de Sus preceptos.
El pueblo de Israel, por más que se esforzaba, no era capaz de cumplir con la ley que se les había dado, al igual que nosotras, no podemos cumplir la Palabra de Dios en nuestras fuerzas ni externamente, obedecemos por amor a Dios (Jn. 14:15) y en el poder del Espíritu Santo.
Ustedes han oído… pero yo les digo
Una frase repetitiva que leemos en el resto del capítulo 5 que Cristo decía es: «ustedes han oído...», seguido de eso citaba el Antiguo Testamento, particularmente la Ley, y después decía «... pero yo les digo».
En esta porción es donde más veo que Jesús se enfoca en hablarles de la actitud de sus corazones; del corazón de la ley y no la ley en sí misma. Tomemos de ejemplo Mateo 5:21-25.
«Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: “No matarás” y: “Cualquiera que cometa homicidio será culpable ante la corte”. Pero Yo les digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante la corte; y cualquiera que diga: “Insensato” a su hermano, será culpable ante la corte suprema; y cualquiera que diga: “Idiota”, será merecedor del infierno de fuego» (énfasis añadido).
Cristo les está recordando que ciertamente irá a juicio aquel que cometa homicidio. Esto me hace pensar que me hubiera sentido orgullosa entre la multitud por haber sido alguna de las que no han cometido homicidio, de ser una buena persona que no procura la muerte de nadie. Sin embargo, Cristo enseña el sentido de ese mandamiento: si en tu corazón te has enojado contra tu hermano, ya eres culpable de juicio.
Cristo hace esto mismo al hablar del adulterio; la ley dice: «no cometerás adulterio», pero el corazón de la ley te dice que «cuando miras a una mujer para codiciarla, ya adulteraste con ella en el corazón». Es importante notar que Cristo está enseñando que el hombre que es pecador, no solo peca; es pecador y por eso peca. La esperanza del evangelio que Cristo vino a enseñar y ejemplificar es: reconcíliate y mata el pecado que proviene desde lo más profundo de ti.
El orgullo en Mateo 6:1-18
En esta porción Jesús les está enseñando sobre la limosna, la oración, y el ayuno. Hay una frase que se repite en estas 3 enseñanzas, Él menciona: «... y tu Padre que está en lo secreto...».
Como aplicación de este pasaje, me refiero al pecado del orgullo, porque creo que muchas veces nos sentimos orgullosas de lo bueno que hacemos. Podemos llegar a enaltecernos de las ofrendas que damos o enaltecernos de las oraciones estructuradas que oramos, y quizá hasta desfiguran el rostro ante los hombres al momento de ayunar. Jesús dice que hagas estas cosas en secreto, para que tu Padre que te ve en lo secreto te recompense en público.
Sin embargo, estas cosas son para gloria del nombre de Dios. Aunque ciertamente podemos dar testimonio de las mismas, no hay razón para enaltecernos ni hacerlas para esperar la recompensa según nuestros deseos. El punto es que Dios conoce nuestras motivaciones y nosotras debemos discernirlas también para siempre apuntar a la gloria de Dios no a la nuestra. El salmista dijo:
«¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos». –Salmos 19:12
El dinero y nuestro afán en Mateo 6:19-34
Me llama mucho la atención cómo inicia esta porción en Mateo 6:19 y cómo finaliza el capítulo. Si tuviera que resumirlo lo pondría de esta manera:
- No hagas tesoros en esta tierra sino en el cielo.
- Pues no puedes tener como Señor a Dios y también al dinero.
- ¿Los dos puntos anteriores te preocupan? ¿Crees que te causará inestabilidad económica y no tendrás para comer o vestir? No debe ser así, pues si tu Padre celestial provee para las plantas y los animales, ¿cómo no va a proveer para ti?
Ciertamente tenemos un apego particular a las cosas terrenales, de alguna manera tener posesiones nos hace sentir estables; sin embargo, querida hermana, tu esperanza, gozo y deleite deben estar solo en el Señor, Él es un buen Padre que tiene cuidado de los Suyos. Busquemos primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas nos serán añadidas.
Cristianos en verdad en Mateo 7:13-28
La última porción del capítulo 7 para mí resulta en un llamado a ser intencionales en pedirle al Señor que nos mantenga firmes en Jesús, a caminar por la vida cristiana creyendo que, a pesar de las circunstancias, Él en misericordia y amor ha preparado ese camino para que andemos en Él.
Oremos: Señor, concédenos andar en tu verdad, que tu Espíritu guíe nuestro camino y así edifiquemos nuestra casa en la roca firme e inconmovible que es Cristo. Danos sabiduría para no ser sabias en nuestra propia opinión, sino temer a Dios y apartarnos del mal, pues sabemos que esto es medicina a nuestro cuerpo y refrigerio a nuestros huesos (Pr. 3:7-8). ¡Amén!
Para meditar:
- ¿Está siendo tu motivación al orar, ofrendar o ayunar, una motivación correcta? ¿Lo haces para ser vista por Dios o por los hombres?
- En el pasaje que leímos el día de hoy encontramos la oración del Padre Nuestro. Si quieres profundizar en este tema, te invito a escuchar esta serie de Aviva Nuestros Corazones: «El Padre Nuestro».
- ¿En qué área de tu caminar cristiano necesitas descansar en el Señor el día de hoy? ¿Debes entregarle tu familia, tu trabajo, tu futuro, tus hijos? Ora por esto.
«Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de Su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas». –Mateo 7:28–29
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